Adiós eterno

No hay camino de vuelta,
se va, y no se vuelve nunca.
Cuantos más años pasen,
el muerto estará más lejos.
No hay ningún camino.
¿A dónde ir a buscarlo?
Los árboles del patio
se deshojan,
las yerbas sobre la tumba
cada día son más ásperas,
Más ásperas.

Lu Ki


Canción

Un viento suave corre el bosque, soplando tenuemente;
las ramas, alargando sus hojas, crean la sombra;
zurean las torcazas, baten alas, se buscan;
a lo lejos, las oropéndolas chillan.
Yo pienso que el tiempo huye y mi corazón se quiebra.
Los soles y las lunas se suceden sin pausa,
toda distancia en un instante se recorre.
Poco a poco los mortales desaparecen;
su brillo es un fulgor, se van y no regresan.
Mi pensamiento sufre sin poder desatarse.

Antes yo era joven, despreocupado, y me asombraba
ver a los hombres apresurarse a gozar los menores momentos.
Me preguntaba: ¿Por qué tan apresurados, qué buscan?
Ahora se que la razón les acompañaba.
Una vez viejos, la edad viril se extingue.

Después de la elevación, es necesaria la caída.
La noche es oscura y sin límites.
¿Cómo no apresurarnos cuando aún tenemos tiempo?
¿Un poco de alegría antes de reposar eternamente?
¿A quién legaríamos los amores que aún no hemos agotado?
El hombre que vive en el mundo busca la calma;
cuando la consigue se alegra.
Pero los caminos del mundo son innumerables y extensos;
las penas se cruzan, los dolores se confunden,
la vejez llega pronto. Suspiremos largamente.

Lu Ki



Canción breve

Estoy bebiendo vino en la sala alta.
Mientras bebo, canto tristemente.
La vida humana velozmente huye,
como a la aurora el rocío desaparece.

El tiempo no puede regresar sobre sus pasos,
la flor no puede volver a florecer,
la petunia se muestra en primavera,
la gardenia, en otoño.

Es triste que queden pocos días delante,
es triste haber dejado tantos días atrás.
El presente no me da ya alegría.
Oigo cantar el grillo.

Cuando estamos juntos, ése es mi júbilo;
cuando nos separamos, ésa es mi tristeza.
¿Cómo no penar,
cómo olvidaros nunca?

Aunque el vino sea excelente,
aunque el festín sea exquisito,
termino mi breve canción.

La larga noche no tiene fin.

Lu Ki


Canción del soldado

¡Duro es ser enviado a la guerra lejana!
Se está errante, disperso en los cuatro confines;
al sur, has de subir las cumbres escarpadas;
al norte, has de velar sobre la gran muralla.

Los abismos se extienden, estrechos y profundos,
los montes se levantan abruptos y salvajes.
El ejército marcha como un extenso brazo,
indicando las rutas del desierto de arena.

Has de sufrir la angustia de los calores tórridos,
has de ser asaltado por los vientos helados.
A veces los estíos calcinan los boscajes,
a veces el invierno hiela y cubre torrentes.

Los Hunos a caballo se juntan como nubes,
las banderas del Sur relumbran más que astros,
le ve cómo las flechas tras de las flechas vuelan.
El canto de su paso sin tregua se sucede.

Se come en la mañana sin quitarse las armas,
a la noche se duerme en la lanza apoyado…
¡Qué duro es que te envíen a la lejana guerra,
cuán grande es el dolor que el corazón oprime!

Lu Ki



"El poeta renuncia a las flores de la mañana porque ya están muy vistas y hace estallar los capullos de la noche que aún no han sido abiertos."

Lu Ki


La luna se renueva

El hombre vive sólo un instante,
la luna se renueva.
¿Qué haríamos para conservar la plenitud de la vida?
La luna se renueva.
El bien y el mal se siguen, confundidos.
Dentro de cien años, ¿quién de nosotros estará?
Es triste ver cómo los ríos huyen.
El presente se escapa, no podemos seguirlo.
La luna se renueva.
No sirven de socorro ni la virtud ni el renombre.
Eran perfectos los sabios de otros tiempos.
Por todas partes se extendía su fama.
¿En dónde están y en dónde se conserva su nombre?
La luna se renueva.
Es difícil establecer el mérito;
En toda empresa grande, es tan común errar…
¿Cómo saberlo, si nada sobrevive?
Lleno de pena el sabio suspira,
sólo puede suspirar profundamente.

Lu Ki










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