HE ESTADO EN EL INFIERNO Y TE HE TRAÍDO ESTA ESTÚPIDA CAMISETA

Un recuerdo dura una sola noche
como aquella vez que me dijiste que me amabas y después limpiaste tu nariz
con mi camisa
quizá me acuerde de ti en el infierno
quizá me tatúe dolor en letras chinas para no olvidar tu nombre las líneas de tu mano-las flores carnívoras que cuidan del pasado
-Los recuerdos suelen quitarle muerte a las cosas- dices mientras apagas un
cigarrillo en mi brazo
Como el mar o a la noche que entra atolondrada por la ventana uno quisiera
Levantarse en otra parte seguir las señales del camino evitar los reductores
de velocidad para perderse en lo profundo de otra piel
Vacacionar en el olvido
Regresar entonces es más que un abrazo y un cartelito con letras de colores
un souvenir feo que invierte los papeles y se larga con alguien dispuesto
a amarlo para siempre porque los recuerdos se quedan en uno y al volver todo
se aleja con las ganas no cumplidas de que las palabras entren en la boca
                                                                                                                             y no vuelvan a salir

John Freddy Galindo


Manifiesto monstruo

Esto es imparable • la revolución vendrá de un dueto de asteroides • saludando aquí y allá • a todos los pájaros • a todos los insectos • a todos los espíritus de agua de los páramos • al balón de rugby que se esconde en cada aceituna • a los corazones rotos • a todas las especies no protegidas • a las babas de mi madre • los asteroides políticos que no tienen alma • ni uñeros • y que en cambio poseen una larga lista de muertos de amor por el mundo • por el Estroncio • por el Uranio • por el Paladio • por la muerte que grita mientras no ocurre nada • nada • nada • no necesitamos disfrazarnos de Frankenstein para dar miedo •

John F. Galindo



Narciso en el acorde de la última flauta

Quizá pase de largo ante el estertor de la vanidad
no sin antes esconder un poco las uñas sucias
carcomidas
En la rama del álamo se esconde una palabra
aunque algunos insistan en colgar
y otros en alabar la ruidosa sombra
aunque intente evadir la deuda
y correr
observar mi angustia en el fondo del vaso
Desenfunda las raíces escondidas
muestra la otra cara
y no sonrías
algo en ti se desvanece
algo en ti hay de todo
de todos

John F. Galindo


Noticias de ningún lugar

Mi almohada es un precipicio desde donde se escuchan los últimos ladridos de los hombres. Nadie ha regresado del amor ni de la muerte
y el eco de la noche parece haber callado ante el reflujo impertinente de una mujer tan fría como un glaciar en el olvido
Los mensajeros del amor ocultan sus palabras, como ocultando el mayor de los pecados, avanzan en la oscuridad como una sombra y más allá del dolor (con que limpiamos nuestras llagas) se encuentra una palabra que puede remediar el asco
lamer la piel infecta entre nosotros

Escondo la palabra para que nadie se sienta traicionado en esta casa
para que nadie olvide

pero el crepúsculo no sabe recordar más que las voces que nos fueron dadas: la boca cerrada ante la angustia

la luz brillante

                                             la derrota

John F. Galindo


Variaciones del amor

Con los dedos hechos piedra
aferrados a la brisa y la palabra
celebramos el estruendoso ronquido de la muerte
Puño-cielo
Descabezados sin miedo en la antesala
esperamos el agónico parto de la sombra
Puño-espada
Los cadáveres de los justos revisten las aceras
y Heráclito se revuelca en la rivera empantanada
Con los ojos hechos cuevas las mujeres refriegan sus asuntos
Cada losa esculpida es un mandato
una letra
Alfabeto de la angustia y del olvido
Con las manos hechas lodo
el amor trenza la mortaja 

John F. Galindo



Ventanas de otros días (4)
               
no me sueltes
en el fondo del vaso
las formas se entrelazan
como cuando eras niño
y jugabas con la arena
No cruces la avenida
No te pierdas
he dejado migajas de pan en el camino
                                  y en cada esquina
mis años como espejos

John F. Galindo


Y así vamos desconcertados

bajo una tormenta salivada por ese ronco dios que juega a la pelota
con nuestras cabezas buscando la señal que nos dirija al lugar en que los niños
se juntaron por vez primera la línea en que la vida nos devuelva la ignorancia
Hay que salir bostezar y levantar los brazos
destruir la laboriosa rutina de estar vivos

Sepultarnos
                                      comenzar de nuevo
                                      sorprendernos con la lluvia bautismal de los primeros días

John F. Galindo






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