Historia de la niña loca

Buscaron por toda la casa, por toda la tierra,
pero nadie la encontraba.
Ella estaba en el tejado detrás de la chimenea.
Miraba las estrellas y cantaba.
¡Estaba tan feliz y sosegada!
Miraba las estrellas y cantaba.
¡Dios mío, estaba loca!
Hay que llevársela.

¡Era tan feliz!
Miraba las estrellas y cantaba…

Me hablas de alas,
de volar…

Pero ¿no ves que yo no soy nada,
que no soy ni ángel ni persona,
ni ave ni ingenio,
que mi definición es completamente otra?

Yo no soy más que el mismo suelo…

Mi vida es poética:
planea entre la vaga mentira y la realidad.

El amor me sucede
como las hojas a los árboles.
Y tan singularmente
que ya ni siquiera sé si es natural que un árbol tenga hojas.

Ana Hatherly



Tisanas

80

Hubo una vez una historia tan impresionante que cuando alguien la leía el libro comenzaba a sudar por las hojas. Si el lector era realmente muy bueno, el libro soltaba algunas pequeñitas gotas redondas de sangre.


103

Me siento a escribir. Es mi taza de té matinal. Pienso en el acto de escribir. Lo real es una retrospectiva: registrar recoger nombrar olvidar. La mano obedece. Es un carrete de seis puntas cuando escribe. Este es el mundo natural del escritor.


205

Había una vez un gato negro con unos ojos tan verdes que cuando paseaba por el bosque se diría que era una sombra a la que se le abrieron dos hoyos para poder mirar la verdura del verde.


404

Cuando era una niña mi abuela me llevaba a ver películas de Buster Keaton, Harold Loyd y Chaplin. Nunca me llevó a ver Blanca Nieves. Fue un error. ¿Pero cómo habría de saber que yo estaba condenada a vivir rodeada de enanos? 

Ana Hatherly



Una calculadora de improbabilidades

El poeta es
una calculadora de improbabilidades limita
la información cuantitativa trayendo
reforzada información estética.
Es una máquina metroerótica en la que las discrepancias
son el fulgor de la máquina.
La crueldad elegante de la máquina resulta de la
competencia pirotécnica de la circulación íntima
y fulgurante de su maquinaria erótica.
La psicología de lo maquinal sabe que basta
que se cree un polo positivo para que el polo
negativo surja
o viceversa
y las evoluciones de la telequinesis por la fuerza
de las catástrofes desenvuelven sus facultades
latentes o las absorben como la esponja absorbe
las aguas variables de los humores
que transforma en polaridad.
Lo maquinal metroerótico está en astrogación
curso hipnótico de los polímeros.
Digo con precisión fenomenológica: lo maquinal
circula en su hiperesfera de la manera más
excéntrica.
Digo y garantizo:
lo maquinal absolutamente absorbe sus aguas
variables y eso es su amplexo.
Lo maquinal metroerótico es tu-yo.
Lo maquinal tu-yo
cuya tarea ardua no es
definir la verdad está en el medio de la profusión
de los objetos
y considera el consumo la verdad dislocada
dislocación de gran tonelaje
laboriosa confección de eros
constante moribunda
es ese oprobio disperso e irritable
indiferente a la vida esponjosa.
La historia agrega la dificultad esencial
de las variables y la ocasión de las cosas
práctica difícil
es para lo maquinal como una industria apócrifa

Ana Hatherly












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