Despejado

Para Myriam Moscona

Robert Frost se levanta recordando un poema
de Píndaro o de Ovidio. Después del desayuno
lo veo cortar la hierba con un panamá blanco
en su cabeza blanca. Me ha propuesto, cercado
de un centenar de ardillas: "Venga a comer a casa.
Un camino con sombra tendremos en la mesa."
Tras su mudez se esconden las pícaras de nueces
rojas y de cola ancha como un corazón bueno.
No dirá más, se aleja con estribos de fraile
a remover el sol entre las briznas de hierba.
¡Cielo de San Francisco eres en Robert Frost
una colina verde, una colina verde!

Ernesto Lumbreras


La mañana entre el barro

En el centro del patio romperé mi alcancía:
un faro bienhechor con el martillo en mano
dirige el movimiento del asombro en mis ojos.
Golpeado por el ansia estoy alegre y triste
como una flor nocturna oliendo su perfume
en un sótano rancio. Sospecho que el marrano
sonríe por la música que lleva en sus costillas.
De pronto y sin aviso dejo caer el hierro
sobre el lomo del cerdo. Cegado por el brillo
de los peces saltando en su red de guijarros
me dijo complacidos: “No más filosofía
sobre cómo encontrar la mañana en el barro”.
De tuertos generales cada moneda tiene
la tarde de un domingo en casa de mi abuela.

Ernesto Lumbreras



La sequía

En un árbol de tres ramas, el cielo
su mar reposa, plácido y sin islas.
Un caserío en ruinas se renueva
a la vez que de polvo de fantasmas.
Tiembla el camaleón toda la noche
como un borbotón de agua bajo el suelo.
Una almendra es el llano, un fuego de almas:
junto a la noria yace roto un cántaro.

Ernesto Lumbreras


Una mañana en el jardín

Para Eduardo Langagne

Hay un gato en la barda del jardín de la casa.
El resplandor de la hierba igual que un cubo de agua
lo tensa y acobarda. Un círculo de pájaros
entre migas de pan despierta en su nariz
una alegría de alas. Si no estuviera un perro
absorto en el movimiento de ir y no ir por su almuerzo
otro gallo cantara. Como una gota de agua
en un terrón de azúcar el gato se consume
en preparar su salto. Nunca lo hará, lo sabe
de cierto y con mayúsculas. Tal vez la historia cambie,
añora el bigotón, cuando un muchacho tome
su cuaderno y su lápiz y dibuje esta fábula.

Ernesto Lumbreras











No hay comentarios: