"A las mujeres les gustan los bailes limpios, pero los hombres no confunden higiene y música. Han apartado los indiscretos vasos de vino, pero algunos muestran en los labios una conmoción rojiza y ebria. Tienen un olor grande. Pero las mujeres son mucho más numerosas que los hombres, y por eso no eligen, son elegidas.
Las mujeres intentan mostrar las encías limpias, pero algunas chicas han comido mal últimamente. Los alimentos son cosas que se guardan mucho en los armarios. Nadie está seguro de lo que va a ocurrir. Un día feliz es una obra maestra de la guerra. La guerra permite días increíbles. Y hoy es uno de esos días.
Herthe es una mujer feliz. Ama a su novio. Su novio es un dinero público inteligente y armado. Ella lo comprende todo, siempre lo ha comprendido todo, nadie le enseña hacia qué lado circula cada rueda del engranaje. Es feliz porque está enamorada de un hombre que es un dinero público inteligente y bien protegido por todo el ejército. Herthe ya no es una niña: su padre ha muerto, queda su madre anciana y aquejada de una enfermedad que le da un color vergonzoso. Nadie ha hecho una sola maldad a los padres de Herthe, y ella sabe que esa es su victoria. Pero su hermano Clako no da señales de vida desde hace cuatro años, y Herthe sabe que esa es la enfermedad de su madre, y sabe que esa es su derrota. Sin embargo, Herthe hoy tiene nuevas alegrías. Hasta su anciana madre sigue el ritmo de la música con el pie escondido debajo de la mesa.
El baile es una máquina amorosa. El baile es una máquina de empezar bodas con medio año de antelación. Y las chicas lo saben mejor que los hombres. Y por eso no paran, no quieren sentarse, provocan a cualquier soldado que quiera desistir. Es un segundo combate, y las mujeres son bastante más feroces. Seducen como animales a los soldados idiotas que se quejan de cansancio.
Ortho, el hombre principal, no baila. Resuelve enigmas matemáticos con su amigo Jash, escribiendo números y dibujando figuras geométricas en el papel de la mesa. A veces, Herthe pasa por allí y lo besa en la cabeza: pareces un científico, dice."

Gonçalo M. Tavares
Un hombre: Klaus Klump



"A mí me interesa mucho investigar hasta dónde las personas están dispuestas a llegar y qué estás dispuestas a aceptar durante y después de un periodo de fragilidad. Una persona que está cuatro años desempleado fácilmente aceptará cosas que otros, en una situación más cómoda y con trabajo, no aceptarían. Una parte de la historia del siglo XX tiene que ver con esto, con la aceptación de determinadas cosas por la situación límite en la que se encuentra el ser humano. Cuando hablo de situación límite me refiero sobre todo a la pobreza, a la extrema pobreza, que sitúa a la persona en una condición de tal fragilidad que se vuelve vulnerable para ser usada de manera maquiavélica. En estado de fragilidad, todos nosotros tenemos que tener mucho cuidado ante esas luces, que son luces oscuras, que nos ofrecen."

Gonçalo M. Tavares


"El miedo es un potencial destructor de todo, cuando hay miedo el humano no puede ser mejor y necesariamente será peor."

Gonçalo M. Tavares


El Secreto

la poesía de los terrestres y el uso sagrado de la verticalidad
(herbert).

Sube con los dioses extraordinarios, los obvios.
La ciencia es obvia, el veneno se come la madera de la escalera
y los pilares de la bailarina de Adelante están cortados
de la espalda que son anchos.
Quien danza debe usar las piernas (CORTES) para llegar
al cielo (alto). Eso es.
RESUMEN o Síntesis para hacer avanzar un pozo:
El Cuerpo debe producir conferencias verticales
cada vez más altas y terminar en el Proyector que ilumina el sol
.
Burlarse de la gente y la gente.
ARROJARLOS AL Secreto.
(ARROJAR a Personas al Secreto).

Gonçalo M. Tavares



"El señor Valéry hizo entonces varios cálculos y dibujos. Pensó primero en un banco con ruedas, y lo dibujó.
Pensó después en congelar un salto. Como si fuera posible suspender la fuerza de la gravedad durante tan sólo una hora (no pedía más) en sus paseos por la ciudad.
Y el señor Valéry dibujó su sueño, tan común.
Pero ninguna de estas ideas resultaba cómoda o posible, así que el señor Valéry decidió ser alto en su pensamiento.
Ahora, cuando se cruzaba con las personas en la calle, se concentraba mentalmente y las miraba como si las viera desde un punto situado veinte centímetros más arriba. Concentrándose, el señor Valéry lograba incluso ver la imagen de la coronilla de personas que eran bastante más altas que él.
El señor Valéry no volvió a acordarse de las teorías del banco o de los saltitos, a las que ahora, desde cierta distancia, consideraba ridículas. Sin embargo, concentrado como estaba en aquella visión, digamos que superior, tenía dificultad en recordar el rostro de las personas con las que se cruzaba.
En el fondo, tras conseguir altura, el señor Valéry perdió amigos.
[...]
El señor Valéry regresó satisfecho con las conclusiones que había sacado de la sesión del juzgado. Sólo cuando vio que las llaves no entraban en la cerradura se dio cuenta de que estaba ante la casa equivocada.
-Ni más ni menos -murmuró el señor Valéry-. Si todas estas casas fuesen mías excepto una, probablemente no me hubiese equivocado. Habría sido mala suerte.
Y con este pensamiento en la cabeza, el señor Valéry se plantó de nuevo sin darse cuenta delante de una puerta equivocada.
-Si al menos fuese rico -murmuraba el señor Valéry-, no me preocuparía la mentira.
Y de tanto forzar la llave en una cerradura equivocada, el señor Valéry acabó rompiéndola, lo que le irritó sobremanera.
Por suerte, siempre llevaba consigo una segunda llave, y para no fallar de nuevo se concentró totalmente en la tarea, olvidando así sus razonamientos por unos instantes.
Y esta vez la puerta se abrió."

Gonçalo M. Tavares
El señor Valéry



El sol

En la infancia, el sol era un compañero más alto,
que primero apareció en el campo de fútbol, ​​y luego, parado,
mantuvo la parte trasera de la portería y la hierba que se puso caliente.
Como si el sol fuera en realidad un instrumento de cocina,
perfeccionado, antiguo, pero un instrumento, un asunto
que los muchachos agarraban con los dedos y cuya
intensidad podían regular por su propia voluntad.
Por ejemplo: cuando la luz era excesiva,
los dedos protegían los ojos. Otras veces
El cuerpo parecía la conclusión
natural, instintiva del calor que venía de arriba:
recibimos el sol como el punto final recibe
una frase. Hacía más sol cuando tenía seis años
(quién era?) ¿O con el tiempo y el aburrimiento
me distraía?

Gonçalo M. Tavares




"Hoy, en el siglo XXI, pensamos la tecnología como aquello que evita lo inestable, lo sucio, pero también  la potencial belleza de la naturaleza, su proximidad, y por tanto la máquina es aquello que elimina lo natural, como un aspirador que aspira la tierra. Podemos pensar  la máquina como aquello que quita el potencial símbolo de la naturaleza, el miedo del contacto animal."

Gonçalo M. Tavares



"Hoy se hace literatura para personas cansadas."

Gonçalo M. Tavares


"La lectura tiene un tiempo individual muy distinto de otros tiempos, como el de la televisión o el que comentaba del cine. Una persona puede demorarse unas horas, o días, o incluso años en leer un libro que a otra persona le lleva un tiempo completamente distinto. La duración de lectura de un libro es muy personal. Sin embargo, cuando nos dicen que tal película dura una hora y media, se nos está diciendo que durante ese tiempo concreto somos receptores. Por el contrario, la lectura no es una recepción. La lectura no es pasividad, es actividad. La lectura es una actividad que requiere esfuerzo. Yo no soy capaz de leer cuando estoy fatigado. No me gusta nada la idea de que leer es un pasatiempo. No es consumir algo sino un espacio de humanidad, de reflexión, de cambio…"

Gonçalo M. Tavares


“Leer no es un pasatiempo.”

Gonçalo M. Tavares



"Los sepultureros practicaban oficios laterales a su destino, y a lo lejos no resultaba fácil distinguir sus gestos: podían estar cometiendo un delito o sencillamente haciendo horas extra. A las tres de la madrugada sólo pueden ser extraordinarias esas horas, pensó Theodor, y sorprendido ante tamaña agitación profesional en el cementerio, se acercó:
-¿Qué hacéis? ¿Os estáis comiendo a los muertos?
Los dos hombres lucían uniformes idénticos, lo que remitía enseguida al orden, no al delito. Palas en las manos, guantes. Los hombres levantaron la cabeza y miraron a Theodor.
-Soy médico -se presentó-. Theodor Busbeck, médico.
Uno de los hombres, lo saludó alzando la mano, pronunció su nombre, pero las sílabas no se entendieron con claridad. El otro también se presentó:
-Kruch. Trabajamos aquí -dijo.
-Ya lo veo -contestó Theodor-. Dos hombres con palas en la mano tienen que estar haciendo algo.
-Nos encargamos de los muertos nocturnos, doctor -dijo, sonriendo, al hombre que se había presentado como Kruch.
-Un invento reciente, ese.
-Estimado doctor -dijo Kruch cambiando de tono-, lo siento pero no puede estar aquí.
Theodor Busbeck guardó silencio. Miró al hombre que se había presentado como Kruch y luego al otro, que lo escrutaba con aire indiferente. No habían soltado las palas ni un segundo, pero era imposible comprender qué hacían.
-Si alguna vez me necesitan... -dijo Theodor a modo de despedida-. Soy médico.
-Si algún día estamos al borde de la muerte -replicó con sequedad el hombre que se había presentado como Kruch.
Theodor Busbeck se alejó.
[...]
Mientras caminaba bajo la luz de las farolas, Theodor Busbeck no pudo evitar recordar a Mylia, su ex mujer. La había conocido cuando ella tenía dieciocho años, en unas circunstancias que los habían unido de inmediato. Por entonces Theodor, bastante más mayor que ella, ya era médico, y los padres de Mylia la habían llevado a su consulta.
-Nuestra hija no está sana.
Esta fue la primera frase que oyó sobre la que habría de convertirse en su única mujer."

Gonçalo M. Tavares
Jerusalén




"Millones de personas habían olvidado algo esencial: la muerte."

Gonçalo M. Tavares


Pájaros y danza

La historia de la danza no es no puede ser el Recorrido de los Movimientos Trazados en el suelo.
Es (tiene que ser) el Recorrido de los Movimientos Trazado en el aire.
Creer que los Pájaros son restos de COREOGRAFÍAS.
Imágenes del cuerpo que quedaron atrás, suspendidas.
(Aún las nubes, todo lo que es alto, el cielo).
Los pájaros son restos de COREOGRAFÍAS.

 Gonçalo M. Tavares



"Para mí la escritura necesita de una distancia, pero no me refiero a una distancia filosófica; me refiero a que para escribir es necesario no estar en medio de la confusión. Es importante que el escritor esté alejado para poder tener otro punto de vista y esto significa que el escritor no puede tener opinión sobre cualquier cosa que suceda. La literatura, para mí, es una tentativa de observar mejor, es una forma de investigación, una forma de estudio, de poner hipótesis para intentar comprender. Para ello, es esencial el búnker, que no debe entenderse solamente desde la dimensión espacial, sino también temporal: para mí, el búnker significa estar cuatro o cinco horas aislado del mundo para escribir. Las otras horas del día son para estar abiertos al mundo."

Gonçalo M. Tavares



"Para mí la religión es un gran misterio, la creencia es un misterio, el creyente es un gran misterio y, no siendo creyente, cuando estoy entre creyentes, nunca me siento como alguien superior, por el contrario entiendo que tienen algo que yo no tengo. Lo encuentro en algunos alumnos creyentes, cristianos, y es preciso un proceso de mucho coraje para decir que se es religioso, porque los otros ven a las personas religiosas como si viniesen de la Edad Media, como si fuesen personas que no saben pensar.
Creo que esa anécdota con Tolentino tiene que ver con la historia de la Iglesia, la Iglesia cristiana quiso separarse de algunos rituales ligados a la tierra, ligados a los animales, al problema del sacrificio de los animales, y se encuentra allí una especie de higienización, una limpieza: ya no hay animales, ya no van al altar, el ara que fue el lugar del sacrificio. Hoy las iglesias no se abren a los animales, ahora al contrario hay todo un simbolismo que es interesante porque se acerca al hospital, que vuelve todo blanco, y aunque da vino por sangre, todo es limpio y ha quedado fuera, más allá de los rituales del sacrificio, la propia naturaleza, es como una especie de dominio racional de la religión sobre la naturaleza, como si la naturaleza renunciase a una religión demasiado desordenada para tener lugar en el siglo XX y XXI.
Podemos pensar en nuestra tradición: la iglesia, limpia de tierra, es claramente un foco de racionalidad, a pesar de que asociemos el mundo de la creencia a algo no racional; las formas rectas, un suelo más alto, un suelo más bajo, hay ahí algo de aula, el espacio de la iglesia es el del aula escolar, con reglas, jerarquías, y es interesante, precisamente porque respeto mucho la creencia, pensar en cómo sería una iglesia en la que entrase la tierra y el agua. El agua sólo entra en el bautismo, donde está todo muy controlado, donde el agua se encuentra en recipientes. Propondría poner allí lo que es inestable, lo que está vivo, colocar cosas vivas, y no sólo los humanos; hoy lo que entra en una iglesia vivo, natural, son los hombres. Todo está aún como en la tradición de tiempos anteriores: un espacio demasiado ligado al hombre racional, al hombre adulto racional, el niño sólo debía entrar en aquellas situaciones en que recibía algo del adulto. La entrada reciente de los niños en la iglesia, que hoy es común, introduce lo imprevisto: el niño puede llorar, y esto es revolucionario, un asistente que puede llorar.
Entre las cosas que encuentro más violentas, en ese espacio blanco de las aulas, del hospital, de la iglesia, se cuentan situaciones como la del anciano que está en casa, en su ambiente, y tiene un animal doméstico, con una relación afectiva muy fuerte, y de repente al enfermar, cuando está más frágil, se le retira el animal doméstico y va a una habitación de hospital donde no puede entrar el animal. Alguien que está enfermo de repente pasa de un ambiente humano, con personas próximas y su animal doméstico, a un sistema totalmente higiénico, blanco, y con máquinas, donde en vez de tener un animal tiene a su alrededor las máquinas; sería una revolución muy tranquila si se dejase entrar a los animales…  queremos pensar racionalmente, y no somos capaces si lo hacemos con tierra, con animales, como si fuese imposible pensar al lado de un animal."

 Gonçalo M. Tavares





Salvación

¿Cuánto tiempo dura el Espacio?
el cuerpo que danza es la duración perfecta del Espacio
Danzar no es durar (demorar) en el espacio, no es sobrevivir en el Espacio.
danzar es durar el Espacio
es hacer sobrevivir al Espacio, es salvarlo.
Liberar al Espacio de la Monotonía.
Tiempo con huesos y órganos.
Tiempo con imaginación.
Salvación del espacio.
(El Meteoro no atraviesa el Espacio
el cuerpo meteoro lleva tras de sí el Espacio).

 Gonçalo M. Tavares



"Se acuerda de hombres poseedores de conocimiento y de orgullosas bibliotecas, que sólo se mostraban auténticos justo en los instantes posteriores a una tragedia: a continuación retomaban sus prácticas habituales. Se acuerda de que una tarde vio cómo degollaban a un gran animal. Y se acuerda de Mary. Se acuerda de campesinos analfabetos de brazos rudos y barrigas y senos masculinos deformes, y se acuerda de haberse ilusionado, por momentos, con la esperanza de que entre la gente sencilla existiesen otros actos; pero en ellos sólo vio una gastronomía diferente, armas rudimentarias y una mesa de madera con más carcoma. Por tanto, nada nuevo tampoco entre los pobres. Y Bloom se acuerda de cómo las mujeres pobres decían máximas inútiles intentando pronunciar palabras difíciles exactamente como las habían oído en la televisión. Y de cómo se equivocaban, y de cómo lo volvían a intentar, y de cómo volvían a equivocarse.
Y de cómo, sobre todo, no entendían ni nada, ni mucho."

Gonçalo M. Tavares
Un viaje a la India



Sobrevivir

La Paradoja abre lo bello.
Los sitios claros permanecen claros:
El sitio que permanece no es sitio, es permanecer.
Mudar el Sitio al sitio donde el cuerpo es Mejor.
La Paradoja abre lo bello.
La supervivencia de lo bello: es urgente convertir lo bello en PARADOJA: la supervivencia de lo bello.

Gonçalo M. Tavares



"Somos como náufragos que no nos podemos tocar."

Gonçalo M. Tavares



"Tendríamos que preguntar, a las personas que estaban activas en los años cincuenta, si entendían completamente aquel mundo. Tenemos la tendencia de sobrevalorar nuestro presente, como si fuese muy complicado, muy trágico y no sé si es así. Cuando hacemos memoria sobre un tiempo que puede parecer confuso, imaginamos a la persona en el medio: el tiempo histórico que queda hacia atrás parece algo horizontal, e introducimos un punto de vista casi vertical, vemos el tiempo pasado desde aquí encima, en el presente, y por eso nuestro tiempo parece menos explicable. Ocurre incluso si nos acercamos al clima: pensamos que vivimos siempre un tiempo excepcional; y, al margen de la realidad científica del cambio climático, si leemos a los clásicos, comprobamos que en las tragedias griegas de hace tres mil años hay personajes que se lamentan del clima, y acusan a los dioses de estar locos porque siempre llueve o siempre hace sol."

Gonçalo M. Tavares


"Y me acordé de esto.
Lo conocía bien, él tendría en aquella época tres años, era el hijo de un amigo, pero lo que le vi hacer me sorprendió y de alguna manera me puso en guardia. A medida que, con un enorme placer, se comía cada bocado de una tostada, el niño mostraba la parte que quedaba del pan y, después de una mirada rápida, decía el nombre de lo que aquel trozo le recordaba: primero un coche; después, un mordisco más: y he aquí un delfín; después aparecía una carreta, etc., etc. Lo interesante es que cada mordisco no estaba premeditado —el niño no buscaba construir una forma con los dientes; primero comía —eso es lo importante— y después observaba lo que quedaba e intentaba darle un nombre como para tranquilizarse —la masa del pan sin forma regresaba al mundo a través del nombre que él le daba. No eran los dientes, sino su impresionante (para la edad) poder de observación que recreaba objetos o cosas del mundo real. Después, lo que de alguna manera asustaba, era presenciar el modo desprendido con el que de nuevo lanzaba un bocado a aquella forma con nombre, haciendo desaparecer nombre y forma de un segundo a otro sin indicios de nostalgia —con tres años había que avanzar, nada más. Su boca iba devorando eso a lo que los ojos intentaban dar forma y la sensación de temor que fui sintiendo poco a poco (y quizás, quién sabe, también los otros dos adultos presentes en la sala) procedía de la comprensión de que todo, para él —para aquel niño—, era alimento, no había el menor instinto de conservación de las formas, incluso las que con su mirada había creado. Cada forma del mundo que destruía su apetito era sustituida por otra, sin embargo, inevitablemente, el trozo de pan se hacía cada vez más pequeño, y el último despojo, dada su forma circular, designado por él como OJO (y en realidad, observándolo atentamente, era un ojo lo que allí había, con el iris que parecía de color marrón y la pupila por donde se juraría que entraba algo de luz), ese ojo, ese ojo admirable, tardaba pocas milésimas de segundo en ser engullido.
El vacío que siguió a continuación fue extraño. El niño ya no tenía nada en la mano: había dado nombre a múltiples cosas y después las había hecho desaparecer; y, al final, simplemente no había nada —ni material, ni siquiera un comentario, una palabra, nada; el niño se había cansado del juego o sencillamente había dejado de tener hambre, y los hombres en la sala, entre los cuales estaba yo, como si nada relevante hubiese pasado, retomaron a continuación los asuntos preocupantes del mundo."

Gonçalo M. Tavares
Una niña está perdida en el siglo XX



"Ya no rezamos a un paisaje natural, sino a un paisaje tecnológico."

Gonçalo M. Tavares












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