Distancia entre piedras

I
Con el quejido que hay aquí,
con la arena que medra
el pozo de las cosas.

Llámame desde la pared afilada,
desde la aguja oculta de la sal.
Deja ir mi mano. De la sombra,
el sol difunto.

Llámame desde el instante
indispensable del dolor,
desde el recuerdo de las suertes
perdidas en olvido natal.

II
Dos pendientes versadas
hacia el pronunciamiento
del ático ingrávido, habitan, hablan.

De todo cuanto queda: viejo, nuevo,
enigmático: piedra.

Cleofé Campuzano


El origen de las cosas

El origen de las cosas
nunca ha sido origen; sí, artilugio
que disgrega, aporía que muere,
necesariamente muere.

Primero hubo bosque: aire nuevo
-sin enfermedad-

¿Es su origen entonces
solo distancia ortográfica?

Como un vacío discreto; absurdo
buscarlo, nombrarlo, absurdo
el derrame de su magma,
su inflexión, el núcleo de su carne:
las palabras del mundo, el completo
sueño, las cosas, su olvido…

Cleofé Campuzano



Un techo para volver a ser

Un techo para volver a ser,
una altura sin descrédito
para ocultar el rastro:

un espejo que devuelva
una imagen convincente
y una luz no perecedera
que nos proteja.

Contra la raíz, la remembranza;
la imperfección de la fidelidad
junto a la de una arruga o un rizo.

Cerca del hallazgo varado
se imprime el consuelo
humedeciendo los cráneos,
como resabios incapaces de recordar
una sola vez más.

Contra la raíz,
la epifanía sarcástica de los campos
y de los cabellos grises:
la victoria imaginada.

Cleofé Campuzano










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