“Cuando el poema sale es como un rayo.”

Aixa Rava


"Descubrí la poesía con autores españoles como Lorca, Quevedo, Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega. Fueron los primeros autores líricos que leí junto a poesías y coplas tradicionales y algo de María Elena Walsh, como dije en la pregunta anterior. La cadencia de la poesía española me resulta natural, siento que la llevo adentro y es la que me hace recaer en la rima y desarrollar o prestar atención a cierto ritmo en el poema."

Aixa Rava


"Escribo como me sale y luego corrijo o mejoro, o no. Creo que hay algo del ritmo, de la cadencia y la métrica de un poema que ya tengo incorporado, y que seguramente viene de tanta poesía española o clásica que leí, me resulta sencillo o natural volcar eso al papel. Hubo un tiempo en que notaba cierta inclinación borgeana en mis poemas, que hoy ya no veo, y en otros momentos hice algunos experimentos vanguardistas, juegos a los que ya no dedico tiempo. Antes me desesperaba cuando un poema no salía o cuando pasaba meses sin escribir. Ahora me lo tomo más relajada, no me exijo porque ese tipo de exigencia me anula; dejo que el poema llegue cuando tiene que llegar y mientras tanto escribo versos o ideas sueltas, que a veces retomo y a veces dejo pasar. Cuando el poema sale es como un rayo, que puede durar segundos o todo el día, porque puedo estar haciendo cualquier otra cosa y al mismo tiempo rumiando unas palabras."

Aixa Rava


“Lo que más me atrae de la poesía es la forma.”

Aixa Rava



Nieve

La última vez que toqué la nieve
mis manos recibieron las partículas
minúsculas de aquella otra
que alguna vez odié.
Una bola de nieve es como una bola de cristal:
puedo ver a través las calles blancas
las piernas enterradas hasta la rodilla
los techos cubiertos, las ramas vencidas
las huellas cimbreantes, barrosas
de los autos y camiones.
Puedo ver también las tardes
de juego en casa:
la danza en el living
el montaje en la escalera
mamá que teje y toma mates y nos mira.
Una soledad plomiza entra por las ventanas,
papá está lejos, en el campo
imprime sobre esta misma nieve
la rúbrica de sus borcegos.
La nutria que cuidamos está en mis brazos,
caliente el cuerpo se hincha y retorna,
nos mira hasta que se duerme y la nevisca
se funde con las voces de Sui Generis.
Mis manos aclimatadas se acoplan al fuelle,
la última vez que toqué la nieve
eché en falta ese pelaje denso
por sentirlo otra vez dejé
que me quemara el frío.

Aixa Rava










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