Construcciones

He aquí la casa.
En nada parecida a la idea que
-por sus poemas- uno se hace
de la casa de los poetas:

ventana al río
o al "vértigo horizontal" de la llanura
"soledumbre antiquísima"
terreno cóncavo (o espacio hueco
si se quiere) de Henri Michaux.

He aquí la casa, lo que la puebla
y lo que ella conforma.
Qué disgusto será para el viajero
fatigado
reposar aquí.
Ni el acto simple
de abrir la ventana
para que la humedad florecida
del jardín
en otoño
penetre.
Puesto que no hay ventanas
su ademán
chocaría en vano
contra la tozudez
de la casa.
Y lo que ella conforma...
Se nos dice: al morir
arribamos en tropel
como niños de fiesta
a una espaciosa casa
donde vivimos nuestra vida
en el sentido en que se recuerda un sueño:
-desde la muerte recién consumada
hasta el momento de nacer-
y que este
ejercicio de memoria
es la felicidad.
Pero no es esa mi casa.

También se nos dice
si la tarde aguarda
en un cielo despejado
que el pensamiento comprende
-: Tu tiempo ha terminado.
En ese, el momento
en que más necesario era
quedarnos en la casa
escuchando cómo canta
rumorosa la sangre
adecuando el mobiliario
a nuestro pequeño tamaño
limando aquí una aspereza del piso
allá una arruga de la pared
ansiosamente
dándole un poco de lo que somos
equilibrándonos un poco
para poder
volver a nuestro lado.

Estela Figueroa



La enamorada del muro
I

La enamorada del muro

no sabe cómo es el muro.

pero seguro siente su humedad

cuando ha llovido.

Su aridez

en tiempo seco.

La enamorada del muro

depende del muro.

A él se aferra.

Si el muro se cae

ella se desparrama

como una cabellera sin cabeza.

 A veces es tímida

y cubre sólo la base

como una mujer arrodillada

que abraza las piernas de una hombre.

Y a veces –qué deseo

y qué orgullo caben en ella–

cubre no sólo el muro

sino toda la casa.

II

Todo amor nace

a partir de una pequeña confusión.

Nadie puede decir con certeza

si es el muro el que sostiene a su enamorada

o es la enamorada

la que sostiene el muro.

Y todo amor crece

a partir de pequeñas carencias:

La enamorada del muro no florece.

Tampoco el muro.

III

Visto desde afuera

la impresión general es de una gran belleza.

¿Pero quién puede alejarse para mirar

cuando está enamorado?

El muro no ve el hermoso conjunto.

Ve pequeños tentáculos

que se clavan en él.

La enamorada ve el muro descarnado.

“El es el hueso que me da forma.

Yo soy la carne que le da vida”.

IV

Vampiro en el jardín

Ningún jardinero

la recomendaría.

La enamorada del muro

tan pródiga con el muro

tiene un rol muy cruel en el jardín.


Está en su naturaleza apropiarse

de toda la humedad del terreno.

De modo que mientras ella se expande

y se demora tiernamente en el abrazo

las otras plantas mueren.

¿Qué puede importarle?


Una mujer enamorada es capaz

de atravesar sin ver una ciudad bombardeada.

Los ojos fijos en los labios de su amor.


No hay culpa

en la pasión.


“No permitiré que nada

ni nadie

te haga daño

amor mío”

V

En sí misma


Sólo una loca pudo

enamorarse de un muro.


Un muro no habla.

No escribe cartas.

No florece.


Cubierto totalmente por las hojas

deja de ser visible.

hasta se puede dudar de su existencia.

“No es eso

hija

lo que te enamora.

No es muro.

Es tu esplendor”.

Estela Figueroa



La mosca

Primero fue como la intromisión de una mosca en invierno.
Algo tan raro. Los ojos siguen el vuelo.
El oído trata de percibir el zumbido.
La mosca se detiene en la mesa
en la bombilla de luz. Desconcierta.

Después -esto se sabe-
una mosca en invierno puede anunciar tormenta.
Es peligro. Es
como un frío repentino en el pecho.
-Voy a enfermarme -se piensa.

Y el primer trueno es un escándalo.
No queda un vidrio sano. No hay
espejo donde mirarse.

Hay que cerrar la casa como cuando llega la noche.
Que sentarse como para abrir una carta.
Que acostarse como para recibir una enfermedad.
Que levantarse como para ir hacia la puerta

como si se hubiera escuchado que golpean.

Estela Figueroa




"Me gustaría morir siendo muy vieja, llegar a sentir como un cansancio de estar vivo. Llegar a desear la muerte, y que no sea una invasora."

Estela Figueroa



Mujer en dictadura

Gruesas paredes cubrieron las ventanas, las puertas.
Quedé sola, sin libros. Quise gritar ¡los libros no! Pero
también se habían llevado mi voz. Dejaron un agujero para
mirarme. Una araña empezó a cubrirlo.
Tal vez ellos se olvidaron de mí.

Estela Figueroa



Principios de febrero

No.
El hermoso verano
no ha terminado aún.
Nos queda un mes para estarse en los patios
y descalzarnos
mientras charlamos
de esto y aquello
sin ton ni son.
Todavía habrá hombres de brazos tostados
en las calles
de la ciudad envuelta por la noche
brotada toda
como un lazo de amor.

No.
No me sostengas que no voy a caerme.
Sólo se caen las estrellas fugaces
y yo -te dije-
quiero permanecer.

Un hombre es bueno para una noche.
Cuando amanece es un reflejo dorado
sobre la cama donde se toma café.
Y es agradable el olor que deja.
Dura todo un día.
Pero no toda la vida.

Luego hay que descansar.
El libro de Kavafis y el de Pavese
sobre la mesa de luz.
Hay que aminorar la marcha.
Sentarse un rato a solas
en el sillón del patio.
Mujeres: tendríamos
que aprender de los gatos.
¡Cómo agradecen el tazón
que rebosa de leche!

Falta para el otoño.
Que nos encuentre intactas.
Sin habernos negado
a estas pasiones
que cada tanto
asaltan.

Estela Figueroa



Tracé un paréntesis en mi vida

En ese paréntesis puse mis emociones.

Como un chico que en una tarde de domingo
pasea con un globo
yo paseo con mi paréntesis
Si el hilo es fuerte
lo conservaré
Si es débil
no claro que no

Mis emociones
me inundarán
como un río.

Estela Figueroa


"Yo pierdo cosas siempre. Una vez, estaban mis hijas y yo había recontra preparado una clase sobre una Aguafuerte, y no encontraba el libro. Me largué a llorar, como una loca, y les pedí a mis hijas que avisen que no iba a dar la clase. Me vieron tan desesperada, que se pusieron a buscar y lo encontraron. No soy una buena guardiana de mis pertenencias."

Estela Figueroa







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