Búho

Anoche, en la articulación del alba
el ulular de un búho abrió la oscuridad

a kilómetros de distancia, a más de un mundo de esta habitación

y de inmediato, volví a estar en el bosque,
alerta, viendo ver a mis ojos,
oyendo oír a mi escucha

debajo de un gran árbol improvisado por el miedo

leña seca caída y una estrella luego
directa hasta Dios
fundaba y fijaba el bosque

y luego afuera, hasta que tocaba las luces del pueblo,
un búho en otra parte se hinchaba e interrogaba

dos veces, como si te inclinaras y encendieras
dos fósforos al viento.

Alice Oswald


Canción de amor para tres niños

Comienza en un tono bajo
cuando el sueño arropa el sonido
y la lengua dormida sigue
articulando y desarticulando palabras,

cuando la respiración entreabre
las puertas del oído y
mi corazón con forma de nota
abandona sigiloso su instrumento   Ah

ahora empieza a cantar
Ah esos tres niños y
lo canta hasta que la luz
impregna este cono de huesos

y puedo verte,
voz mía, suspendida en la
soledad de campanario de la garganta,
con tus dos cuerdas oscilando un poco.

Alice Oswald



"Creo que a menudo se asume que el papel de la poesía es la comodidad, pero para mí, la poesía es el gran desconcertante. Cuestiona el orden establecido de la mente. Es radical, por lo que no quiero decir que sea de izquierda o de derecha, sino que funciona en las raíces del pensamiento."

Alice Oswald


"Cuando el viento sopla a través de una madera, su masa es cortada y cerrada por cada hoja, formando un tren de vórtices nerviosos en el aire."

Alice Oswald



Cuerpo

Esto es lo que sucedió
los muertos se instalaban bajo sus tejados de barro
y algo se arrastraba sobre ellos

era un tejón escurriéndose por el hueco de la madera

los muertos, perplejos,
atravesaban sus días y sus noches en la misma oscuridad
bajando sus pies con cuidado y suspendidos en el aire
mientras ese tejón

aun necesitando alzar la simple y pesada caja de su propio cuerpo
se arrastraba lleno de vida

trabajando duramente
con la pala viviente que era su cuerpo
se precipitó desde las alturas sobre la calle
sin mirar arriba siquiera un instante

se perdió así la imagen de su propio cadáver cayendo hacia él como una maleta
con la sonrisa abierta como una cremallera
(como yo misma comprobé esta mañana)

y salió corriendo con su vocación de enredadera
salió corriendo sobre el seto y de nuevo hacia la tierra
temblando
como si en una jarra rota, girando el tiempo hacia atrás
el agua pudiese conservar su forma

Alice Oswald



De Memorial

[Fragmentos]

El primero en morir fue Protesilao
un hombre concentrado que se precipitó a la oscuridad
dejando atrás la tierra con cuarenta barcos negros
con él fueron los hombres desde esos riscos encendidos por las flores
donde el pasto deja que todo crezca
Píraso  Itón Pteleo  Antrón
murió en el aire, cuando saltó para encabezar la lucha
su casa quedó a medio hacer
de ella su esposa salió corriendo y arañándose la cara
su hermano Podarco mucho menos valeroso y decidido
tomó el mando pero eso fue hace mucho tiempo
ahora ya ha estado en la negra tierra durante miles de años

        Como un murmullo de viento
        empieza un rumor de olas
        una larga nota se hace más fuerte
        el agua exhala un profundo suspiro
        como tierra que ondula cuando el viento oeste atraviesa un campo
        deseando y buscando
        nada que encontrar
        los tallos de maíz mecen sus cabezas verdes

        Como un murmullo de viento
        empieza un rumor de olas
        una larga nota se hace más fuerte
        el agua exhala un profundo suspiro
        como tierra que ondula cuando el viento oeste atraviesa un campo
        deseando y buscando
        nada que encontrar
        los tallos de maíz mecen sus cabezas verdes

Simoesio nacido en las orillas del Simoente
hijo de Antemion su madre una pastora
que aún seguía a las ovejas cuando dio a luz
un joven soltero ágil y promisorio
fue enfrentado por Ajax en el noveno año de la guerra
y murió mientras corría atravesándose sobre su lanza
la punta pasó limpia a través del pezón
y salió por el omóplato
se derrumbó al instante un indecible dolor para sus padres

Como un hombre da un paso atrás
al ver una serpiente casi bajo su pie
en un zanjón de brezo
el miedo le estremece las rodillas
lo deja pálido da un paso atrás

Como un hombre da un paso atrás
al ver una serpiente casi bajo su pie
en un zanjón de brezo
el miedo le estremece las rodillas
lo deja pálido da un paso atrás

El sacerdote de Hefesto
con la cara caliente de mirar las llamas
rezaba cada mañana el mismo rezo
por favor Dios respeta mi rango
protege a mis hijos fegeo e ideo
calma sus caballos álzalos
fuera de la lucha livianos como cenizas
Hefesto lo escuchó pero no pudo
retener a esos muchachos audaces
que cabalgaban demasiado rápido por el campo de batalla
se toparon con una lanza en vuelo
y como una puerta levadiza que se cierra
el inexplicable Hefesto
arrancó de allí a uno
y el otro murió

Como nieve que cae como nieve
cuando los vivos vientos agitan las nubes en pedazos
como aleteos de silencio que se apuran
a poner fin al follaje con que la tierra se decora
Como nieve que cae como nieve
cuando los vivos vientos agitan las nubes en pedazos
como aleteos de silencio que se apuran
a poner fin al follaje con que la tierra se decora

Pándaro hijo de Licaón tenía una esposa en su casa
en su alta casa en las colinas de Ida
era capitán de Zelea y con sus hombres
solían beber el agua negra y cruda del río
era un hombre rico maestro arquero
en sus establos once carros de guerra recién hechos bellamente
con tapetes y caballos pura sangre
no podía arriesgarlos en la Guerra
fue a Troya a pie tan solo con su arco
pero de nada le sirvió
sus flechas seguían sin darle a nada
si alguna vez vuelvo a casa dijo
y veo a mi esposa y los altos techos de mi casa
que un extranjero me corte la cabeza
si no destrozo este arco y con mis propias manos lo arrojo
al fuego ha demostrado ser tremenda nada
pero no obstante montó junto a Eneas
atacó a Diomedes y una lanza
arrojada por Diomedes que Atenea impulsó con fuerza
le dio entre los ojos y en un segundo
le astilló los dientes le cortó la lengua le rompió la mandíbula
y limpiamente salió por el mentón
Como un roble golpeado por el rayo
alza los brazos y se quema
aterrador para un hombre que ande caminando
oler ese olor a azufre
y ver los campos centellear delante de él
encendidos de azul por la extrañeza de dios

        Como un roble golpeado por el rayo
        alza los brazos y se quema
        aterrador para un hombre que ande caminando
        oler ese olor a azufre
        y ver los campos centellear delante de él
        encendidos de azul por la extrañeza de dios

Hay un estanque azul que amaba de ella
la soledad con que yacía sobre las piedras con sus ojos claros mirando los árboles
su nombre era Abarbarea
un joven la encontró en las colinas
miró una vez su temblorosa frescura
y se quitó la ropa
en medio de sus atónitas ovejas
saltó de una roca directo a sus brazos
y de esa veloz zambullida hubo dos niños
pedaso y esepo
murieron en Troya el mismo día

        Como cuando un cavador de zanjas lleva una azada al agua
        para liberarla de sus terrones al principio
        es solo un secreto goteo bajo las ortigas
        pero después los guijarros gritan agua
        y el agua corre cuesta abajo llamando a sus cosechas y sus huertos
        y lo dejan mirando

        Como cuando un cavador de zanjas lleva una azada al agua
        para liberarla de sus terrones al principio
        es solo un secreto goteo bajo las ortigas
        pero después los guijarros gritan agua
        y el agua corre cuesta abajo llamando a sus cosechas y sus huertos
        y lo dejan mirando

Qué era ese estridente sonido
cinco hermanas que llamando
en la tumba al fantasma de Dolón
recuerdan un a hombre feo pero rápido
en una grieta de luz en el destello de dulce aroma antes del alba
lo atraparon trepándose a los barcos
camuflado con una piel de comadreja era blando
deshonesto miedoso encorvado recordaron
cómo bajo el ojo de la lanza ofreció todo
todo el dinero de sus padres todo el propio
cada debilidad troyana cada esperanza de sus aliados
hasta la posición exacta de los tracios
y el color y tamaño y precio de los caballos de Reso
siguieron preguntándole por qué por qué
soltó llorando cada secreto de su cuerpo
y rogaba aún por su cabeza
cuando su cabeza rodó sobre el barro

        Como el mosquito el temerario mosquito
        al que espantan
        pero regresa insiste
        el mosquito lunático que ama lamer
        y es capaz de seguir al hombre todo el día
        por una gota de sangre

        Como el mosquito el temerario mosquito
        al que espantan
        pero regresa insiste
        el mosquito lunático que ama lamer
        y es capaz de seguir al hombre todo el día
        por una gota de sangre

Recién llegados y acampando aparte de todos
con armas limpias y dispuestas como cubiertos
esto es horrible esto es una especie de fiesta de sangre
y junto a cada hombre su caballo
doce tracios anónimos fueron asesinados mientras dormían
antes de que sus espectros tuvieran tiempo de conservar sus nombres
fue tan súbito
el olor a carne cruda de sus cuerpos despertó a los perros
y eran hombres ricos
tenían largo pelo liso pero Diomedes
con la cara roja en silencio como un carnicero que se mantiene al día con su pedido
se deshizo de ellos
y el último Reso era un rey
no debería haber venido nunca
trayendo sobre el agua esos enormes caballos blancos
con sus cadenas y sus bridas pintadas
criaturas extraordinarias casi de mármol pero móviles

        Como lobos que siempre quieren algo
        formas delgadas que siempre patrullan las colinas
        cuando un pastor deja que vaguen sus rebaños
        y los más débiles balan su miedo
        en segundos aparecerán los lobos

        Como lobos que siempre quieren algo
        formas delgadas que siempre patrullan las colinas
        cuando un pastor deja que vaguen sus rebaños
        y los más débiles balan su miedo
        en segundos aparecerán los lobos

El dolor es negro está hecho de tierra
se mete por las grietas de los ojos
atasca su nudo en la garganta
cuando un hombre ve a su hermano en la tierra
enloquece viene corriendo de la nada
fustigando sin mirar y así fue como murió Coon
primero hirió a Agamenón
luego agarró el pie tieso de su hermano
y trató de arrastrarlo a casa vociferando
ayuda por dios este es Ifidamante
que alguien me ayude por favor  pero Agamenón
le cortó la cabeza y eso fue todo
dos hermanos asesinados en la misma mañana por el mismo hombre
ese fue su día aquí terminó
y su largo viaje nocturno por el inframundo acababa de comenzar

Como cuando dos vientos desean un bosque
el viento sur y el viento este
ambos tiran de los brazos de los árboles
y el sonido del cornejo de suave piel batiéndose de aquí para allá
y roble y fresno golpeando sus largas ramas entre sí
es una palabra de otro mundo

        Como cuando dos vientos desean un bosque
        el viento sur y el viento este
        ambos tiran de los brazos de los árboles
        y el sonido del cornejo de suave piel batiéndose de aquí para allá
        y roble y fresno golpeando sus largas ramas entre sí
        es una palabra de otro mundo

Sarpedón el hijo de Zeus
llegó a esta tierra estéril sin cultivos
llegó de sus maizales de su arbolado río
de su reino de senderos y bosquecillos de manzanos
y lo mató una lanza
quedó por largo tiempo arrugado como lino
hasta que dos sirvientes de voz suave Sueño y Muerte
lo llevaron nuevamente a casa lo dejaron
doblado en la hierba y una brisa del cielo
casi lo levanta casi lo sacude
y lo hizo suspirar y susurrar pero nadie
ni siquiera un gran hombre ni siquiera un hijo de Zeus
puede comprar o robar o pedir que le devuelvan su último aliento
una vez que lo ha soltado siseando
a través del enrejado de sus dientes

Como la flor azul del mar
es magullada por el viento
como cuando llueve y el viento
hostiga al cálido viento
golpeando las grandes suaves nubes soleadas
profundas cucharadas de viento
trabajan el mar en una ola
y la espuma sigue las ráfagas errantes
a trescientos metros de altura

Como la flor azul del mar
es magullada por el viento
como cuando llueve y el viento
hostiga al cálido viento
golpeando las grandes suaves nubes soleadas
profundas cucharadas de viento
trabajan el mar en una ola
y la espuma sigue las ráfagas errantes
a trescientos metros de altura

Cerca de la vieja higuera el camino de los carros
que corre cuesta abajo desde la ventosa Troya
pasa por dos fuentes donde Escamandro
burbujea sobre las piedras la primera caliente
la segunda fría como hielo aun en el verano
la gente de la ciudad viene y lava su ropa
en esas lisas ollas de agua excavadas en las rocas
el río conoce sus voces
pero Aquiles mató a tantos hombres
de pie corriente abajo con su ruda espada
estalló de ira levantando una cresta de olas
ahora todo el río es una tumba
las mujeres que lavan en los estanques
cuando escuchan al río correr
gritando como un humano por sus curvas
recuerdan a Tersíloco yaciendo
en una oscuridad que fluye rápido y nunca acaba
entre empinados escalones de rocas resonantes
recuerdan a Midón ese rostro aterrado
que se dejó de ver cuando cayó bajo los tamariscos
y Astípilo bloqueando el canal
Mneso rodó por la arena Trasio perdido en el lodo
Enio girando mortalmente en un estanque negro
dando vueltas entre los peces que lo lamen
y Ofelestes su último suspiro
plateando la superficie
todas esas bellas armaduras bajo el agua
todos esos blancos huesos hundidos en el lodo
y en vez de sepultura una pajarita de las nieves
sorbiendo la profanación sin darse cuenta

Y Héctor murió como todos los demás
estaba a cargo de los troyanos
pero una lanza encontró el pequeño pedazo blanco
entre la clavícula y la garganta
justo donde se asienta el alma de un hombre
y espera que se abra la boca
siempre supo que ocurriría
él que era tan presumido y ansioso
y acostumbrado a ir corriendo a casa ensordecido por las armas
para erguirse con toda su armadura en el umbral
como un hombre que corre al dejar su moto en marcha
todas las mujeres lo amaban
su mujer era Andrómaca
un día la miró en calma
dijo sé qué ocurrirá
y una imagen de sí mismo muerto lo miró con fijeza
y de ella en Argos tejiendo para alguna extranjera
él parpadeó y volvió a sus tareas
Héctor amaba a Andrómaca
pero al final dejó que el rostro de ella se borrara de su mente
regresó a ella ciego
sin fuerza sin expresión
pidiendo tan sólo que lo lavaran y quemaran
y que sus huesos se envolvieran en telas suaves
y volvieran a la tierra

Como tribus de abejas de verano
subiendo del otro mundo por la grieta de una roca
millones de obreras volando a cumplir con su puesto entre las flores
naciendo y renaciendo y relumbrando por los campos

Como lobos inquietos que nunca se quedan sin hambre
pueden comerse un ciervo entero
pueden beberse la entera superficie de un estanque
lamiendo su negrura con delgadas lenguas
y eructándola de nuevo como sangre
y aún así siguen matando y matando
con el estómago que roza sus costados
acosado por el hambre

Como cuando dios lanza una estrella
y todo el mundo mira para arriba
para ver ese látigo de chispas
y entonces ya no está

Alice Oswald



"Es un alivio escuchar la lluvia. Es el sonido de miles de millones de gotas, todas iguales, todas igualmente comprometidas con la caída, como un repentino estallido de la democracia. El agua, cuando toca el suelo, se convierte instantáneamente en un charco o rivulet o inundación."

Alice Oswald




Los recuerdos salpicados de barro de una mujer que vivió su vida hacia atrás

Les contaré una historia: una mañana una mañana estaba yo
en mi incómoda tumba de dos metros escasos,
resentida por una vida con más bien demasiado
poca luz tan provechosa como responsable.

Era la muerte era la muerte como respirar a fondo
en el dolor del mundo cuando por fin
empecé ver una salida, ay
el silencio nevoso dificultaba cualquier descripción.

Ni ojos ni cerillas pero matemáticamente hablando
arriba, dondequiera, aún tenía a mi alcance
un contorno visto por última vez, blancuzco e insignificante
que podía muy bien ser el mío era solo cuestión de replegarse.

Así que me arrugué me desarrugué y lo siguiente
fue que me sacaron de la tierra a la hora convenida
y me llevaron a toda prisa a la morgue más cercana para saltar una vez más
de la cama al suelo a la puerta al aire libre.

Y allí estaba el coche todavía allí en su último lugar conocido
bajo la lluvia donde lo había dejado, mi marido etc.
hasta yo estaba allí retrospectivamente
todavía conduciendo de vuelta con el pasado ya todo desparramado frente a mí.

¡Qué olorcillo tan reconfortante con las ventanas bajadas!
andaban las hojas muertas retorciéndose y volviéndose a clavar
en las ramas en los árboles y todo lo que se exigía
en un nivel máximo de desatención.

Se los aseguro, durante años de casa en casa
y a través de una serie de habitaciones apenas si noté
que estuviera tarareando la misma melodía dos veces, que estuviera viendo
a los mismos tres niños correr hacia mi cada vez más pequeños.

Esta historia es como una rosa, una vez abierta
no puede cerrarse, continúa: una mañana
una mañana terrible quizá por centésima vez
vinieron a introducir a mi tercera criatura otra vez en mí.

Era la muerte era la muerte: oí cómo me resquebrajaba
de pies a cabeza con el esfuerzo, me doblé y lloré
y tuve la sensación, con un ruido sordo,
de que nunca volvería a ver a mi hija querida.

Luego mis dos hijos varones, al principio despacio
luego cada vez más rápido, con sus miembros replegados hacia dentro
cada vez más pequeños hasta que solo quedó
un montículo sobre el que yo no lograba ponerme de acuerdo.

Bueno estuviera yo o no estuviera bien viva o muerta
en un cubículo del pasado sin ventanas, a unos escasos
8.3 minutos luz del momento presente por fin
mi marido me llevó ay me llevó a la iglesia.

Todo en un corto día de invierno, los dos
preparados para el desconcierto con mucha alegría vergonzosa,
invertimos nuestros votos, desanillamos nuestras manos
y las devolvimos a nuestros bolsillos sabe Dios por qué.

Entonces qué entonces qué les diré entonces qué: un anochecer
estaba yo allí de pie en el mundo de coches de juguete de la infancia
y vi las estrellas caer directamente por los prismáticos de Jimmy,
parecían tan extrañas ensartadas en un instante fugaz.

Luego una y otra vez hasta quizá cien veces
vinieron a introducirme de nuevo por los pies en la nada
incluidas todas mis esperanzas perdidas; a la mañana siguiente
todavía seguía allí ese zumbido monótono.

El mismo zumbido monótono de siempre que o bien es
mi cinta rebobinando de nuevo o bien son quizá estrellas
que pasan estrellas que regresan a sus últimos lugares conocidos,
porque hasta donde yo sé al final los dos sonidos son iguales.

Alice Oswald



"Odio no poder hablar con claridad. Realmente lo odio. Tengo una sensación de claustrofobia, como si estuviera encerrada en mi propia cabeza, si lo que dije no ha llegado a alguien."

Alice Oswald


Río

En la glándula negra de la tierra
la levísima insinuación de un río

pega el oído al río y oirás los árboles
pega el oído a los árboles y oirás ensancharse
el mecanismo numérico del río  

junto a su paso por Devon,
bajo un cuadrado lechoso de luz muy quieta

el río se frena y prosigue

con basura de la tormenta acumulada en sus brazos
y papeles que se abren bajo el agua
y parejas de patos que nadan sobre la hierba brillante entre sauces anegados

el ojo de la tierra
mirando por entre los huesos de la tierra

lleva la luna lleva el sol pero no se queda nada.

Alice Oswald



"Ser un poeta es tan serio, a largo plazo y natural como el esfuerzo por ser el mejor humano que puedas ser. Expresar algo bien no es una cuestión de tener una educación de primera clase y comprender formas poéticas: más bien, es una cuestión de prestar atención."

Alice Oswald


Shamrock Café

Anoche pensé por qué no me paso por el Shamrock café, detrás de la tienda.
Estaba muerto, sólo yo, mi servilleta y mi taza de té,

y andaba meditando comprar uno
de los grabados del Hombre de Neanderthal de las paredes
cuando oí un gemido trémulo, como
el que una tempestad al desatarse o una racha

huracanada producirían en el mar.
Miré mi té con inquietud.

Para mi horror, había allí un pequeño
bote de remos hundiéndose en una espiral,

y alrededor del borde una espuma
de olas de té rompiendo contra la penumbra,

que yo me bebía. Inesperadamente,
una niña gorda vino al pie de las escaleras

y allí se quedó, con una mano
en la barandilla, balanceándose.

Alice Oswald



Varios portentos

Varias estrellas. Varios reyes.
Varios atardeceres, señales, percepciones superficiales.
Numerosas atenciones minuciosas, muchos observadores expertos,
mucho frío, mucha tiniebla imperiosa.

Varias largas Penumbras invernales.
Varias Estrellas Terribles y Solitarias .
Numerosas Noches Glaciales, muchas Flores Celestes nunca vistas.
Numerosas personas que aparecen (algunas reyes) agarrando las estrellas.

Más de una Estrella del Norte, más de una Estrella del Sur.
Varios trillones de galaxias elípticas, nebulosas burbuja, sistemas binarios,
diversos anillos de polvo, diversas rutas por distintos grosores de oscuridad,
muchos túneles hacia el espacio profundo, mentes yendo y viniendo.

Muchas visiones, muchos cielos mejorados digitalmente,
todo tipo de destellos concentrados en telescopios:
llamas fulgurantes, llamas de gas, franjiblancas llamas de Negrura,
llamas de maravilla y/o agua, copos de nieve, estrellas de escarcha…

Varios astrónomos atónitos que dilatan sus ojos,
varios astronautas saltando a la destierra desalentada,
varios mapas lunares de cinco mil años de antigüedad,
varios ciegos que sienten a través de los firmamentos en braille.

Varios dioses forjando bellos trabajos en bronce,
broches, coronas, trípodes, copas y cadenas,
y toda clase de estrellas de piedra seca unidas sin mortero.
Muchos Sabios remarcando el clima irregular.

Muchas energías de exilio, muchos seguidores en voz baja,
relojes de ingenio de varios ejes brillantes,
adivinos, cazadores en el Alto País del Zodíaco,
navegantes agitándose, atados a una estrella…

Diversas personas volviendo a casa (algunas reyes). Diversos faros.
Dos o tres niños de pie o sentados en el muro bajo.
Diversos vientos, el Viento Marino, los sonorosos Vientos Vespertinos
soplando las estrellas hacia ellos, trayendo nieve.

Alice Oswald











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