Atardecer

Va cayendo la tarde mansamente
como una flor callada que se cierra…
El viento juguetón viene a contarme
la canción que aprendiera
y el último secreto que le dijo
aquella flor oculta entre unas hierbas. 

Ya palidece el sol entre reflejos
de oro, rosa y carmín…
Me hace un guiño el lucero de la tarde
que vela frente a mí. 

Y yo miro allá lejos,
más allá de los montes,
más lejos que las nubes
y más lejos que el sol…
Inquieta la mirada,
va preguntando al viento
al lucero y a la flor.
Nadie supo decirme…
Le pregunté al silencio…
Calló el viento y el agua
y la estrella y el sol.
Se había hecho de noche
y el eco del silencio
murmuró en su misterio:
¡DIOS¡

Ana María Primo Yúfera

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