"A pesar del cacareo de las gallinas seguía oyéndose el griterío de la gente. Por las grietas de la contraventana vio la sombra que daba la tapia. Serían las diez o diez y cuarto de la mañana. El señor Remigio tenía por seguro que iba a comenzar un día de mucho calor. Ya no olía a estiércol amontonado en el centro del pequeño corral. Lo había secado el sol de aquellas semanas.
Cerró la puerta y las contraventanas y, completamente a oscuras, cruzó el cuarto y volvió a meterse en la cama. Se puso a dar vueltas y a hacer círculos con la luz roja de la colilla del cigarro puro.
Aunque todo estaba cerrado, continuaba chillando la gente. Los oía como si estuvieran dentro de su propia habitación, igual que si él permaneciera también entre el grupo de vecinos, esperando a los de la piqueta. La lumbre del cigarro casi le quemaba los dedos. "

Antonio Ferres
La piqueta



Año 2020

Por las arboledas del Tamarit
han llegado los perros de plomo…

                                 F.G.L. 

Habíamos olvidado
que a pesar del buen augurio
de los idus de marzo
ese día asesinaron a César. 

Pero sobre todo habíamos olvidado
que era el equinoccio de primavera
—cuando las noches se hacen iguales
a los días—

Sabíamos que en los parques cerrados
no podían entrar los niños
por la gran epidemia del coronavirus
que parecía asolar el mundo

pero que dentro retoñaban los árboles
y revoloteaban las mariposas.

Teníamos miedo
aunque en lo hondo de la memoria
sabíamos todos los hombres
que pronto triunfaría la vida

y que las ciudades arderían  de festejos.

Antonio Ferres Bugeda



El instante

                   A Lana

En este instante
está deshaciéndose la nieve
en el tejado de este año

está tan tibio el sol
en este instante
que vienen conmigo hombres
como recién resucitados

y mujeres con sudarios blancos.

En este instante
canta un gorrión en el tejado
y está deshaciéndose la nieve

mientras la tierra brilla como fuego
en este instante

mientras hay caminos
con hombres iguales que nosotros

y ciudades donde aún no he nacido.

Antonio Ferres Bugeda



En el sol amarillo

En el sol amarillo
de este otoño

está aún la luz incierta
de aquel noviembre
de la guerra

cuando las tropas enemigas
llegaron a las barriadas del Sur

y yo tenía sólo doce años

y era joven para matar
y para morir.

En el sol amarillo
de este otoño

está aún la luz incierta
de aquel noviembre
de la guerra.

Antonio Ferres Bugeda


"En otras prisiones donde hay hermanas, monjas —dijo para aclarar—, ellas se preocupan de que los reclusos practiquen el Santo Rosario. También los presos están atendidos en otras muchas cosas. Si aquí no las tenéis a ellas, he querido que, por lo menos alguna vez, algún sábado, podáis oír hablar sobre el tema más importante, sobre el gran tema de Dios, o para que, como en el caso que hoy nos reúne, recemos la oración más querida de nuestra Santa Madre, la Católica y Apostólica Iglesia. Amén. Como dice San Alfonso María de Ligorio: «El que reza podrá ser libre».
Federico le oyó decir «libre», aquella palabra. A lo mejor había querido decir algo más. Pensó que cuando vieran cambiar a la Iglesia, otras cosas más estarían cambiando. Pero quizás sólo era una ilusión. Se acordaba del campo de concentración donde había estado preso, entre muchos soldados que se entregaban sin combatir, hechos prisioneros al final de la guerra. El cura, un hombrachón también grande como el que rezaba el rosario en la cárcel, un cura con sotana negra descolorida, se paseaba entre las filas de soldados vencidos. Llevaba un gran crucifijo en una mano y un vergajo en la otra. Gritaba: «Apátridas, ateos, besad a Dios crucificado y el suelo sagrado de la Patria» y obligaba a arrodillarse a los prisioneros y a besar la tierra. Se mezclaban en el recuerdo de Federico las dos figuras y a la vez se acordó del colegio de los Escolapios, de cuando los chicos —él entre ellos— llegaban corriendo, levantando el polvo de las maderas del suelo, por las galerías cruzadas de haces de sol donde iban a rezar el Rosario. El padre les hablaba con voz dulce, les decía que era una oración en honor de la madre de Dios, la rosa encendida, la rosa divina, la madre inmaculada que nos ayuda a vivir en este valle de lágrimas…
El sacerdote se levantó la sotana y sacó el rosario de un bolsillo del pantalón y entornó un poco más los ojos. Llevaba un pantalón negro con los vueltos manchados de barro."

Antonio Ferres
Los vencidos



“(...) es verdad que mi obra se ha estudiado más en Estados Unidos que aquí, y no sé si eso cambiará alguna vez.”

Antonio Ferres Bugeda


"He escrito mucho… Los escritores son ciudadanos que desde edad temprana se ven fatalmente empujados a escribir…"

Antonio Ferres Bugeda



"La experiencia del exilio está muy presente en mis cuentos americanos, en Estados Unidos escribí bastantes, como En los claros ojos de John, alrededor de la Guerra de Vietnam, que refleja una de mis primeras experiencias en EEUU. Pero hay muchos más, como podrá verse en la recopilación de El color amaranto."

Antonio Ferres Bugeda



La rana que croa en el estanque

Solamente el idiota
– a lo mejor ministro
o presidente-
se cree más importante
que la hormiga

Más importante que la flor
o que el velero que cruza
radiante la distancia

Se cree más importante
que el grano de trigo
a punto de morir
sin la tierra y las lluvias
templadas
de la primavera.

Solamente el idiota
se cree más hermoso
que la rana verde
que croa en el estanque
de la tarde

Antonio Ferres Bugeda


Las ciudades de la sed

Las aspas chirrían con el viento
Y el agua sube desde la tierra en sombra
Hasta el charco de luz
Donde apagar la sed
La siesta interminable
Mis ojos y yo mismo en el espejo
Ofreciéndome caminos
Hacia ciudades nuevas
Aún no nacidas
Relámpagos en el cielo nublado
De la tarde
Allá donde tú existías
-tan joven-
Llegada de otra parte
Como el recuerdo de otra vida
Donde andábamos sedientos.

Antonio Ferres Bugeda
de París y otras ciudades encontradas, Gadir, Madrid, 2010




Los campos de verano
(En recuerdo de Javier Alfaya)

Hay tristeza en la muerte
del pájaro
porque el pájaro sabe el ansia
del vuelo
sabe volar alto sobre la tierra.

Tiene aún colores el pájaro caído
-las plumas y las alas-
mientras caminamos bajo las nubes
y los árboles.

Hay tristeza cuando el pájaro muere
mientras estalla la vida en los campos
del verano.

Antonio Ferres Bugeda




"No me siento miembro de nada…Y hay muchas teorías para decir lo que es una generación. Probablemente la censura y el franquismo interminable sean lo que limitan las generaciones últimas. La Universidad Complutense me organizó un homenaje cuando se cumplieron los 50 años de La piqueta, pero es verdad que mi obra se ha estudiado más en Estados Unidos que aquí, y no sé si eso cambiará alguna vez."

Antonio Ferres Bugeda



"Suelo decir que la literatura es sobre todo una aventura de la imaginación…El escritor se mueve en el territorio en el que se encuentra mejor… Los géneros -todo el mundo lo sabe- son instituciones… Algunas veces pienso que el escritor  -el artista en general- busca, desea, sabe, aunque no lo consiga jamás – que si las puertas de la percepción se abrieran – en esa cadena de metáforas que es la lengua ,se vería que todo es infinito, como ya dijo William Blake y otros."

Antonio Ferres Bugeda



"Vivimos en un país de mandarines."

Antonio Ferres Bugeda





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