8-

dónde están las cosas olvidadas. mis partes
corporales funcan bien. no responden
de inmediato. como si hubiese llegado
demasiado tarde a la escena de una colisión.
alojan a un ser humano que sabe quién
es y de donde proviene su foja de servicios.
y el amable interés por los libros y desayunar
comida basura. esperaría que ese fuese
el principio de algo. con tal que supla
algo rante. la luz abandona el día,
su propia voz y el viento en los árboles.
ya está escrito en el cuaderno. e incluye
la palabra que más codiciaste. ahora
que lo escribo, tengo una segunda
oportunidad. lluvia, perfumada lluvia,
tan sin conjunción posible.

Alberto Cisnero



10-

me canto a mí mismo. a lo que tengo de débil
e inadaptado. es el cruce de los caminos, chicos.
en mi propio beneficio y para el lucro de cualquier
otro. es mejor guardar el debido silencio
cuando entra a fallar una gracia. con frecuencia
podés conseguirte otra. somos de la vieja estirpe,
de la más dura alevosía. si algunos de nosotros,
alcohólicos y penitentes, cae enfermo o tiene
problemas, podemos llamarnos. desde nuestros
corazones siempre nos estamos diciendo
bienvenido a casa, estuve lejos demasiado
tiempo pero regresé vivo. somos autores
de los hechos sin ser sus cómplices.
acá se paga en la puerta de salida.

Alberto Cisnero


24-

podés intentarlo en tu casa, a solas, con
materiales fáciles de conseguir. luce el sol,
el mar está en calma, mas nunca regresarás.
algunos incautos escriben por jobi, para escapar
de la calamidad o del inocente aflictivo parloteo,
dejan volar la fantasía, se atienen a un trabajo
lejano y absorbente. la calidad de lo producido
no necesariamente guarda relación
con sus efectos terapéuticos. a mí me rechazaron
las mejores editoriales. soy viejo y las diversiones
juveniles han perdido para mí su antiguo encanto.
un alegre rondador, un taciturno desesperado,
el único corresponsal cercano y querido
en el mundo, me dedica cumplidos pasados
de moda. la firma, que cualquiera sospecharía
ficticia, es mi verdadero nombre. florece y se
marchita a su alrededor. perdón si te confié algo

Alberto Cisnero



33-

todo ya fue escrito hace mucho tiempo.
los insectos estivales chocaban contra
la lámpara. ahora lo único que te resta es exponer
material de desecho, reiterar la sencilla crónica
de su pasado, los atributos externos
con los números pegados en ellos para los salones
de subasta. y que sea incompleto o repelente
en la vetustez de su tema. estuviste ausente
y encontrás de pronto las puertas cerradas
y las ventanas a oscuras. y tras el frescor de ese
primer cortejo, devuelto a su sentido prístino
el impulso de ponerle un fin iracundo, resolvés
escribir otro poema (cedido, propio, hurtado),
no importa sobre qué. extendés la mano y te decís
adiós con escénica rapidez, sorprendido sin una
opinión sobre los detalles faltantes, sin ocultarte,
permaneciendo en un rincón.

Alberto Cisnero


Escribir

Escribir o pasear por el camposanto,
de acuerdo, es estar solo para
siempre, no hallar más a donde volver,
aunque me expida a usted, padre,
como a una lluvia cercanísima,
o que yo implique la única sílaba
por la cual sacar el facón; lo cite.

Alberto Cisnero


Idilio muerto

Qué estará haciendo esta hora
mi andina y dulce Rita de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mí.

Dónde estarán sus manos que en actitud contrita
planchaban en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir.

Qué será de su falda de franela; de sus
afanes; de su andar;
de su sabor a cañas de mayo del lugar.

Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: "¡Qué frío hay... Jesús!"
y llorará en las tejas un pájaro salvaje.

Alberto Cisnero





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