Al mundo 

Mundo, sé, y bueno:
existe buenamente,
haz que, procura que, tiende a, dime todo,
aquí, que yo me revolcaba, eludía
y toda inclusión era activa,
no menos que toda exclusión;
Sé valiente, existe,
no te enclaustres en ti mismo, en mí mismo.

Yo pensaba que el mundo así concebido,
con ese súper-caer súper-morir
el mundo así facturado
era sólo un yo mal esbozado
era mi yo indigesto mal fantaseante
mal fantaseado, mal pagado
y no tú, bello, no tú, “santo” y “santificado”
un poco más allá, de lado, de lado.

Prueba (ex-des-as- etc.)-istir
y todas las demás proposiciones conocidas e ignoradas,
otórgate una posibilidad,
haz, “buenamente un poco”:

y que el engranaje funcione.

Vamos, hermoso, vamos.

                   Vamos, münchhausen.

Andrea Zanzotto



Así somos

Decían, en Padua, “yo también”,
los amigos: “lo he conocido”
Y así era el rumor del agua sucia
cercana, y de una sucia fábrica:
adecuado en medio del silencio.
Porque era de noche. “Yo también,
lo he conocido.”
He pensado vivamente
en ti que ahora
no eres objeto ni sujeto,
ni lengua usual ni jerga
ni quietud ni movimiento
ni siquiera el no que negaba
y que cuando se hunden
mis ojos dentro de su aguja
nunca te niego suficiente.
Que así sea: aunque yo
creo con semejante
fuerza en todo mi vacío
por ello no te he perdido
o, cuando te pierdes más y más me pierdes,
más te asemejas a mí, más te acercas. 

Andrea Zanzotto



Horizontes

Cansado de no alinearme
en la horizontalidad -y con odio
a la inquietud de las colinas,
cansado incluso de haberlos insultado,
aceptando que devinieron fantasmas
o padres:
que más o menos desentonen, que estén libres
de toda contaminación o sospecha
o pirueta del tiempo,
fuera de los efectos especiales
y de los metabolismos erráticos
del Todo. No tienen necesidad
de mi apoyo, de mi
recuerdo.
No existe necesidad ni crítica de la necesidad.
Estamos -incluso yo en mis privaciones- hechos de horizonte,
no adaptados a este tipo de mundo.
Pero en principio convencidos
     (constituyendo quién sabe qué frase)
     de ser,
     de merecernos el ser, un buen ser,
     de tener en el puño, vaya a saber cómo,
     toda carencia y estrechez
     traicionera y terrorífica
                               del ser.

Andrea Zanzotto


Idea

Y todas la cosas que me rodean
tomo sin inventario en la existencia.
Tibio verde la claridad de los días
oculta, suave los riega,
de insectos y pájaros se agita y cintilla.
Todo es pleno y devastado,
todo, oscuro, triunfa y se inclina.
También por ti, lenguaje mío, chispa
y travesía, por desconsolado sueño
por errores y desmayos
por inaccesibles profundas negligencias,
en que te formaste corrupto y absoluto.
También tú, mi brevísima claridad
de células mentales, trunco halo
de gritos y de pensamientos
imprevistos y eternos.
Y exánime el latido de los frutos
y de las selvas y de la seda y de los
aparecidos cabellos de Diana,
de su feliz, dulcísimo sexo
y, agria y viva, la aridez
que se mete bajo las uñas y en el forraje,
pronta a herir,
y el nunca callado y nunca convencido corazón,
todo es rico y perdido
muerto y surgente,
sin embargo, en la luz
en mi vana claridad de idea.

Andrea Zanzotto


La paz de Oliva

Y en el capullo de la mañana casi estiva
él ya no se acuerda.
Ya no se acuerda de la fecha
de la paz de Oliva.
En vano rebusca el es el será el fue.
Eh      luego      me parece
que      y en      v v v
pues, ¿en el Riss en el Mindel o en el Würm?
¿O durante un pluvial?
Someter al profesor a un test de certeza.
Señalarlo al delegado.
       "Ustedes allá, en el fondo. ¡Quietos!
       ¿Dejarán ya?" Dejamos
       reponemos amortiguamos
       especularmente quietos en la tibieza matutina
       en un portento ~ en un
       equilibrio del terror.

Andrea Zanzotto



Perfección de la nieve

Cuántas perfecciones, cuántas,
cuántas tonalidades. Agrega punzando.
Y luego abstracciones astrificaciones formulaciones de astros
congelamiento, a través de sidera y coelos
congelamientos, asimilaciones -
en lo perfeccionado yo procedería
más allá del gran fulgor, del lleno y del vacío,
buscaría procedimientos
resaltando, evitando
dudosas sombrías; sabría diría.
Pero cómo nos sostiene, cuánta fertilidad nívea
cómo vale: cuesta abajo en la mañana cuesta abajo
cuesta arriba de la luz plurifuente.
Me he metido en medio de este movimiento-carencia radial
ay, el primer temblor del subir, del comprender,
van en orden, desafían: he aquí todo.
Y tu consolación insolación y la mía, fruto
de este invierno, entrenadas, aliadas,
sobre vítreos vértices del siempre, sobre las márgenes nevadas
del nunca-nunca-no-dejé-ir,
y la estrella que arde en su envoltura
y la castaña sacada del hielo
y -todo- y todo-eros, todo-lib. libertad en el lazo
en el abrazo me está: está
acepta la invitación, en el programa, en el asunto.
Una sonrisa, ¿verdad? y la vi(da) (id-vid)
esa la cual nada se puede, no conjeturar,
sobre el umbral se forma (¿acariciar?)
Evohé a lo largo de los hielos y los cultivos de colores
y los apaciguados trabajos de los otros.
Hola ¿A quién hablo? Reconectar.
Y estoy dispuesto, en fase de inmortal,
para un sketch-idea de la nieve, para un brinco suyo.
Dispuesto.
A la, de la perfecta.

"Es todo, pueden irse"

Andrea Zanzotto





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