El amor tiene nombre de mujer
y no hay ballenas suficientes para mis sueños 
Sé que la luna puede traernos de nuevo el barco
pero el barco se ha despedazado y yo sin astillero
En mis piernas la noche   ¿y en las tuyas?
¿qué cosa hay en tus piernas?  ¿qué cosa?
El silencio es mi única guarida
Voy a despertarte cuando suba la marea

Adán Echeverría



En este sofá cama te pienso

Me quiebra el día
o la pobreza o el día
o los niños que mueren de hambre o el día
o el feto que nunca se forma o el día
o el hambre de mi empachado estómago o el día
me quiebras tú
Hace dos días mi hijo de siete años me dijo
que yo era muy pobre
papá    todos en la familia son ricos
mi madre es rica
abuelo es rico
la abuela es rica
tía adriana es rica
tía genny es rica
y tú papito
tú eres pobre
y lo sé y me quiebra
y esta pobreza simulada me lastima el ojo
el ojo puesto siempre entre las letras
soy pobre y malhumorado
pobre de gritos y quejas
un signo errado en la noche
un manantial sin ribera
pero hijo querido juguemos fútbol en el parque
borremos con los dedos las estrellas
préstame tu risa para cada amanecer
que en esta soledad de refugiado
tengo las piernas de elena como refugio
y tu sonrisa hijo adorado
la maravilla de saberme rico
rico de amor y mermelada
rico de sueños e ideales
rico de letras y poemas
oh qué rico soy hijo querido
un millonario fantasma
Me quiebra el día a destiempo
y destiempado sigo en este abismo de reconocer
mis propias garrapatas
hijo mío sueño mío
qué me importa el dinero sino para poder gastarlo
qué importa la vida sino para vivirla
nademos pues sueño vital
corramos
brinquemos hacia el mar desde ese muelle viejo
raspemos el moho de los días
a llenarnos de sueños la barriga
de cantos el cabello
de estrellas el silencio
cada noche que te abrazo
te duermo contándote pedazos de intelecto
contándote unicornios y brujas y dragones
contándote de hormigas y gusanos
que se rebelan
siempre se me rebelan las sombras
Hijo mío duerme
descansa que acá estoy para cuidarte:
había una vez…

Adán Echeverría



Hay una estrella roja
una inquietud certera
y el caleidoscopio de la piel hiere sus círculos
hay un tráfago infame
la polución a cuestas
y un trago de mercurio en que reconocerme
hay un pantalón viejo
las novelas de Kundera
y el labial azul que resplandece
un peregrinar aullando
en la bañera rota
y la última disculpa cortándose las venas
el tiempo el tiempo y la voraz mañana
el día avanza lo presiento
pero mi voluntad encima del ordenador escarba
mis zapatillas son de porcelana
hay un ratonzuelo que cruza por los labios
y aquel desastre lento por tanto andar fumando
para qué quiero los pulmones en días de lluvia
si hoy me quedo solo
la nariz sobre las letras
la mano en la entrepierna
leo y te maldigo
leo y te bendigo
leo y me invalido
en la voluntad
triste voluntad
de mi aquiescente Almudena:
“-Bestia, animal, cabrón, hijoputa.
El asombro desterró en un instante el color que apenas
había llegado a asomar a sus mejillas”
habrá que mirarse al espejo
las piernas levantadas
y el libro
el libro siempre abierto

Adán Echeverría



Para que pueda poner al día todas mis ideas

Es el aire
y la tristeza en remolino
dentro de la piel
en mis ojos
el diablo
dice que no somos Pensantes
sino hechos en fábrica
clonados frente al ordenador
junto a las ventanas virtuales
esperando siempre
El diablo nos mira desde el ojo de la cámara
pequeñito como ha sido siempre
pobre diablo de arrugadas alas
celofán
pobre diablo de mirada musical
caído de tan viejo
en el objetivo de la cámara
sueña que lo reconozcamos en cada nuevo rostro
donde somos el aire
la virtualidad
mirándonos en el otro
vigilantes calladitos y ensimismados
por el teclado
somos la idea detenida
el mismo ser humano que no deja de aullar
su para qué para qué para qué
ad infinitum

Adán Echeverría














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