La colección

Tu promesa es el pétalo de rosa que en el alféizar
recuerda el jardín.

Lo hago girar como a un interruptor
y capto algo más:
una ventana empañada, clara tristeza.
Una lágrima, humedeciendo tu labio.

Es invierno y tu abrigo cruje.
Te encuentro bajo los sedimentos,
rígida como una monja, cálida.

Ahora te hablaré de mi promesa,
cómo guardo los pétalos
con precisión filatélica.

Achy Obejas



Monte Nebo

Esto es lo que sucedió en nuestra otra vida:
mirábamos fijamente el polvo en el fondo de la copa,
un Rorschach hechicero que garantizaba felicidad,
y bebimos, el amargor y todo,
porque en esa otra vida
-esa en la que replicamos a dios,
en la que convencimos a dios de que nos dejara tener
leche y miel en nuestra copa
(la leche de nuestro cuerpo, besos untuosos,
cuevas de panales perfeccionados por abejas sin aguijón)-
no hay dolor, ¿sabes?, no hay dolor.
Allí sólo hay plenitud.
Puedo verlo, puedo verlo desde aquí.

Achy Obejas








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