Adiós

El chico que baja, al mar,
el chico que sube, a la montaña.

El barco al puerto,
el puerto al barco.

El sonido de la campana a la campana,
el humo a la ciudad.

La ciudad al mediodía,
el sol del atardecer al cielo.

Yo también lo haré,
adiós diré.

A mi yo de hoy,
adiós le diré.

Kaneko Misuzu


Amar todo

Desearía poder amarlos,
a cualquier cosa y a todo.

Cebollas, tomates y pescados,
desearía poder amarlos a todos.

Guarniciones y todo.
Porque mamá los hizo.

Desearía poder amarlos,
a cualquiera y a todos.

Doctores y cuervos,
desearía poder amarlos a todos.

Todo en todo el mundo,
porque Dios los hizo.

Kaneko Misuzu


Cuando estoy triste

Cuando me siento sola,
las otras personas no lo saben.

Cuando me siento sola,
mis amigos se ríen.

Cuando me siento sola,
mi mamá es amable.

Cuando me siento sola,
Buda se siente solo.

Kaneko Misuzu


Eres un eco

Si digo, “¿Vamos a jugar?”
tú dices, “¡Vamos a jugar!”

Si digo, “¡Estúpido!”
tú dices, “¡Estúpido!”

Si digo, “No quiero jugar más”,
tú dices, “No quiero jugar más.”

Y luego, después de un tiempo,
volverme solitaria

Digo “Lo siento”.
tú dices: “Lo siento”.

¿Eres sólo un eco?
No, tú eres todos

Kaneko Misuzu


¡Gran pesca!

Al amanecer, glorioso amanecer
¡Hay una gran pesca!
¡Una gran pesca de sardinas!

En la playa, es como un festival
pero en el mar, celebrarán
funerales
para las decenas de miles de muertos.

Kaneko Misuzu



La abeja y Dios

La abeja dentro de la flor,
la flor dentro del jardín,
el jardín dentro del muro,
el muro dentro del pueblo,
el pueblo dentro de Japón,
Japón dentro del mundo,
el mundo dentro de Dios.

Y Dios…
dentro de una pequeña abeja.

Kaneko Misuzu


Las almas de las flores

Las almas de las flores caídas,
en el jardín de Buda,
volverán todas a nacer.

Porque las flores son amables,
cuando el sol las llama,
se abren rápidamente y sonríen,
y les dan a las mariposas dulce miel,
y a las personas, aroma.

Cuando el viento viene y las llama,
por supuesto lo siguen dócilmente,
aunque sean despojos, se convierten
en comida para jugar a las tacitas.

Kaneko Misuzu














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