a Tommaso

Más allá del vidrio no se ve el cuerpo
como la mano perdida en el reflejo

del abismo que dando proporción deforma;
hasta los ojos vaciados rompen

en la mirada que divide materia y nada
mientras une el espacio en la intuición

la armonía de un perfil apagado en el vacío
en el corte neto que une luz y sombra.



Agua inexistente

Si te protegí
todos estos inviernos,
es porque creo en
la tormenta. Y si creo
en algo frío, en algo blanco,
es porque vivo el hielo
del amor prohibido. Porque
se prohíbe el sentimiento
natural a los hombres,
como el del mono
por su mamá rama.
Y no es nada raro
para mí, ahora,
protegerte, lluvia llama
que jamás bajara del cielo,
río triste, mientras apagas
la montaña, convirtiendo
en mi sed un agua
inexistente.

Antonio Bux


Brazos de dios

Tengo ganas de comer piedras,
y de levantar una tumba
de palabras enojadas. Porque
estoy enojado con los brazos
de Dios, no saben proteger
la sombra suspendida,
el vacío manantial;
yo no tengo agua para siempre,
mi boca no se parece a Dios,
madre mía, ya estoy cerca
de su campo.

Antonio Bux



Hace mucho tiempo

Hace mucho tiempo que no escribo una poesía.
Hace mucho tiempo que no desaparezco en una poesía.
Ahora desaparezco, y os escribo una poesía. Aunque
hace mucho tiempo y la verdad no recuerdo muy bien
como se escriba una poesía, pero si desaparezco
es toda para vosotros, una poesía que no sé escribir,
la más bonita poesía que podéis imaginar,
para vosotros que sabéis leer todas las coordenadas
que prueben a imaginarla porque yo no sé escribirla,
imagináis aquella poesía que no hay y sin embargo puede desplazar
las muñecas y las articulaciones de vuestro cerebro, aquel tipo de poesía
que hay y no hay y aunque desaparezca te la encuentras por delante
cada puto día cuando no te das cuentas de que estás para despertarte
y ya estás despierto y toma, la poesía más bonita del mundo
escrita sobre tu frente, incluso si no te gusta la poesía
te la sientes en las tripas continuar tu fantasma escondido,
tu novela de doce dígitos, que nunca será como
esta poesía, no, la novela es un aliento largo
aunque de doce dígitos, pero tiene una moral exacta sobre el punto mientras la poesía vive con el corazón en la garganta, y es ahí que te borra.
Ahora os escribo una poesía. Una poesía de esas fuertes y claras.
Os estoy escribiéndola, de verdad. Aunque no es fácil borrar
poesías. Y ya hace mucho que no consigo vivir.

Antonio Bux



La isla de vidrio

Creo en una isla
de vidrio, en una fauna
precedente. De infancia no muere
nadie. ¿Viste alguna vez
el sol batir
sobre el instante? Ya nace
caído, como demasiado
reluciente. Se conocen así
pueblos sometidos, bajo la manta
tienen manos espléndidamente rugosas
y joyas secas. Si te sobra tiempo ve
hacia su hambre.
Si te sobra conocimiento, vuélvete
ese fósil. Precede.
Porque se muere a menudo
de sueños en los márgenes.
A través de los desmontes africanos
de una cierta África perlada,
o en la prohibida estepa siberiana
donde se acoplan los trenes fantasmas,
o entre los escombros vivientes de las tundras
esquimales. Envueltas en el blanco, verás
flores de yeso, y un frío distinto
oprimirá las eras. Como no llegando,
te entrarán desde todas partes.
Estos nuevos tú de tormenta
con el furor de un primer aislamiento.

Te faltará el cielo de Golconda.

Antonio Bux



Ningún poder

No tenéis ningún poder. Más allá de la mirada,
no tenéis ningún poder. Hay un muro blanco
al lado que espera, espera a todos y no crece
pero no muere, y es igual para todos, es distancia
de cada uno, por un tiempo. Pues, contra ese muro,
tú no tienes ningún poder. Sólo parece temerle a la mirada
tu muro, sólo parece temerle a tu reflejo mientras
te mueve en silencio. Y, sin embargo, tú no tienes
ningún poder. Sólo eres tu muro distante.
Pero nadie tiene su poder, más que tú si sabes
de ser muro, más allá de tu mirada nadie
parece saber quien es, sin superar el poder del
muro en cada espíritu solo. Eso es el verdadero poder.

Antonio Bux













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