El indiferente

Son las zonas del ojo indiferente
una memoria?
El ojo solitario solo ve desde una ventana
minúscula, pretérita
un infinito que está en otro plano
o por lo menos en el de las botellas encendidas.
Nunca ve el marco de su indiscutible
ventana.

El azul es el color de los pliegues infinitos.
Los pliegues – no pliegos – se elevan fuera de la mirada
hacia la zona de barcos
hacia el cielo.

El santo de los colores
salta, indiferente
 cuando el color es solo uno
pero con una invasión
sugerente
crecida inexorable de puntos múltiples
 de la tierra.

Alejandro Pidello


El turbulento destino de las cosas

Pensaste, oculto en el regazo imaginado de la vecina turbulenta
y dijiste con la solemnidad de una cortinita de Versailles:
"Lo que no hizo Mondrian, por ejemplo
no puede hacerlo nadie
porque nadie estuvo ni podrá estar en su ventana".
Además, la solemnidad o la turbulencia
son solamente un marco de adjetivos
que puede perder vigencia
como también Versailles
que también es
una banda japonesa, a partir de marzo de 2007.
La vecina, que de deslizaba hasta salir del cuadro
       pudo haber agregado:
"Tu ingenio de hidalgo
muestra la recreación recreada, pero sirve".
Todo sirve
para la construcción de una teoría de la trascendencia
tanto para el origen como para el destino de las cosas
incluidos todos los que deambulan por la calle
junto con la inspiradora, conspiradora, aspiradora
señorita.

Alejandro Pidello


Viajes de pintura

Pintar un taxi desde adentro
con trazos de Kandinsky
con letras de intensidad según la mirada
con músicas diferentes según el impacto de la noche en cada esquina
eventualmente contando con el efecto del rojo en el espacio detenido
por las luces acumuladas de la regulación del tráfico. Pintar guiando
tu mano
mojada
de arquera azul en la llovizna perdida de un castillo sombrío en París o Berazategui.
O pintar por afuera un tren interurbano,
sin puertas
lento sobre una noche de agua feroz sin luz para llevar los traqueteos mecánicos,
con números
a lo Bilal, es decir con tu cuerpo abrigado como en invierno del Este
sujetando las herramientas necesarias para la Guerra Fría
y bebiendo un alcohol de lujo con nombre como Meruňka
con tu mano pegada a la botella de vidrio traslúcido y con símbolos o signos.
Pintar tus labios con los dedos mojados
con la luz de un barquinazo o de una frenada
con colores untuosos
intransferibles
con sonidos de pintura.

Alejandro Pidello








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