"Si alguna divinidad nos ofreciera a nosotros, seres humanos, suprimir definitivamente de nuestra vida todos los sufrimientos y también lo que los ocasiona, seguramente caeríamos, de entrada, en la gran tentación de aceptar dicha propuesta. Cuando nos sentimos agobiados por el trabajo arduo y la miseria, cuando el dolor nos consume, cuando la angustia nos oprime el corazón, sentimos que no hay nada mejor que vivir sin trabajar, en la tranquilidad, la holgura, la abundancia y la paz. Pero yo pienso que una vez que hubiéramos probado una vida así, no tardaríamos en pedirle a la divinidad que nos devolviera nuestra vida anterior, esa vida de dificultades, penurias, miserias y aprensiones. La vida, exenta de penurias y miedos, pronto nos parecería no sólo aburrida, sino insufrible. Ya que junto con las causas de nuestras aflicciones, también desaparecerían de nuestra vida todos los peligros y los obstáculos y los contratiempos, y con ellos la tensión de nuestras fuerzas, y nuestro celo y la excitación que causa el riesgo, y la tensión en la lucha, y la exultación del triunfo. Sólo quedaría el cumplimiento sin trabas del objetivo, el éxito sin obstáculos. Pronto nos hartaríamos de ello como de un juego en el que de antemano sabemos que vamos a ganar."

Friedrich Paulsen

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