El trazado de la carretera

El trazado de la carretera
no obedeció los mandatos de la cúpula de humo.

Los ingenieros caminaron
largos días con sus noches
siguiendo al guía nativo
quien, sin más brújula que un palo,
se movía migratorio sin hablar una palabra
de la lengua de los números y la tele.
Caminaron bajo golpes de sol y de noche,
exhaustos tras el anciano incansable
que sonreía como si se burlara
de su debilidad,
dando pasos líquidos sobre la tierra seca
mientras los hombres enrojecidos
se arrastraban sudorosos.
Le puso fuerza a sus pasos
la vista del mar de repente
y el viejo seguía constante en sus pisadas.
En la playa gritaban que por fin
habían tensado la línea
de la ciudad a la orilla distante.
Olvidaron por unos momentos
al guía que los llevaba
y, cuando quisieron ver,
estaba diciendo algo en su lengua pedregosa
y se iba esfumando.

En un punto muy distante,
un grupo en torno a un fogón
recibía con manjares al hombre que había llevado
a los ingenieros ciegos bien lejos del camino
de su pueblo.

Ignacio Fernández de Palleja


"Me resulta más fácil escribir un poema que un cuento. El poema puede tomarme por asalto y escribirse solo, en un acto casi fisiológico, sobre todo si uno ya tiene cierto rodaje, cierta intimidad con las formas, ya sea para adherir a ellas o para driblearlas. La historia también me puede venir bastante entera, pero me insume un proceso mayor de escritura y reescritura, eso sin hablar de las correcciones. Además, a veces los personajes se rebelan y hacen lo que quieren, y es mejor."

Ignacio Fernández de Palleja








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