Carta

Padre, el mundo te venció día tras día
Como me vencerá a mí, que soy parecido a ti.

Padre de risa magra, padre de corazón consumido,
Padre, el más triste de mis hermanos, padre,

Tu hijo ahora tiembla con tu temblor
Como aquel día de infancia de lluvia y miedo.

Pálido entre los gritos oscuros del contorsionado rabino
Dejabas caer los terrones sobre el ataúd de tu padre.

Aquello que tú no dijiste debo decirlo por ti
Ante el trono de luz que consume mis días.

Por esto ha partido tu hijo; y ahora junto a los compañeros
Busca las calles blancas de Galilea.

Franco Fortini


Comunismo

Siempre he sido comunista.
Pero justamente los otros comunistas
han sospechado de mí. Era comunista
mucho más allá de sus certezas y mis dudas.
Justamente no me han reconocido.

Mi disciplina no podían verla.
Mi centralismo parecía anarquía.
Mi autocrítica negaba la de ellos.
No se puede ser comunista especial.
Pensarlo significa no serlo.

Así justamente no me han reconocido
mis compañeros. Siervo del capital
yo, como ellos. Más aún, porque lo olvidaba.
Y ellos trabajaban mientras buscaba mi placer.
Incluso por esto siempre era comunista.

Mucho más allá de sus certezas y mis dudas,
de este mundo siempre quería el final.
Pero también mi fin. Y también esto -más, esto-
los alejaba de mí. No los ayudaba mi esperanza.
Mi centralismo parecía anarquía.

Como quien para sí quiere más verdad
para ser ante los otros más verdadero y para que los otros
sean él mismo, así he vivido y muero.
Siempre por lo tanto he sido comunista.
De este mundo siempre quería el final.

Vivo, he vivido bastante para ver
por ciencia horrenda abatidos a los compañeros que me hirieron.
Pero digo: ¿sabían que era de los suyos, ustedes, no?
¿Por eso me odiaban? Oh mi verdad necesita,
disuelta en tiempo y aire, corazones más dispuestos a educar.

Franco Fortini



De China

En sueños volví a ver
los campos de Hebei,
una chica recogía
dientes de muertos, rascando
con sus pequeños dedos
la greda clara de la tierra.
"Estos eran los antiguos",
decía, "pobres criaturas.
Vuelve con nosotros, si todavía
estás vivo, regresa
cuando los sembremos,
cuando haya fiesta
por la cosecha y comamos."
Como quien dice adiós,
después me miraba largamente.

Franco Fortini



Domingo de ramos
                                                              
a Renato S.

Los emperrados en arrancar un camión en la banquina,
los actores de ojos brillantes que salen a agradecer,
los viejos amantes en busca de razones para amar,
la madre atenta al chico para que no se caiga,

actos que quieren ser, calor que se pierde,
¡qué fácil se quejan de la nada que los espera!
Pero el estudio más arduo es otra cosa: y los libra
del llanto, árboles ingenuos que reintentan el verde.

Franco Fortini


Es el temporal...

Es el temporal no el interruptor.
La antigüedad de los árboles acoge a Edgardo fugitivo.
Y sobre el sombrerón del hongo
el sapo se agita.

Les ruego considerar las escamas
que la serpiente cuelga a la maleza,
con esa singular crepitación suya.
Ahora, sin escamas, se las llevará el aguacero,
abajo, hacia la ríada y los mugiles atontados.
Todo esto nos dice adiós de una vez para siempre.
¿Por qué irritarse? Los sobrevivientes transitan
uno tras otro buscando reparo.
Es maravillosa la resistencia mental
del joven que reparaba la cucha del perro, del viejo
que, seguro, conducía en bajada,
de la madre que espera la ablación.

Vayan, pensativas antiguas plantas,
encinas fresnos hayas carpes alerces olmos.
A todos en cadencia les conozco
los nombres de escarnio que el relámpago reanima.
Desde las corrientes del desván, desde los trapecios
de los rincones, las arañas geómetras me
prometían ayuda
para cuando hubiese crecido. Trabajaban
pacientes para este infame idilio.
Era una casa de campesinos
de los tiempos del Gran Duque,
en alquiler por agosto. Agosto esta noche terminaba.

"Escucha qué agua", decía una voz desde la oscuridad.

Franco Fortini



Lukács

Los zapatos pesados el codo sobre los libros
el cigarro apagado no por la duda
sino por la duda y la certeza
en la última foto
del otro lado de la verdad
ojos perdidos nos miran.

A su espalda vemos los libros deteriorados
los tapices la talla gótica
de San Martín a caballo
que se desgarra la capa
para darle la mitad al mendigo.

Los hombres son seres admirables.

Franco Fortini


“No hay vida verdadera, sino en la falsa.”

Franco Fortini



Tal vez el tiempo de la sangre

Tal vez el tiempo de la sangre regresará.
Hay hombres que deben ser matados.
Padres que deben ser escarnecidos.
Lugares que profanar blasfemias que proferir
incendios que establecer delitos que bendecir.
Pero más hay que volver a otra paciencia
a la ciencia feroz de los objetos a la coherencia
en los dilemas que habíamos creído superados.
Al partido que se necesita tomar y hacer.
Buscar a nuestros iguales osar reconocerlos
dejar que nos juzguen guiarlos ser guiados
con ellos querer hacer el bien con ellos el mal
y el bien la realidad servir negar cambiar.

Franco Fortini



Traduciendo a Brecht

Un gran temporal
durante toda la tarde se enroscó
sobre los techos antes de romper en rayos, agua.
Fijaba versos de cemento y de vidrio
donde hubo gritos y llagas amuralladas y miembros
incluso míos, que sobrevivo. Con cautela,
mirando ora las tejas trajinadas, ora la página seca,
escuchaba morir
la palabra de un poeta o mudar
en otra, no ya para nosotros, voz. Los oprimidos
están oprimidos y tranquilos, los opresores tranquilos
hablan en los teléfonos, el odio es cortés, yo mismo
creo no saber ya de quién es la culpa.

Escribe, me digo, odia
a quien con dulzura guía a la nada
a los hombres y las mujeres que te acompañan
y creen no saber. Entre los nombres de los enemigos
escribe también el tuyo. El temporal
ha desaparecido con énfasis. La naturaleza
es muy débil para imitar las batallas. La poesía
no cambia nada. Nada es seguro, pero escribe.

Franco Fortini


Traduciendo a Milton

Los árboles los fríos espesos árboles grandes
y también arbustos pero todos verdes blancos
con palmas y flechas ramificadas e hilos
en la cumbre del bosque rostros ligeros los árboles
alegres de hielo y rotundos, vainas
de leche agria desolladas y las pasturas
dilatadas de gramíneas y chispas
las orillas encendidas de espadas vivaces
y la respiración de las cimas...

Franco Fortini
















No hay comentarios: