Albada

 A la mañana le da igual sobre qué amanece:
sobre riñas de grajos en árboles frondosos;
sobre ese dandi de los pantanos, el pato deslizándose
garboso entre los carrizos; sobre la zancuda
de blanca enagua que baila por la marisma;
sobre el ostrero de puntitas a la bajamar. 

Al sol le da igual sobre qué sale:
sobre ventanas que dan a plazuelas dieciochescas;
sobre enjambres de abejas bombardeando jardines suburbanos;
sobre parejas de jóvenes que bostezan al unísono antes de
hacerlo otra vez; sobre el rocío como sudor o lágrimas
en los lirios y las rosas; sobre tus hombros desnudos. 

Pero a nosotros no nos da igual que se acaben
las horas de la noche; que debamos conformarnos con los hechos
de hoy, inclinarnos y pegar de algún modo
los fragmentos insignificantes de nuestras vidas, para que
nuestros hijos puedan beber agua en tazones rotos,
no en el cuenco de las manos. No nos da para nada igual.

Nuala Ni Dhomhnaill



Dafne y Apolo

Cuando el archipoeta creó una obra para ti,
como sabueso que husmea infructuoso el rastro de una liebre,
tu estirpe se le entumeció en forma de pirueta de patinador,
arabesco en caja de música, ramita torcida.

Las venas de tu pie se esparcieron entre el barro,
una piel de encaje cubrió tu pecho, brotaron
hojas en las ramas de tu cabello, un torso
de madera te chupó los brazos y las piernas;

tu espíritu mortal flotaba allí donde relucía el árbol.

El inmortal trazó incluso la veta de tu tronco,
sintió tu pulso amedrentado entre las ramas templadas,
besó cada una de ellas como si fueran una de tus muñecas;
las manos de laurel que ensambladas coronaban
cabezas triunfantes celebraban su pasión....

Di sin más, por choteo, que le seguiste el juego
que las hojas de la puerta de tu corazón
se atestaron de par en par,
sin que sus esclusas bloquearan el asalto epifánico –
¿cuál hubiera sido el resultado?

No es que fuera un tipo de rompe y rasga,
sino el dios-sol derramando inspiración y gracia,
que alardeando de cuerpo a aquellas horas mañaneras
sería capaz de enardecer al viento de
la faz del mar. Cuando este arpista
tensa sus cuerdas, la culebra
se erige en muestra de atención; en este coro
matutino, el silencio se vierte como un cisne.

Nuala Ni Dhomhnaill
Traducido por Rosana Herrero a partir de la traducción al inglés de Medbh McGuckian




El asunto de la lengua

Deposito mi esperanza a bordo
de una barquichuela de palabras
igual que se deja una criatura sobre una cesta
entretejida
con hojas de lirio
reforzada en la base
con betún y pez

luego la dejo entre los juncos
sobre el angosto cauce que abre la banshee
a la orilla del río
mira a ver
por dónde la lleva la corriente,
Moisés, mira tú, invidente,
¿quién salvará a la Hija del faraón?

Nuala Ni Dhomhnaill
Traducido por Rosana Herrero a partir de la traducción al inglés de Medbh McGuckian


El peinado fiel de Marianne

Habiéndose lavado las manos de agua para siempre,
ya no pueden ni siquiera volver a ducharse.
Restriegan los recipientes de la casa
con un Fairy concentrado de ceniza y orina,
más una pizca de arena,
y ponen tanto ahínco
que convencen tanto o más
que los anuncios de la tele.

Se exfolian con esencia de rosas
y se frotan el cuero cabelludo con champú seco
para hombres de la marca Boots,
o con meros polvos de talco.

De ciento en viento,
cuando se humedecen el cabello,
lo hacen con agua tibia del grifo,
que debe ser aplicada antes del atardecer
por la siguiente razón de peso:

Hace algún tiempo, una vecina
estaba trillando lino junto con sus dos aprendizas,
a quienes sólo les permitía lavarse el cabello
una vez finalizado el turno de tarde.
La faena se alargó hasta bien entrada la noche,
y como no hubiere señal alguna de descanso,
una de las muchachas se metió un copo de ceniza en la boca,
la otra una brizna de broza.

En torno a la medianoche se oyó un golpe en la puerta,
Y una voz gritó: “¡Al infierno
el vientre de ceniza! Pero quédese
el vientre de brezo – y lárguese por la puerta
el vientre que esté vacío!”

La mujer de la casa y la cenicienta
se esfumaron,
quedando la muchacha de brezo
para contar el cuento:

el cual ha llegado hasta nuestros días
para sobresalto
de sirenas adolescentes.

Nuala Ni Dhomhnaill


El estuario del Shannon da la bienvenida al pez

El brinco del salmón
En la oscuridad –
Acero desnudo
Escudo de plata ;
Y yo dando la bienvenida, red –
Tendida y escurridiza
Llena de algas
De remolinos contenidos
De rabos de anguilas.

Es todo carne
Este pez
Apenas hueso
Menos vísceras
Veinte prietas libras
De músculo tenso
Esforzado
Hacia su nido entre pulcro musgo
Y yo canto una nana
A mi amor
Ola tras ola
Verso tras verso,
Mi fosforescencia, una sábana bajo él
Mi elegido, arrastrado de lejos.

Nuala Ni Dhomhnaill
Traducido por Rosana Herrero a partir de la traducción al inglés de Medbh McGuckian



La sirena en la sala de partos

Algo se removió dentro de ella
no el deslumbrante meteorito de su aleta
pero en el catre,
una hendidura de hielo larga como un cuerpo,
lánguida como los tentáculos de un alga roja,
fláccida como el cebo en un anzuelo.

“Dios mío, qué alaridos son estos –
como en la Noche de los Cuchillos Largos –
medio personal borracho como un tritón,
y el resto a lo sumo
poco de fiar.
No lo soporto más”.
Y agarró y dirigió sus patitas marinas
hacia la puerta.

Llegó la hora de la verdad
cuando se encontró a sí misma rodando por el suelo
y a ellas vivitas y coleando.
¿Estaban estas criaturas empalmadas a ella,
o era ella la que se había acoplado a ellas?
Tuvo que ser la enfermera
la que le puso al corriente
de la situación:
“Lo que tienes ahí, querida,
es una pierna,
son dos para colmo.
Pierna primera,
pierna segunda,
izquierda, derecha,
una delante y otra detrás”.
No es de extrañar
que en los largos meses que se sucedieron,
mientras se le aplanaba el empeine
hasta acabar pies planos,
que su encefalograma acabara también aplatanado.

Nuala Ni Dhomhnaill
Traducido por Rosana Herrero a partir de la traducción al inglés de Medbh McGuckian


Los habitantes marinos y la palabra escrita

Si bien sabían leer y escribir en su lengua de besugos
desde el primer día de su llegada,
y a sus crías se les enseñó a redactar
hasta el cierre de la escuela insular
por parte del Ministerio de Islas Desecadas
allá por los años 50 (según cuenta la historia,
por miedo a avalanchas),

nunca cogieron un bolígrafo
ni cultivaron la prosa autóctona;
nadie inventó historias ni ficciones
ni asumió el san benito de escritor.
Desdeñaron el bicho raro de la imprenta
y no supieron sacar provecho
de la existencia fabulosa y encantada
que una vez les perteneció.

“Cocina submarina”, “La isla embelesada”,
“Viejos cuentos del cajón de Davy Jones”,
“La ninfa de mar lo muestra todo”
son algunos de sus Premios Anti-Booker.
Por supuesto que se arrepienten de su pecado,
y muchos anhelan el paraíso,
pero tampoco es que se desborden
pues saben muy bien
que se trata
de un camino de sentido único,
y aunque son una especie en vías de extinción,
grandes y pequeños, no son capaces
de hacer una canción y bailarla
ni en prosa ni en verso:
dejan el honor
para los habitantes de las Blaskets.

Nuala Ni Dhomhnaill
Traducido por Rosana Herrero a partir de la traducción al inglés de Medbh McGuckian






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