“Cuando me voy de tu lado, mis pasos
son como los del prisionero a quien llevan al suplicio.
Al ir a ti, corro como la luna llena
cuando atraviesa los confines del cielo…”

Ibn Hazm



El Collar de la Paloma

"Te consagro un amor puro y sin mácula:
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño.
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú,
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos.
No quiero de ti otra cosa que amor;
fuera de él no pido nada.
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
Serán para mi como motas de polvo y los habitantes del país, insectos.
Mi amor por ti, que es eterno por su propia esencia,
ha llegado a su apogeo, y no puede ni menguar ni crecer.
No tiene más causa ni motivo que la voluntad de amar.
¡Dios me libre de que nadie le conozca otro!
Cuando vemos que una cosa tiene su causa en sí misma,
goza de una existencia que no se extingue jamás;
pero si la tiene en algo distinto,
cesará cuando cese la causa de que depende."

Ibn Hazm


“El primero que se pone en guardia contra el traidor es cabalmente aquel en cuyo favor cometió el traidor su traición.”

Ibn Hazm



“El primero que tiene en poco a la mujer adúltera es el que con ella cometió adulterio.”

Ibn Hazm


“El verde de las plantas tras una lluvia primaveral, las flores en el rocío, cuando las negras sombras de la noche se han retirado, el murmullo de un límpido arroyo corriendo entre prados en flor, la visión de un castillo blanco en medio de verdes jardines; todo eso puede ser maravilloso, pero no es nada comparado con la unión con una persona amada. Y ésta es tanto mejor, cuanto mayor es el tiempo que el uno ha rechazado al otro o ha estado separado de él, inflamando la pasión, encendiendo la llama del deseo y avivando el fuego de la esperanza... En verdad os digo que ni siquiera la lengua más locuaz puede describir la felicidad de la unión, y que la más elocuente de las descripciones queda muy por debajo de la realidad.”

Ibn Hazm
Poeta cordobés, 994-1064


“Feliz aquel que en las cosas de este mundo no se ve obligado por los azares de la vida a poner a prueba la lealtad de su prójimo.”

Ibn Hazm


"La fortaleza consiste en sacrificar la propia vida en defensa de la religión o de la familia, o del prójimo oprimido, o del débil que busca apoyo contra la injusticia de que es víctima o de la propia fortuna  del honor propio menoscabados inicuamente, o de cualquier otro derecho; y esto sean pocos los adversarios o sean muchos."

Ibn Hazm


Los caracteres y la conducta

Se me ha pedido una exposición exacta del amor y de sus especies.
El amor es, todo él, de un sólo género. Su descripción es ésta: el deseo de la cosa amada,
el disgusto que su aversión nos produce y el deseo que sentimos de que la cosa amada nos corresponda con amor. Si las gentes suponen que en el amor hay especies diferentes, es tan sólo por la razón de los fines de la voluntad, los cuales a su vez sólo difieren entre sí por razón de los objetos deseados, así como por la intensidad mayor o menor del deseo, o bien porque, al cesar una a spiración, el apetito se inclina en otro sentido.
Así, por ejemplo, existe en el hombre un amor por Dios, un amor de Dios, un amor de que se realicen algunas de sus aspiraciones; existe el amor del padre, el del hijo, el de la familia, el de los amigos, el amor al rey, el amor de la concubina, el del bienhechor, el amor de lo que esperamos, el amor de lo que con pasión apetecemos. Todos estos amores constituyen un solo género, diversificado en varias especies, como hemos dicho, según lo que esperamos poder conseguir del objeto amado.
A esto sólo obedece la diferencia entre los varios modos del amor. Nosotros hemos visto morir de pena al padre enamorado de su hijo, igual que al amante apasionado de su amada.
Y hemos oído referir de uno que, turbado por los encontrados afectos del temor y del amor divino, moría después de exhalar profundos suspiros. También observamos que el hombre siente celos de su rey y de su amigo, igual que de su manceba, o de su amada.
El ínfimo bien que el amante puede apetecer como objetivo de su amor es la buena estima o consideración a los ojos de su amado y el verse honrado por él. Esto ocurre siempre que el amante no juzga posible ni, por tanto,  apetecible para él, un bien mayor. Y este objetivo mínimo es, sin embargo, el colmo de las aspiraciones de los que aman a Dios.

Ibn Hazm


“No merece ser tratado como hombre el que no tiene religión.”

Ibn Hazm


¿No ves la candela? Recién encendida,
cuando empieza a lucir, la apaga un soplo.
Pero, cuando prenden en ella llama y fuego,
tu mismo soplo la aviva y la propaga.

Ibn Hazm



"Pastor soy de estrellas, como si tuviera a mi cargo
apacentar todos los astros fijos y planetas.
Las estrellas en la noche son el símbolo
de los fuegos de amor encendidos en la tiniebla de mi mente.
Parece que soy el guarda de este jardín verde oscuro del firmamento,
cuyas altas yerbas están bordadas de narcisos.
Si Tolomeo viviera, reconocería que soy
el más docto de los hombres en espiar el curso de los astros."

Ibn Hazm


Sobre la guarda del secreto

Los que no saben qué es amor me censuran porque te amo,
pero, a mi juicio, tanto me da el que te injuria como el que se calla.
Me dicen: —Has dejado a un lado todo disimulo,
aunque te mostrabas a las gentes celoso observante de la ley religiosa —.
Yo les digo: —Ocultar mi amor sería hipocresía pura,
y uno como yo detesta los hipócritas —.
¿Cuándo vedó Mahoma el amor?
¿Consta acaso su ilicitud en el claro texto revelado?
Mientras no cometa cosas prohibidas, por las cuales tema
llegar el día de la resurrección con la cara perpleja,
no hago caso, en materia de amor, de lo que digan los censores,
y, por vida mía, me es igual que hablen a gritos o en voz baja.
¿Es acaso responsable el hombre de algo que no haya elegido libremente?
¿Por ventura el que se calla será reprendido por las palabras que no profirió?
· · · · · · · · · ·
A juzgar por los tormentos de enfermedad que en él se ven,
si vive es porque la muerte le tiene compasión.
· · · · · · · · · ·
Las lágrimas del enamorado se derraman;
la reputación del enamorado se lastima.
Cuando el amado aparece, palpita su corazón
como una qata cogida en la red.
—Decid, amigos míos,
pues vuestra opinión es de seguro común:
¿Hasta cuándo ocultaré esto
de que no puedo desprenderme? —
· · · · · · · · · ·
Las gentes saben que soy un mancebo enamorado;
que estoy triste y afligido; pero ¿por quién?
Cuando ven cómo me hallo, se cercioran;
pero si indagan se pierden en conjeturas.
Mi amor es como un escrito cuyo trazo es firme,
pero que se resiste a la interpretación;
o como la voz de la paloma en el boscaje,
que repite su canción de rama en rama
y cuyo murmullo deleita nuestros oídos,
pero cuyo sentido es enigmático y oscuro.
Me dicen: —¡Por Dios! Dinos el nombre de aquel
cuyo amor alejó de ti el sueño tranquilo. —
Pero nunca. Antes de que logren lo que desean
habría de perder la razón y afrontaría cualquier desventura.
Siempre estarán en la desazón de la duda,
tomando la sospecha como certidumbre y la certidumbre como sospecha.
· · · · · · · · · ·
Tengo para el secreto un lugar tan recóndito, que, si entra en él vivo,
no puede caberle ninguna duda sobre su muerte.
Lo mato allí; pero esa muerte es la vida del secreto,
lo mismo que la tristeza es la alegría del enamorado.

Ibn Hazm



Sobre la muerte

"Si muero de amor, moriré mártir,
y si me das tu favor, viviré feliz.
Así nos lo han dicho gentes de fiar
y sinceras, libres de sospecha e impostura.

Quisiera saber si el vínculo de tu amor sigue
intacto para mí, sin desgastar,
y me parece que un día podré ver tu rostro
y hablar contigo a solas en Balat Mugit.
Si el deseo pudiera mover las casas,
el Balat iría a verte como pidiendo socorro.
Si los corazones pudiesen caminar,
el mío iría hacia ti a marchas forzadas.
Trátame como quieras, porque te amo
y no tengo otra conversación que hablar de ti.
Aunque lo olvides, guardo en lo más hondo del corazón
un pacto hecho contigo que no está roto.

Aunque te encubra el hueco de la tumba,
yo no puedo esconder mi amor por ti.
He ido a tu casa. movido de nostalgia,
después que el tiempo rodó y pasó sobre nosotros,
y al hallarla desierta y vacía,
mis ojos han vertido por ti amargo llanto. 

Ibn Hazm



Sobre las señales de amor

Tiene el amor señales que persigue el hombre avisado y que puede llegar a descubrir un observador inteligente.

Es la primera de todas, la insistencia de la mirada, porque es el ojo puerta abierta del alma, que deja ver sus interioridades, revela su intimidad y delata sus secretos. Así, verás que cuando mira el amante, no pestañea y que muda su mirada adonde el amado se muda, re retira adonde él se retira, y se inclina adonde él se inclina, como hace el camaleón con el sol…….. Otra señal es la sorpresa y ansiedad que se pintan en el rostro del amante cuando impensadamente ve a quien ama o éste aparece de súbito, así como el azoramiento que se apodera de él cuando ve a alguien que se parece a su amado, o cuando oye nombrar a éste de repente. Sobre esto he dicho en un poema:

Cuando mis ojos ve a alguien vestido de rojo,
mi corazón se rompe y desgarra de pena.
¡Es que ella con su mirada hiere y desangra a los hombres
y pienso que el vestido está empapado y empurpurado con esa sangre!

Otras señales e indicios de amor, patentes para el que tenga ojos en la cara, son: la animación excesiva y desmesurada; el estar muy juntos donde hay mucho espacio; el forcejear por cualquier cosa que haya cogido uno de los dos; el hacerse frecuentes guiños furtivos; la tendencia a apretarse el uno contra el otro; el cogerse intencionadamente la mano mientras hablan; el acariciarse los miembros visibles, donde sea hacedero, y el beber lo que quedó en el vaso del amado, escogiendo el lugar mismo donde posó sus labios…

Otras señales de amor son: la afición a la soledad; la preferencia por el retiro, y la extenuación del cuerpo, cuando no hay en él fiebre ni dolor que le impida ir de un lado para otro ni moverse. El modo de andar es un indicio que no miente y una prueba que no falla de la languidez latente en el alma.

El insomnio es otro de los accidentes de los amantes. Los poetas han sido profusos en describirlo; suelen decir que son los “apacentadores de estrellas”, y se lamentan de lo larga que es la noche. Acerca de este asunto yo he dicho, hablando de la guarda del secreto de amor y de cómo trasparece por ciertas señales:

Las nubes han tomado lecciones de mis ojos
y todo lo anegan en lluvia pertinaz,
que esta noche, por tu culpa, llora conmigo
y viene a distraerme en mi insomnio
. Si las tinieblas no hubieren de acabar
hasta que se cerraran mis párpados en el sueño,
no habría manera de llegar a ver el día,
y el desvelo aumentaría por instantes.
Los luceros, cuyo fulgor ocultan las nubes
a la mirada de los ojos humanos,
son como ese amor tuyo que encubro, delicia mía,
y que tampoco es visible más que en hipótesis…….

El llanto es otra señal de amor; pero en esto no todas las personas son iguales. Hay quien tiene prontas las lágrimas y caudalosas las pupilas: sus ojos le responden y su llanto se le presenta en cuanto quiere. Hay; en cambio, quien tiene los ojos secos y faltos de lágrimas.

Pero, con arreglo a la opinión general de las gentes de que el llanto es prueba de amor, tengo también una qasida que compuse antes de llegar a la pubertad y que comienza así:

Indicio del pesar son el fuego que abrasa el corazón
y las lágrimas que se derraman y corren por las mejillas,
aunque el amante cele el secreto de su pecho,
las lágrimas de sus ojos lo publican y lo declaran.
Cuando los párpados dejan fluir sus fuentes,
es que en el corazón hay un doloroso tormento de amor…...

Una vez, en Almería, estaba yo de visita sentado en corro, en la tienda de Ismail ib Yunus, el médico judío, que era ducho en el arte fisiognómica y muy perito en ella, cuando Muxahid Ibn Al Husayn Al Qaysi le dijo, señalando a un hombre, llamado Hatim Abu Al Baqa’, que pasaba frente a nosotros: “¿Qué dices de ese?” Ismail lo miró un momento y luego dijo: “Que es un enamorado” “Acertaste, dijo Muxahid; pero ¿cómo lo sabes?” “No más, contestó, que por la excesiva abstracción que lleva pintada en el semblante, para no hablar de sus otros ademanes. He deducido que se trata de un enamorado, sin que haya lugar a dudas.”.

Ibn Hazm


Te amo con un amor inalterable

"Te amo con un amor inalterable,
mientras tantos amores humanos no son más que espejismos.
Te consagro un amor puro y sin mácula:
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño.
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú,
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos.
No quiero de ti otra cosa que amor;
fuera de él no te pido nada.
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
serán para mí como motas de polvo y los habitantes del país, insectos."

Ibn Hazm









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