Ahora

Ahora.
Ahora es hace tiempo.
Ahora:
septiembre,
media tarde.

Olor
a ceniza caliente.
Como si yo,
incinerado hoy,
fuese esa ceniza.

¿Estoy ahí?
¿No soy yo?
Redonda como un plato
y cargada de manzanas,
de peras,
la luz.

Soy.
Estoy ahí con las flores.
Pestañas de los girasoles,
semillas
en su pupila:
ojos,
muy cerca de mis ojos.

¿Ya no estoy?

Días del hombre
en esta oscuridad de bronce,
un relámpago.

Ahora:
un septiembre
a media tarde.
AHORA
es hace tiempo.

Ernst Meister


Cinco poemas

I

Un barco recluido.
En la frustración del sueño del cuerpo.
Las velas no cesan de ser blancas.
¿Serán también siervos,
grises alumnos de la necesidad,
los guardianes?

II

Tiempo lento,
lentitud del tiempo,
palabra lentitud,
lentamente digo
un verbo, voz de tiempo,
te lo digo
para que confíes:
hay que morir dentro,
luna y sol, la brasa
que arrebata las casas,
las campanas también
hasta que reverberan.
Un año no es la dicha,
ni aliados los muertos.
Véngame por eso
de tu parte la noticia
de algún modo: cómo,
qué ocurrirá después,
y después de después,
por último.

III

¿Por qué ha de costar trabajo
llegar de la nada a la nada,
en vez de que un ligerísimo aleteo,
con la osadía del aire
interrumpible, me aposente
en tu mano que escribe?

IV

Ni carne, ni verbo,
incorporado escarnio
recién nacido,
cuerpos, pronto
olvidados de si mismos
en el hedor del nicho,
mientras que el éter
reina sin avidez.
Dios, ese Dios:
la palabra más
hueca que se borra
con todos sus poderes
totalmente. 

V

El oráculo todo lo traspasa, el fin
es el reflejo del principio.
Como si un espejo tuviese
dos caras y por ambas viese.
En la intersección
de los instantes se evidencia
el enigma.

Ernst Meister





Digo llegada

Sí, la luz
vertical
sobre el abismo.
¿Quién juega
su sabiduría,
quién sabe
la plenitud de su locura?
Yo digo
llegada,
aquí en el techo
verdadero de la luz.

Ernst Meister


El oráculo

El oráculo
lo traspasa todo,
el fin
es el reflejo del principio.
Como si
un espejo
tuviese dos caras
y ambas viesen.
En la intersección
de los instantes
se evidencia
el enigma.

Ernst Meister




Melancolía

Y es un adiós cada palabra
dicha en la puerta de la casa del muerto,
dentro de una cabeza de huesos que canta,
dentro de los dedos de hueso que crujen
la vieja canción.
Pálida es la parte interior
de la cáscara roja de la manzana,
más pálido está el niño en el escalón de piedra,
cuando la tarde viene y él tiembla,
no sabe adónde fue la madre,
que lloró y dice sin cesar
que su sangre se derrama,
que ella se va derramando...
se sigue derramando... se sigue
¿Seres, dónde estáis,
para que detengáis las palabras y a nosotros?
¿Ángeles? —Los ángeles yacen en los ataúdes,
cubiertos con el polvo de los suspiros.
Están en la otra sala de la casa,
dentro de una santa con una cabeza de hueso,
dentro tocan los dedos de huesos la vieja canción,
pálida es la parte interior de la cáscara de la manzana...

Ernst Meister


Sol

Sol, ¿me habrás
robado tú los ojos
o yo a ti
en el abrir y cerrar de ojos
en el que, extinto,

ya no me incumba el universo?

Ernst Meister











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