“Escribir poesía es inventar otras posibilidades para circular a través de la vida y de la historia.”

Guadalupe Grande



Gatas pariendo

Así escuchas las cosas de tu vida como el maullido de un gato al fondo del jardín

Te despiertas de madrugada y oyes al fondo muy al fondo ese remoto maullido de gato recién nacido

Y un verano y otro y  luego otro más hasta llegar a esta noche

Al fondo jardín al fondo

Así escuchas las cosas de tu vida así escuchas las cosas del mundo
a oscuras   de noche  palpando el susto de no  entender o el de no querer hacerlo

y ese gato que no para de maullar y es una pequeña herida no sabes de qué no sabes de quién pero ahí está insistiendo clamando de hambre y noche al borde del peligro al borde del abismo al borde del jardín   un coche un faro luego nada

y continuarán los maullidos más obcecados que tú y si no al tiempo al próximo verano hasta la próxima canícula sonido desvalido como una onomatopeya tan poco lírica que no la puedes escribir te dices

qué pensaría nadie y quien es nadie al leer esa onomatopeya tan líricamente escrita tan ridículamente sonora tan de viñeta de posguerra

pero suena suena cada noche

y tú para bordear la herida te dices  que así empezó todo con una onomatopeya con un sonido tan innombrable como ahora el insistente maullido del gato recién nacido convocándote a dónde pidiéndote qué

O quizá algo peor  tal vez nada te convoque y tan solo te despiertas en medio de la noche para ser el precario testigo que no puede traducir una onomatopeya
Eso te dices para bordear la herida


Escuchas al gato y recuerdas que  has visto un hombre con el torso descubierto y sin brazos al borde de la calle
has rozado la pierna perdida en el pantalón doblado sobre el muslo y has visto que la muerte es  un ramo de rosas de plástico atado a un farol

y te has preguntado qué palabra no es una onomatopeya indescifrable para seguir la sombra de los días

Un verano y otro y otro más  al fondo de la vida al fondo del jardín al fondo del sonido

Y las gatas siguen pariendo sin parar y paren onomatopeyas que al fondo del jardín resuenan como las tablas de la ley

Guadalupe Grande



Instante

Caminar no es suficiente
el polvo del camino no hace vida
La mirada se aleja
Agua sobre el papel
y espuma sobre la palabra

Eres una grieta en el tiempo, Padre:
nada en ti dura y todo permanece.

Pronunciar la primera palabra
y acudir el desastre fue todo uno,
en aquel instante en que te dibujamos
el rostro de los días.

No pudo ser,
nunca pudo ser,
nunca habría podido ser,
y sin embargo, tenaces son las sombras
en su vocación de carne,
obstinado su aliento
y terca su palabra.

Vivir no tiene nombre.

Guadalupe Grande



La ceniza

          Diccionario inventario
          lista número preciso
          cómputo de un idioma
          que no podemos entender

Digo que no existe el olvido;
hay muerte y sombras de lo vivo,
hay naufragios y pálidos recuerdos,
hay miedo e imprudencia
              y otra vez sombras y frío y piedra.

Olvidar es sólo un artificio del sonido;
tan sólo un perpetuo acabamiento que va
de la carne a la piel y de la piel al hueso.
Así como las palabras primero son de agua
          y luego de barro
                    y después de piedra y de viento.

Guadalupe Grande


La huída

          Vivimos como de prestado
          vivimos como sin querer
          vivimos en vilo y nuestro destino es la espera
          vivimos fatigados de tanto sinvivir

Hui, es cierto.

Huir es un naufragio,
un mar en el que buscas tu rostro, inútilmente,
hasta convertirte en náufrago de sal,
cristal en el que brilla la nostalgia.
Huir tiene el olor de la esperanza,
huele a cierto y a traición,
se siente vigilado, está perdido
y no hay ningún imán que guíe
su insensato paso migratorio.
Huir parece alimentarse de tiempo,
respira distancia y mira, desde muy lejos,
un horizonte de escombros.
Huir tiene frío y en la piel de su vientre
resuenan palabras graves     valor     asombro     lluvia.
Huir quisiera ser un pez abisal que ha llegado a la superficie:
despues de tanto oscuro,
de tantos siglos anegado en la profundidad,
brillan las primeras gotas de luz
sobre su lomo albino de criatura castigada.
Pero huir es un naufragio
y tu rostro un puñado de sal
disuelto en el transcurso de las horas.

Guadalupe Grande



Meditación

          Aturdidos de tanto saber
          y de no entender nada
          las cenizas de la memoria
          se esparcen en el aire


Una cucharada más de polvo,
tan sólo otra cucharada de nostalgia.
Abre la boca, niña, come y calla.
Cruel alimento es la nostalgia,
naufragio desolado de la vida,
espejo injusto e insaciable.

Otro bocado más, niña, mastica y traga.

Guadalupe Grande


Postal VII
(Fábrica de moneda y timbre)

En el centro de cada moneda
se asoma hacia la calle
la pupila de la limosna.

Una lágrima helada,
una lágrima de tinta
en la que se conjugan todas las palabras
hasta llegar aquí,
     espejo sin azogue
que cierra la cuadratura del círculo:

     uno por uno es uno,
     dos por dos en las manos de cada esquina,
     tres por tres en los túneles del desconcierto,

salta la oca en las lágrimas de la limosna.

Guadalupe Grande


"Que el mundo es imposible. Que las calles no pueden cabernos en el pecho. Que nada cabe en el hueco que le está destinado y así nos van las cosas. Que las hojas de los árboles siguen cayendo y el mar sigue diciendo una palabra que no podemos descifrar: una palabra en movimiento, una palabra en la que cabe el tiempo. Que estamos hechos de tiempo, pero no de mar. Que llevamos la cuenta del tiempo que vivimos, mareados, como si pudiéramos llevar las cuentas del mar. Que contamos la lluvia de los días y los pasos tartamudos de las horas. Que hacemos balance de minucias. Que se nos caen las palabras de la boca, sin entenderlas, como la nieve se aturde en el asfalto. Que confundimos la nieve con la sal, los relojes con la sangre, el pecho con un garaje, y nos consolamos creyendo que todo es relativo, como este pronombre."

Guadalupe Grande
En relativo










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