Lentamente sube desde lo oscuro la hora

LENTAMENTE SUBE DESDE LO OSCURO LA HORA
del río desbordado. Oigo la hierba gritar
contra la puerta. El hielo crepita. Hasta
la tierra ejecuta de memoria el tintinear
de una lámpara de aceite que quiebra en astillas
la niebla, astillas de invierno feroz.
Las herramientas en el huerto, las manos bajo
la bandeja. Llevamos ciruelas secas
en el manto negro del bosque. Aparece hasta
en el sueño esta libación. Es como
arrojar al Nilo una criatura hecha
de junco, un Dios del que sabemos poco.
(¿Por qué cesa el aliento en lo eterno?)

Alfonso Guida

No hay comentarios: