Acá estoy
esta soy
vine al mundo sombreando
el desprecio del lenguaje

no tengo nombre

yo
la última de la fila
la lenta
suspendida
liviandad
de lo inútil
un signo translúcido
en la noche
de un diorama antiguo

Acá está
la que que levantó el guante
del veneno:
usé su reverso,
lo volví flor de seda
en el centro de mi
lengua

Esta soy
rulo de falda
cuerpo sin cuajo
acá vengo
caigo en
pi
ca
da
en el centro del pantano

soy
la sin nombre
invisible a la luz
acá estoy

y me oculto.

/13-05-20

Figuré montañas tras los edificios
sentí pena
cuando la luz entre la niebla
horadó el centro
Y me dije en mi otra lengua
está bien que así sea

acá estoy
y me oculto
como un puma en el día.

Gabriela Clara Pignataro


Drácula en el tercer mundo

Cuando estás frente a la ventana
los hombros se alinean
con el filo de las chimeneas apagadas
todo el caserío se desprende de vos
y un puma se te escapa
en el gesto de tirar las cenizas
mirar las publicidades despintadas
a lo lejos,
entonces existe una suspensión
en los océanos del tiempo
(Cuánto más para cruzarlos
en cuál furia, con qué huesos)
todos los accidentes ocurren
congelados:
puedo ver los cristales goteando
en finos colmillos
la tarde pierde su lógica y espanto
de ser el hacha en la perla
de cualquier promesa.

No es acaso el amor
un movimiento fatal
como detenerse para respirar,
y después seguir
y seguir
y seguir
con la hermosa farsa
de llevar el mentón al pecho
hacer envejecer los archivos
cambiar los zapatos de lugar
empujar las hamacas del verano
doblar la ropa
acomodarla en estantes vacíos
no es acaso una fe infiel,
sin templos
toda intemperie
una sala de máquinas destruida
brillante por las esquirlas,
un refucilo
tajeando la negrura.

Así,
como escribir.

Gabriela Clara Pignataro



Esta es la lanza

Ahora

que la riestra de pólvora enemiga

encarama la calle

como maleza rastrera

que cuartea los malvones, desangra

y la savia alimenta a las hormigas,

como diente de marfil

en el cuello del magnate

como naufragio anunciado

por el servicio meteorológico

ahora,

que nuestros nombres han sido cantados

(tarde o temprano),

que el milagro sólo ocurre

a los mártires siempre limpios

dignos de la clave de su dogma

los premios y las condecoraciones

cabezas brillantes laureadas

resplandecientes

faros de poder

en esta galaxia de hambreados.

Ahora, soñamos

toda Roma en llamas

los cascos como plumas enardecidas

en la cola de un dragón demente

el humo, balconada de una vera del río

toda Birmania elevada

una falla de la selva, marea

azafrán atestando la milicia,

toda sierra maestra

es una mujer zacateca clareando

la mañana más luminosa

pasando la montaña de trenzas

y tapices sagrados,

ahora, que sabemos

que ni origen ni pecado ni cadena

ni costilla ni moisés ni talón:

todo el peso de la historia

la fábula constrictora

en la nuca de los pueblos,

la fusta del amo autoproclamado

repica bífida y serpentea

los lobos pierden su olfato

la boca del bosque se confunde

en pozos ciegos

dónde refulgen metales asesinos,

los perros amordazados en las casas

son alejados de su ancestro.

Ahora,

ésta es la lanza

la lengua molotov

la pupila en la espalda

el mapa dónde cae el horizonte

la renuncia al espejismo

el puma siempre oculto

el aguará solitario y sediento

la guerra contra el designio:

las naciones-cuerpo alimentarán

las naciones-espíritu

y así será

la supura cristalizada de los tesoros

el progreso prístino de las ideas

intocables

exclusivas

adelantadas dis tan cia d a s

entonces lejos, atrás, cercado

el parque de los magnolios

que portan la insurgencia del verano

perseguida

la bacteria de lo popular

que crece y se hace fuerte

en la memoria residual, latente.


En un valle de diestros

usaremos al revés las armas:

el desprecio que nos regalan

será la distancia ganada,

el tiempo de ventaja

en el pecho de nuestros caballos

cruzando la línea de fuego

con las crines intactas


ésta es la lanza

una anémona de helio

cruzando la noche en destellos

el cadáver de un satélite que late

un buen augurio

un presagio

a la velocidad de luz

que aún no se ve.


Vendrán las lluvias suaves

alguna vez.


Esta es la lanza.

Gabriela Clara Pignataro



No sé si puedo
escribir sobre amor

y sin embargo el amor existe

todas nuestras verdades
son relativas
como la maquinaria de la ilusión
las formas de hacer la cama
de extender la palabra
de hacer la guerra
y de pedir perdón

el ojo a veces
es un pez mareado
boqueando sal
en la cresta de la espuma
que parece no dejar
de romper
nunca

una perla
en la arena seca
no es tan distinta
a los granitos que duermen
entre los dedos
de los pies
hasta que la bandera celeste
pone al sol
en el centro del dial
colmando los hoteles
y ese punto blanco
empieza a brillar

la última oleada se llevó todo
menos esto

Gabriela Clara Pignataro



"Sigo la partitura de mis pensamientos. Son imágenes circulares. En espiral, retorno: otra vez estoy ahí, hace años. ¿Dialogo conmigo en el tiempo? ¿Es eso acaso, el holograma posible?
El cuerpo proyectado en terrores antiguos. Eso es también, el futuro.
Conozco el hilo de mis huesos. Por eso los busco, hace tanto, en el desierto."

Gabriela Clara Pignataro









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