Cuatro a. m., cuando canta el gallo
                 
   robado a Henry Shukma

es la hora en que el hombre yace
en la oscuridad de su cama mirando el techo
convencido de que debe levantarse
y de que no lo va a hacer;

la hora en que la madre reza en la cocina
para que su hijo vuelva a salvo,
se acomoda la bata y antes de volver al cuarto
eleva otra súplica a San Antonio de Padua;

la hora en que el pintor
mira por la ventana y no sabe
si le toca despertar o dormir,
decide entonces trabajar hasta el amanecer.

El gallo avienta un grito por los aires,
desde los árboles los pájaros responden.
Pronto se les unirán los perros y otros seres,
tazas de café calentarán las manos y sólo
quedará un día cualquiera.

Carlos Llaza




Efectos secundarios

robado a John Burnside

Sé que tú, al igual que yo, abres los ojos
de madrugada con la sensación de haber andado
miles de kilómetros en el mapa de tu cuerpo;

de estar rodeado de ilustraciones de ríos, pueblos,
bosques, andenes, volcanes y una cordillera;
de aún sentir olor a ganado y campos de alfalfa.

A menudo irrumpes en palabras donde por días
merodeas en pos de un sonido diáfano como una gota
de agua de manantial escala 1/50,000;

un sonido que estremezca y excite la mente,
la dosis justa de significado para atenuar
la resaca del uso compulsivo de voces.

Carlos Llaza


La poesía

es sólo parte de la casa;
luz que apuñala una silueta
contra un pasillo, una tostada.

¿O tal vez sólo una osamenta
en un baúl desvencijado,
claro de luna sobre piedra?

¿Agua que brota del costado
de un huesero, agua con sal?,
¿la noche oscura del aedo?

Ebrio de fama y luna, el sol
quiso obligarla a ser su amante
y ella depuso al animal.

La tosca niebla iridiscente,
la peste llega a nuestra mesa.
Tras dar un salto la serpiente—

frío turbante sin cabeza—
desaparece entre las sombras
como acostumbra la sonrisa.

Carlos Llaza


Monstruo

Cuando duerme, el silencio
resopla como las bestias.

Expele polvo y humo por
las narices, bate los labios.

De la garganta amarilla
surgen bramidos de oruga—

la nostalgia por el viento
que aflige a los seres caídos

quienes a falta de plumas
visten sus alas con hojas secas.

Dado que no tiene párpados—
pobre—no cierra los ojos

sino que noche tras noche los devora
y con el canto del gallo los regurgita:

la boca espástica cual orificio
de gallina ponedora: la luz del sol

rompe a reír en la ventana.

Carlos Llaza


Nature morte au crâne

       …The room’s smell
       sharpened with phosphorus.
       
Frente al cuadro de Cézanne,
decidió hacer con palabras
una réplica del mundo.

Empezó por la manzana;
forma de pera, brillo de tuna,
olor a fruta de cera.

Y continuó en el fracaso
noche tras noche día tras día,
flores en la cavidad del ojo.

Resolvió entonces perfilar sus letras
cortar las puntas según cada palabra —
restos de ruido aglutinados como hormigas.

Al imaginar la carne humana
ponderó los inconvenientes:

la alteración de los nervios
cuando en presencia de música.

Carlos Llaza



Situación límite

El aire denso como agua muerta,
mientras los cuerpos en el asfalto
que los atrapa, tras levantarse
dan pasos firmes, luego se elevan.

Tal como el vuelo de la mosca en verano
es buceo en gasolina, tal como el viaje
del salmón es hacia el centro de la tierra;
así, esta brisa para los cuerpos flotantes,

entre dos torres de sillar grisáceo
que, en ninguna parte, como la orilla,
la cordillera o el horizonte,
juntan las manos y desaparecen

contra las nubes, detrás de los tejados.
La situación límite permanece
tan invisible como inalterable.
A pesar de innumerables intentos

nadie consigue ver las manos.
Se sabe que para soñar son buenos:
la danza quieta de los cuerpos gloriosos:
cielos y tierra rebalsando mares.

Carlos Llaza









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