Ciudad 2

¡Tel Aviv, mi linda puta
pequeña niña maquillada
dame un baño de rompope
aliméntame con lenguas de espárragos!
conforta a tus hijos con besos pintados
déjalos que chupen de cada hueco. 

Zachy,
a cuya palma le creció canas
como una solitaria
quien se pinchaba
con agujas para asegurarse
que no estaba muerto;

Mimi, la que compraba
juguetes en Eros y quien
a todos trataba como helado; 

Dina, la que bailaba
sin música, pero que
siempre sabía cuando la
melodía había cambiado. 

Dovi, el que sonreía y
temblaba y hacía sus
meditaciones de Gurú Maharajá
a parlantes temblorosos
por el estruendo supersónico
de Vangelis;

La vieja Avia,
La que desenterró huesos del cementerio musulmán
y leía en los naipes viejos los destinos del mundo,
la que se maquillaba frente a nosotros
como novia en la ventana,
en noches de luna llena; 

Edan, cuyas manos tallaban
cuerpos vivientes en baños
públicos de la estación central
de buses
el que durmió el verano
cerca del mar abierto,
su carne picoteada por
peces y pescadores; 

Iris, la que tragaba
ácidos como dulces y aullaba
junto a la abuela encerrada en la cocina
y trataba y trataba de morder
los falos erectos que cubrían
las paredes de las habitaciones
de Zohar. 

Ciudad de vástagos quebrados,
te alabamos
buscando desesperadamente
la puerta en la pared,
nos perdimos
frente a la superficie
interminable del Escher.

Mi linda puta
pequeña niña maquillada
no te limpies el olor nocturno de tu carne
no te abotones tan rápido
ni te cubras nuestros mordiscos de amor
con la bufanda de la mañana. 

Jóvenes réprobos, hermandad de leprosos
aquí tenemos fuego y carbón
corderos de sacrificio
nuestra carne cruda se chamusca
en la llama de la parrillada.
Temiendo el laberinto, somos atrapados
en la maleza.

Amir Or



"El lenguaje dice..."

El lenguaje dice: detrás del lenguaje
se encuentra un lenguaje. El lenguaje son rastros manchados
que andan por allí.
El lenguaje dice: escucha ahora.
Tú escuchas: aquí hubo eco. 

Toma al silencio e intenta estar en silencio.
Toma las palabras e intenta hablar:
más allá de lenguaje el lenguaje es una herida
de la que el mundo mana y mana.
El lenguaje dice: es, no es, es,
no es. El lenguaje dice: yo.
El lenguaje dice: vamos, quiero hablarte,
déjame palparte; vamos,
di que lo has dicho.

Amir Or



Epitafio

Apártate del camino, viandante,
siéntate entre moreras y parras
entre el agua y la sombra cerca de esta piedra blanca
aquí yazgo, niño y emperador

Mi rostro de frío mármol,
mis manos, mis pies,
vestido de hiedra y hojas caídas
yo también fracasé en llegar lejos
yo también una vez recorrí el mundo

Apártate del camino, vagabundo
aplasta estas moras silvestres en mi rostro.

Amir Or


¡Este es un Dios!

Ven acá, ven acá dulzura
Párate recto cuando te hable.
Identifícate.
¡Ajá!
¿Cuándo, pedazo de mierda, fue que tus padres cometieron el error?

Él tenía diecinueve y medio
siempre sonriente, vestía saco de la calle El-Gazali, Shu’afat. 
Estudiante de economía o de algo,
tal ves leyes.
Un caso fácil, claro
Le rompí los escrotos.

Se encogió y comenzó a vomitar
le di otro rodillazo
en la cara
después con la culata de la pistola.

Encendí un cigarrillo
y sacudí el transistor
él estaba tirado en el monte, temblando.
El barril se asomó solito.

Avisé a la radio.
El tiro perfecto.  Atrás de la malla.
1-0.

Amir Or


Inmortalidad

Tres cocineros
sacan las vísceras,
lo rellenan con camarones y hongos.
Necesitaron dos yemas de huevos,
una botella de vino blanco seco,
veinte dientes de ajo,
sal, pimienta, hierbas,
500 gramos de mantequilla
a pesar de la receta exacta que él dejó
y no un pequeño talento e improvisación.
Tres horas en el horno, un mantel blanco, velas rojas,
ensalada verde, champaña.
¿Qué puedo decir?
Liberó la lengua y prohibió la apología
tal como en vida, él, fue carne y sangre,
muerte y delicioso y amado.

Amir Or



Los bárbaros (segundo round)

No fue en vano que esperáramos a los bárbaros
no fue en vano que nos reuniéramos en la plaza de la ciudad.
No fue en vano que nuestros grandes hombres lucieran sus trajes de gala
y que ensayaran sus discursos para la ocasión.
No fue en vano que destruyéramos nuestros templos
y que erigiéramos otros para sus dioses;
quemamos nuestros libros como era debido
ya que no ofrecían nada para ellos.
Como auguró la profecía, llegaron los bárbaros
y recibieron las llaves de la ciudad de las manos del rey.
Pero cuando llegaron se vistieron con las prendas de nuestra tierra,
y sus costumbres eran las costumbres del Estado;
cuando ellos nos dieron órdenes en nuestro idioma
ya no supimos cuándo habían llegado los bárbaros.

Amir Or



Veo a través de los ojos del mono

Veo a través de los ojos de los monos
mientras juegan con mi cráneo en la copa de los árboles.

Me elevo con el águila en su vuelo
porque mis entrañas están en él;
en las entrañas de la tierra
me arrastro con los gusanos
que se comieron mis ojos de sus cuencas;
soy verde, crezco en la grama
que mi carne podrida hace fértil

¡OH cuerpo mío!
¡Cuánto has crecido!

Amir Or










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