La belleza enseña a la pasión

Los senderos de la hormiga.
El descanso en la rama de la urraca.
Le hiedra del pensamiento que cubre el árbol,
Los gorriones jugando
en esa enredadera de tiempos.
Las estaciones del día, del año, sucediéndonos.
Los hechos que creemos haber decidido.
El deseo en las manos tímidas.
La alegría de una mirada con horizonte.
El recuerdo de un peñasco sobre el abismo.
La sombra del nogal para un ojo ávido.

Nos enseña
a descubrir con el silencio
las palabras que vendrán,
a decirnos:
"He olvidado las mordeduras del tiempo,
he olvidado las monedas de lo oportuno,
olvidé la casa vacía de tu espalda."

Antonio Moro
poeta argentino


Poema XXIV

Padre,
vos que venís del aire,
memoria del tiempo y canto del benteveo,
mientras doy vueltas bajo el olivo
que podaste una tarde,

te pido
que cuando busque una mirada
no me miren como a un expósito
porque si bien he ayunado muchas veces
lo hice por el placer de la resistencia,

que cuando tienda mis brazos
no me abracen más que a los comunes
porque en mis alforjas
guardo tan solo papeles,

y cuando quiera hablar
no me escuchen repetir algún credo

que esta boca no simule su ignorancia.



Antonio Moro






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