Ambición

'No me permitía a mi mismo pensar en la huida final...
un paso cada vez era suficiente.'
John Buchan, Mr Standfast

Ahora que he ascendido esta parte, es hora de mirar atrás. Pero el humo oscurece
El panorama desde el manantial del monte Loney. La ciudad y el monte están ardiendo.
En mi boca todavía el frío cortante del agua -el sabor a invierno
En verano- Y mi padre paseando por ahí fuera. Perece que no puedo encontrarle.
Habíamos estado fumando y hablando de su etapa dentro, de lo
Escasas que era las cerillas, tenías que dividirlas cuatro veces con la uña:
Y siete colillas de cigarro hacían un cigarro. Guarda una cosa durante siete años,
Siempre le encontrarás uso, él seguía sin detenerse... me recuerda
Aquel santo que, después de haberle cortado la cabeza, la recogió y anduvo
Siete millas con ella. Y el sabio dijo, La distancia no importa,
Lo difícil es el primer paso.

Un viaje es como eso -el primer paso de tu vida, interrumpe mi padre-
A menudo, aunque das un paso adelante, dos pasos atrás. Porque si el tiempo
     es un camino
Este está lleno de rampas y zancadillas, montañas rusas y espaguetis; de vez en vez,
El doble sentido se convierte en sencillo, mente al revés. Y los trozos de paisaje
vuelven a pasar: parece como si he visto el mismo partido de tenis suburbano
Durante horas, y oído, a intervalos cada vez menos sorprendentes, el aplauso
      de palomas
Estallando en el desván. O la procedencia no está todavía decidida, porque
      los aplausos intermitentes
Se convierte en lluvia. La ventana contra la que apoyo la nariz, está tomada, dando
A todo un aire difuminado. Sigo dibujando caras o firmando sobre ella.

Y si el tiempo es un camino, entonces se te interroga una y otra vez
En un control móvil. Un soldado apunta un arma a tu cabeza. Otro soldado
Te hace preguntas, y otro comprueba la información en el ordenador.
Tu nombre. Los nombres de tus hermanos. El nombre de tus padres. Su trabajo.
Como si al que están buscando no fueses tú, pero podrías serlo. Es como tú.
O huele como tú. Y de repente, un olor póstumo a saco de lona vacío
De cartero -bramante, tinta, cartas devueltas- sale del uniforme mojado
De los soldados. Obviamente están cansados: uno de ellos está viendo Wimbledon
En una de esas televisiones de pantalla del tamaño de un sello de correos. Por supuesto,
      el golpe correcto,
Dice un locutor invisible, habría sido la dejada. Utiliza palabras como
De revés, volea, smash, estrategia. Alguien está peleando una batalla perdida.
¿No es esa la manera, que alguien te diría lo que debías haber hecho, cuando
Acabas de hacer justo lo contrario? ¿Diste la orden para que ese hombre muriera?
Al contrario, replica el acusado, como si hubiera ordenado el nacimiento o la resurrección.
Aunque un clavo saca otro, como dice mi padre.

Y mi padre habría sabido mejor como amañar en Correos de la Reina
- ¿o era Rey entonces? El chiste consistía en coger una moneda de medio
      penique irlandesa
con el arpa en el reverso, y franquear una carta con ella. Algunas personas
No le veían la gracia; siempre pensaron que era Republicano. Fue denunciado,
Despedido durante un mes. Es por lo que nunca ascendió. Eso fue una historia.
La otra fue una de tiempo de guerra, en la que se supone que fue a Inglaterra
Para un curso de entrenamiento, pero no lo hizo, ya que no quería ser reclutado.
La versión de mi madre es que le faltaba ambición. El estaba muy satisfecho
     con quedarse
En un sitio. Le gustaban las cosas como eran... un toque perfecto, momento perfecto,
Exactitud perfecta: el comentario me ha repateado un poco cuando intento
Entender lo que pasó. Hay una nubecilla de tiza, mientras la bola golpea la línea,
Como si alguien hubiera disparando a cámara lenta, a lo lejos: esa de otra manera
Débil nube, insignificante en el azul de verano, que hace que el cielo alrededor
Mucho más intenso y frágil.

Está más cerca al azul de invierno. Huellas de pies en zigzag
Impresas en la pista de tenis congelada: parece como si el Desaparecido se levantara
Antes de las primeras luces, y acechara desde un lado de la jaula de alambre al otro, afuera
En los laureles brillantes. Ninguna facción armada se ha responsabilizado:
Una mano lava la otra, dice mi padre, tan seguro como que un funeral provoca muchos.
Porque el regalo es una campaña de toma y daca, cambiando ahora por entonces,
El correo de Navidad de la Navidad pasada, la crespón negro de un interino. Moviéndose
Por los suburbios y los árboles al amanecer, flota un olor a café,
Fijo en el aire como raspaduras de naranja en la mermelada; y campanillas de trineo
Tañen por la radio, como cubitos en un refresco de verano. Creo que empiezo, ahora,
A conocer el mapa de calles con mis pies, como mi padre.
Dios nunca cierra una puerta, decía mi padre, sino que abre otra; y luego,
Camine desnudo por la pasarela de hierro con un frío helador: Ha vuelto
A su época de recluso, la humillación del baño semanal. Ocurrió siete semanas antes
De ser liberado: de su hermano pequeño era detrás de quien iban todo el tiempo.
Dios nunca abre una puerta, sino que cierra otra: mi tío estuvo dentro siete años.
En su funeral, dijeron cuánto me parecía a él: a fin de cuentas, tengo su tos de fumador.
Ahora mi padre ha decidido fumar menos. Pega tres o cuatro caladas a la vez.
Apaga los cigarrillos y los enciende, siete veces.
Le encontré ayer cien yardas delante de mi, agitándose, mientras el sofocante
Verano le empujaba paso a paso hacia un horno helado. Y con cada paso
Envejecía. Mientras me acercaba a él, tosió. Yo tosí. Se paró y se volvió,
Dio dos pasos atrás hacia mi, yo di un paso adelante.

Ciaran Carson




Belfast confetti


De repente, mientras la manifestación avanzaba, llovían signos de exclamación, Tuercas, cerrojos, clavos, llaves de coche. Una fuente de símbolos rotos. Y la explosión
Misma –un asterisco en el mapa. Esta línea separada por guiones, un estallido
de fuego rápido…
Estaba intentando completar una frase en mi cabeza, pero seguía
tartamudeando,
Todos los callejones y calles secundarias bloqueadas con puntos y
puntos y comas.
Conozco este laberinto tan bien –las calles Balaclava, Raglan,
Inkerman, Odessa-
¿Por qué no puedo escapar? Cada movimiento tiene su puntuación. La calle Crimea.
Sin salida otra vez.
Armas, verjas. Máscaras antidisturbios. Walkie-talkies. ¿Cómo
me llamo? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Una
descarga de signos de interrogación.
“Gallipoli” (extraído de “Breaking News”)
“Imagina las casetas y puestos del mercado de Billingsgate,
el brillo de los pescados y de los cuchillos para desescamar,
las chabolas destartaladas en una granja inglesa,
el hedor de estiércol y paja, y caballos
a medio galope en las callejuelas empedradas de Dublín;
imagina la ruinosa hacienda de un propietario irlandés,
pagodas exuberantes como un plato de porcelana china,
en el que peces vuelan a través de una mortaja y hay velas y un depósito
de barcos oxidados que pierden lastre con destino a Benarés,
en busca de cargamentos de té tan negro como el estaño;
imagina la cañería sucia de un callejón de Boulogne,
donde tiendas y casas tiemblan hasta que los tejados se tocan,
chimeneas tan altas como las de Sheffield
o torres redondas irlandesas,
echando humo como una flota de acerados destructores británicos;
imagina los soportales olientes a ajo y a orégano en Bolonia,
filigranas curvilíneas de linguinis como un zoco y pestilencia a carne podrida,
laberínticos como las fábricas de rifles de Springfield
o las inmundas cobachas que acogen a los empleados de malos patronos,
que se sientan en salones haciendo negocios mientras beben el elixir del poder;
puebla entonces esa barriada con chipriotas y turcos,
armenios y árabes, fusileros británicos
y zuevos franceses, guías y camellos, oficiales y marinos,
zapadores, mineros, esclavos nubios, cambistas griegos
y añade intérpretes que no saben el idioma;
vístelos con turbantes, con chales de imaginativo encaje,
sombreros de fieltro, fezes, fajines, camisas finas de Valenciennes,
boleros, casullas diseñadas por sastres de alquiler,
pantalones cortos de avestruz o de flamenco rosa,
sans-culottes y atuendos aún más extraños.
requisa unos cuantos mataderos para las tropas,
y puestos que venden naranjada, gaseosa y manteca rancia de cerdo,
un hospital de campaña o dos, una cárcel,
un puerto de aguas estancas infestado por el cólera,
y cloacas al aire libre que descienden por las calles;
haz que la dieta básica sea de cantalupos verdes
atiborrados de moscas y digeridos con vino amargo,
acompañada por la música
bizantina y discordante de la cítara
y los graznidos multilingües de los periquitos.
Oh, paisaje salpicado por las minas de diamantes de Kimberley,
y por todos los tugurios de Trebisonda,
donde fumadores de opio languidecen sobre alfombras persas,
y espías y putas en reservados tenuemente iluminados
debaten sobre el debilitado empuje de los poderes aliados,
donde perros vagabundos husmean en busca de casquería
tras el hedor de ciruelas y albaricoques podridos,
de los que se destila el brandy que llaman disparo de la uva,
y soldados yacen muertos o borrachos entre aplastadas flores.
Ni siquiera he comenzado a describir Gallipoli.

Ciaran Gerard Carson



Campaña

Le habían interrogado durante horas. ¿Quién era él exactamente?
     Y cuando
Se lo dijo, le interrogaron de nuevo. Cuando aceptaron quien
     era, que no tenía
Nada que ver, le arrancaron las uñas de las manos. Luego
Le llevaron a un descampado en algún sitio cerca de
     Horseshoe Bend, y le dijeron
Lo que era. Le pegaron nueve tiros.
Una humareda negra salía de un montón de neumáticos
     ardiendo.
El mal olor que él olía era como su propio olor. Cristales rotos
      y Durex atados.
Los nudillos de una cara con medias de nylon. Solía verle
     en el bar Gladstone,
Sirviendo pintas a extraños, sus dedos casi-perfectos salpicados
      De porquería

Ciaran Carson


Mano ensangrentada

Tu hombre, dice el Hombre, caminará dentro del bar de esta manera, sus dedos
imitan un par de piernas, una cojea, tu sabes muy bien
qué hacer. Hunde los dedos en su cabeza. Pretende que es un juego de niños.
La mano podría ser la boca de un caballo, un conejo o un perro. Cinco palmas.
Las paredes oyen: las sombras que tú proyectas son las sombras que intentas sacudirte. 

Extingo la luz de la vela entre mi índice y mi pulgar ¿Fue cortada la mano izquierda
desde la muñeca y arrojada a las orillas de Ulster? ¿Existió
Ulster? ¿O la Mano Derecha de Dios diciendo Alto a esto y No a aquello?
Mi pulgar es el percutor de una pistola. El pulgar hacia arriba. El pulgar hacia abajo.

Ciaran Carson
Traducción de Mijail Lamas
El título del poema hace referencia a la mitología irlandesa (el ciclo Fenian), a la mano roja que figura en las banderas y escudos que representan Ulster, y también a los grupos paramilitares (Red Hand Defenders)




Puntuación

Esta noche escarchada está fluctuando con líneas y ángulos, trayectorias invisibles:
distorsionados, calcáreos diagramas de la geometría, que se borran en el instante en que son bosquejados,
pero permanecen en la mente. Los disparos, los ecos, son como látigos, y cuando te encoges,
no sabes de dónde viene. ¿Esta bala, tiene tu nombre?
Por el momento, todo es una X, un vacío que aún no se ha llenado.

Caminando por el espacio negro entre las estrellas, voy evitando las grietas en el asfalto.
Y el agujero entre las luces de la ciudad, mi sombra que parece cruzarse a sí misma. Puedo
ver mi mano, a una milla en el futuro, justo por girar la llave en la cerradura,
cuando otra sombra sale detrás del  seto, yendo, punto, punto, punto, punto, punto...

Ciaran Carson



Una noche fuera

Cada jueves al apretar el botón de latón de la alambrada galvanizada
Una figura aparece un momento al final del iluminado pasaje de hormigón,
Luego desaparece. La puerta chirría al abrirse y da un portazo
/justo detrás de nosotros.
Entonces atravesamos la robusta puerta giratoria de polietileno
/semi-opaca que deben haber traído
De un hospital. En el bar, de nuevo la mirada inquisitiva.
Siete whiskys después, la banda entonaba el Four Green Fields.
Desde algún sitio más allá de los muros de ladrillo
/nos llegaba el ritmo roto
De una ametralladora. Un coro rasgado. Así la frase de la noche
Está puntuada completamente por rondas de bebidas, de balas, de aplausos.

Ciaran Carson








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