De profundis

Ten piedad de todo lo que se pierde
porque dicen que así fue escrito
y en la tumba se hace tierra
sin preguntar ¡porqué!

Ten de ellos piedad, tenla de mí,
de mí que busco respuestas
-con cariñoso corazón, oh Dios mío-
en aquellas cosas que no tienen sentido…

Apenas vislumbro algo que me guíe
de la oscuridad hacia la luz,
mi destino me arroja otra vez
a mi noche profunda y fría…

Ten piedad, Dios mío, de mi desesperanza,
ten piedad de la llama que en vano derramo,
-ten piedad de mí, el exasperado,
de vivir sin una meta, de vivir sin razón

Napoleón Lapathiotis


erotiko

Una pena, de verdad, pasar / de nuevo por el callejón del amor
Hasta que caiga la oscuridad / un día de muerte
Callejón profundo y triste / que recordaré por mucho tiempo
Como me cuesta en el corazón / volverlo a cruzar
Que así sea que mas dá.../ siempre busco el beso
Ultimo beso, primer beso / y con anhelo... cuanto...

Siempre buscando el beso
corazón mío
que me lo han prometido tantos
y aún no ha logarado nadie
a darmelo nunca

quizas algún día cuando desaparezca / volviendo en lo profundo del mar
y con la noche, en secreto / seremos de nuevo pareja
aquel beso no encontrado / que he anhelado mucho
como una antigua deuda suya / me lo vuelva a traer

Ερωτικό (del blog ΤΟ ΑΠΕΝΑΝΤΙ ΠΕΖΟΔΡΟΜΙΟ )
Κ αημός αλήθεια να περνώ / του έρωτα πάλι το στενό
Ώ σπου να πέσει σκοτεινιά / μια μέρα του θανάτου
Σ τενό βαθύ και θλιβερό / που το θυμάμαι για καιρό
T ι μου στοιχίζει στην καρδιά / το ξαναπέρασμά του
Α ς είναι ωστόσο, τι ωφελεί / γυρεύω πάντα το φιλί
Σ τερνό φιλί, πρώτο φιλί / και με λαχτάρα πόση

Napoleón Lapathiotis



Languer d´amour

¡Oh, besar tus labios,
tus purpúreos labios,
con tanta pasión y deseo,
hasta hacerlos sangrar!

¡Hacer sangrar tus labios!
Tejer mis manos alrededor de tu cuerpo
y en la profundidad oscurísima,
atraerte hacia mí en esas tinieblas…
Y tú, quejándote:
«¡Oh, mis labios no,
oh, no los hagas sangrar y sufrir,
qué te han hecho
basta, basta mi amor, ya no más!»

Y que pasen las noches,
los amaneceres, los años
y yo diciéndote:
«Todavía, mi amor,
no te gocé lo suficiente… todavía!»

Napoleón Lapathiotis



Sábados en la noche

Algo oprime mi pecho
que desea con vehemencia liberarse.
Cuando llega la noche
le dejo salir y va a encontrarse en las tinieblas,
y en las tabernas y garitos, con bonachones dulces mozos,
y con hombres….

Y a opacos jóvenes se entrega,
a los jóvenes lentos que desde el anochecer
hasta avanzada el alba andan solitarios,
y cantan y se divierten, borrachos en las calles,
con el corazón lleno de deseos….
con desesperadas canciones
de otro mundo llenas de pasión,
hasta apagarse extraño y manso el fondo….

Y cuando dan vuelta y se pierden
uno diría que su corazón se rompe,
mientras lloran y lloran sus anhelos
— y se van…
y escuchándolos divertirse en plena noche, lánguidos,
mis propios deseos corren en lo indecible,

y mi alma se llena de almas viejas,
antiguas, pálidas, muy tristes,
conocidas, que salen de las tumbas,
del más allá…

Napoleón Lapathiotis


Una canción lejana

Apenas se abrían los pétalos del alba,
una canción lejana, al fondo de la calle,
pasó lenta, como si no tocara la tierra,
a través de mi ventana.

Y apenas desperté de mi profundo sueño,
como encantado volví mi cabeza a los sonidos
y creí que era la voz de un niño perdido
que se acordaba otra vez de mí…

La oí apasionada caminar en la calle,
y cuando se perdió a lo lejos, mis párpados se cerraron
y mis ojos se llenaron de lágrimas
-acaso de alegría…

Napoleón Lapathiotis















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