Orfeo

En la luz frágil del crepúsculo
mueren las palmeras
de salitre y olvido.
Hay un batir de olas y tambores
en un acantilado que sin pena las acalla.
Las dulces voces de ayer
hoy suenan amargas.
Los dioses rotos
se deshacen en acanto
en susurros
en arena.
Inocencia y fervor
cabalgan sin ruido
en los sueños.

Ninguna espera alivia.
Nada muere y a la vez nace.

Sonetos de Orfeo
palinodia de Orfeo
búsqueda inútil
de Orfeo.
En su vía crucis sin fin
roquedales y espejismos.
Erecciones inútiles
ahogo y fervor
pánico y estremecimiento.
Láminas de titanio y luces fluorescentes.

Queda la fortuna y el único consuelo
que ofrece:

la tonta sonrisa de la primera mujer
que pasa.

Carlos Jiménez









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