Alumbramiento 

Lencería color carne: desnuda, todavía no
pero transparente, en la luz del día penetrante.
Sentimiento de espera, víspera, furtivo
al tener que desnudarte, que librarte
una vez más, de la elástica desnudez sintética
que resiste, eludiendo los sentidos:
líquida, deslizante, fugitiva
de jersey, nailon, o seda
término medio entre la piel y el agua
dada vuelta, con pasión y paciencia
para llegar hasta la tierrra firme del cuerpo desnudo.

Armando Freitas Filho



"Escribimos para nadie o para todos, lo que es lo mismo. No sabemos si la droga que producimos funcionará o no, tampoco quien la engulle. Existe otra variante: puede funcionar para algunos y no para otros. O todavía: puede funcionar por un tiempo, después ya no. O: puede funcionar para quien no funcionaba y perder la eficacia para los demás, por haberse aplicado mucho. Todo es muy relativo. Al fin y al cabo, el mejor resultado, el más plausible, es el empate: cero a cero, de preferencia. Por lo menos hasta que pasen los años y que la posteridad lance un poco de luz sobre todo lo que estaba escrito. Sin embargo, esta luz será relativa, y puede, de repente, apagarse."

Armando Freitas Filho


Fotografía

No amaba el amor. Ni sus pruebas.
Amaba su engranaje. La tramoya
del escenario, el seguidor ciego
con la posibilidad de la luz.
El telón cayendo de golpe
en boca de escena, bajo el corazón imaginario
artificial y monitoreado, distinto
de aquel que latía dentro de sí:
sin control - en la bella y en la bestia.

Armando Freitas Filho



Instalación para Benjamín

Debajo de un lustre de lunas
comprado en Murano
de un lujo de galaxias
hélas!
Las escaleras mecánicas y tu delirio súper.
Las luces de la galería se encienden todas.
Y sucesivas.
Parece una carcajada.
¿Una vida, un aura, un halo
sin video que los registre y fije
podrán resistir
solos
sin pudrirse, al aire libre?
¿O agonizarán en el éter, eternamente
deambulando en vivo, sin luz y carbono
-duros, ready-mades, azules-
casi cadáveres a cada minuto
descomponiéndose, sin duplicados
entre surtidores y reflejos quebrados
en esos pasajes, a los gritos?

Armando Freitas Filho



"Las artes plásticas siempre me fueron muy cercanas, así como la música erudita. Como dije en la primera respuesta, un pintor y un músico hacían parte de mi círculo íntimo. Así como soy fundamentalmente un escritor, un Drummondiano & Cia., soy un literato que para huir de la prisión del género, aunque eso represente una ilusión, prueba, busca esa fuga, indagando generosamente en Duchamp, Stravinski y Godard, por ejemplo. Creo que la tendencia de toda arte moderna es tener esta interdisciplina como norma. Son valiosas contribuciones que abren la mirada, el oído, la mano, en fin. La pretensión es de no hacer sólo literatura: es de hacer arte."

Armando Freitas Filho



"Mi texto es uno entre las cosas."

Armando Freitas Filho



MORS EGO SUM MORTIS: VOCOR AGNUS SUM LEO FORTIS

Tatuaje fuerte en lugar noble.
Verter, cerca de la fuente del cabello
hacia la lengua próxima, la sensación
enmarañada. Mi latín lejano
claudica, pero los sentidos están abiertos:
la muerte de la muerte muerde el hombro
me llaman cordero, y mi nombre
prevalece – con la fuerza del león.

Armando Freitas Filho



Poema-prefacio 

La lista desenrollada aquí
 acoge de todo un poco.
Cosas de la cama, mesa, baño
trivialidad variada, familiar
 extraña, con un toque de deja vu
 y capturada en la calle, a pie:
 a veces tan urgente y breve
que sin "nada en el bolsillo o en las manos"
pedía plumas prestadas
y cualquier tipo de papel, donde
escribía forzando, con la letra
indescifrable, de adentro, inmediata
y torcida, pero que se aplicaba
exacta, en aquello que corría
fuera de la oficina de la cabeza
en el velo de viento libre, a cielo abierto
o si no, el nudo apretado
ciego, difícil de romper
que acelera el final.

Armando Freitas Filho



"Que la hermosura puede ser terrible. Que vivo entre el horror y el esplendor. Que lo terrible, que lo horrendo, ni siquiera araña el lado de la belleza impasible que me rodea, y que me condena a este paraíso de la paradoja."

Armando Freitas Filho



"Soy auténtico carioca, o sea, de la ciudad de Rio de Janeiro. Siempre viví en Rio, casi toda mi vida en el barrio Urca, con una temporada en Laranjeiras, Flamengo e Ipanema. En la casa de mis abuelos, los de mi padre, el libro era el lance, la diversión. Antes del advenimiento de la televisión, hacia la mitad de los años 50, me parece, era más fácil aferrarse a las lecturas. Quien tiene una tendencia natural para eso como yo, y además, influenciado por la familia, era una fatalidad. Sería extraño que fuese lo contrario. Hoy, con 63 años, puedo decir que, en horas de trabajo, soy despreocupadamente mucho más un lector que un escritor. Un lector concentrado principalmente en poesía y crítica. Nada como un libro, objeto modernísimo, portátil, que no necesita enchufarse en nada para funcionar. Uno mismo es el que se conecta y el tiempo pasa, o mejor, para. Borges, el más obstinado de los lectores, porque a pesar de ser ciego, leía, releía, dijo una vez que el libro era el único medio de comunicación que merecía el calificativo de «sagrado», finalizando, con su conocida e inconfundible ironía : «es inimaginable una radio sagrada». En la época en que hice mi primer libro, entre 1960/62, mi grupo estaba formado por Rubens Gerchman, Mauro Gama, Carlos Rodrigues Brandão, Camargo Meyer e Arthur Moreira Lima, fundamentalmente; Mauro, Carlos, Camargo y yo éramos los poetas, Rubens y Arthur, el pintor y el músico, respectivamente. Era una «colectividad» interesante, atenta. Música, literatura, pintura y política hacían una buena mezcla. Creo que esta interdisciplinaridad fue productiva para todos. Para mí fue y sigue siéndolo. Era el momento de las opciones apasionadas: tanto en la vida como en las artes. Momento para casarse, para descasar, para tener hijos, para escribir, para pintar, para tocar, con toda la ilusión. Nosotros, los poetas, escogimos entrar para la Instauracão Práxis, pues ella nos parecía la más comprometida políticamente,o por lo menos no dejaba de lado la política. El golpe militar de 1964 golpeó duramente el pecho de nuestra juventud. Fue imperdonable. Es imperdonable, para siempre."

Armando Freitas Filho



"Soy como la mayoría, creo: tengo una idea que puede ser más o menos vaga, que va ordenándome, por decirlo así. Como llevo unos tres años para juntar los poemas que van a dar cuerpo al volumen, después de un año y medio la cosa gana más precisión. La sensación que tengo es que escribo en un claro/oscuro intermitente, entre la vigilia y la ceguera, digamos, dramatizando un poco."

Armando Freitas Filho










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