Cautela

Los castaños florecen.
Tomo nota,
pero me abstengo de opinar.

Günter Eich


¡CUÁN DIFÍCIL ES CAPTAR LA BELLEZA!

Cuando te rozan de alas las huellas,
¿quién es que lo ha podido comprender?:
se le acerca quien de ella se aleja.

¡Cuán difícil es captar la belleza!
Conoces la lengua que ella usa.
En bolas de espinas crecen castañas
y en alguna poesía maduran.

Günter Eich


Demasiado tarde para ser modestos

Habíamos puesto en orden la casa
y corrido las cortinas;
en el sótano teníamos provisiones suficientes,
carbón y fuelóleo,
y escondida en las arrugas de la cara
la muerte en ampollas.

Por el resquicio de la puerta vemos el mundo:
un gallo decapitado
que corre como loco por el patio.

Ha dado al traste con nuestras ilusiones.
Colgamos las sábanas de los balcones
y nos rendimos.

Günter Eich


Donde yo vivo

Cuando abrí la ventana,
entraron peces en el cuarto,
arenques. Parecía
que pasaba un cardumen.
También entre los perales jugaron.

Pero la mayoría
se detenía aun en el bosque,
sobre los viveros y los guijarrales.

Son molestos. Pero más molestos aun son
los marineros
(también grados más altos, timoneles, capitanes)
que a menudo vienen a la ventana abierta
y piden fuego para sus malos tabacos.

Quiero mudarme.

Günter Eich


Fin de un verano

¿Quién quisiera vivir sin el consuelo de los árboles?

¡Qué bien, que tomen parte en el morir!
Los duraznos están cosechados, las ciruelas se colorean
mientras bajo el arco del puente murmura el tiempo.

En el paso de las aves contemplo mi desesperación.
Miden su parte de lo eterno con serenidad.
Sus tramos
se hacen visibles en la fronda como fuerza oscura,
el movimiento de las alas colorea las frutas.

Hay que tener paciencia.
Pronto estará sin sello la escritura de los pájaros,
bajo la lengua se puede sentir el centavo *.

* Alusión al tributo a Caronte, barquero de las almas, en la tradición griega.

Günter Eich


Inventario

Esta es mi gorra,
éste mi capote
y aquí están, en su bolsa,
los chismes de afeitar.

Esta lata vacía
es mi plato y mi vaso;
en su chapa he grabado
mi nombre.

Lo he grabado con este
clavo, que vale más
que el oro y que oculto
de miradas rapaces.

Un par de calcetines
de lana y otras cosas
que me callo las guardo
en el fardel del pan;

le sirve así de almohada
de noche a mi cabeza.
Entre la tierra y yo.
sólo hay este cartón.

La mina es lo que más
aprecio: por el día
me escribe los poemas
que pienso por la noche.

Esta es mi libreta
y éste mi toldo de lona;
ésta es mi toalla
y éste mi hilo de coser.

Günter Eich


La Letrina

Sobre fosas malolientes,
papel con sangre y orina,
entre moscas que refulgen,
me acuclillo en la letrina

viendo una orilla boscosa,
huertas, varado un lanchón.
En el fango putrefacto
cae a plomo un cagajón.

Resuenan en mis oídos
los versos de Hölderlin.
Se reflejan, nieve pura,
las nubes en este orín”

Ve, pues, ahora, y saluda
al hermoso Garona
bajo los pies vacilantes
nadan las nubes...

Günter Eich












No hay comentarios: