Festos

Escaleras no para subir: para sentarse
El teatro más antiguo del mundo domina la colina
en el llano de Messarà
Parecen escucharse todavía las voces de viajeros
que incitan a la compra de productos
(allá, el horno para la cerámica;
aquí, el herrero, maestro del bronce...)
La sala de los reyes mira hacia el norte
Al monte Ida donde cada nueve años
Radamanto encuentra a su hermano Zeus
Juntos velan sobre el Hades
poder sobre los vivos y sobre los muertos
Al lado la reina habla con las esclavas
en una pax minoica
Con todo en la mañana que quema
un halcón planea por lo alto
inaprensible
Su vuelo es como el Discto de Festo
No descifrado
indescifrable texto
Sello secreto

Fabio Scotto



La Cometa

El río baja
con agua y sangre
cuerpos amontonados
de lager y trincheras
El siglo breve produjo desechos
en las mentes enfermas de sus sátrapas
cosas que pasan
cosas que decapitan
Hoy otros dioses ciegos
encapuchados anunciando al mundo
palingenesias nuevas
esgrimiendo el puñal o la segur
(estallan en los mercados,
como triquitraques,
las niñas-bomba entre los carritos…)
Mas paz significa
siempre en contra de la muerte
Verse en el otro, y reconocerse
Sin embargo, por doquier el morbo insiste,
como una peste oscura,
desde Orán hasta hoy,
ciega corazones, trae muerte nueva
Que la cometa,
subiendo de los campos lacerados
sea la rama que un niño le regala
a una estrella

Fabio Scotto


La metralleta

Es una metralleta
negra de plástico
comprada en un emporio
Hace ruido, no mata,
sólo asusta a las niñas
Así vagamos
en sombra en los jardines
de un mundo sin confines
Pequeños soldados
sin su guerra

Fabio Scotto


La sagrada familia

Quién sabe la razón del desafío
a lo pesado del cielo
Agujas cortando nubes
tan cercanas al asfalto
Alrededor se amontonan
grumos de una cola humana
que a lo invisible hace fotos
Lo inconcluso se concluye
en su esencia
Sanctus, Excelsus, Jesus Nazarenus
(hay un dios en cada loco)
Todos son grumos mentales
que se acoplan
Las aves paralizan en el verde
su vuelo y ¿donde está el cielo
al que tiendes, que los anárquicos odian?
Gaudí resucita en cada mirada
sobre agujas-piruleta
Una mística blasfema
que conmueve
toda golondrina ausente
Presencia vacía
Valiente nada

Fabio Scotto


Treinta versos para Génova
(Pequeña oda)

a Claudio Pozzani

Para el mar que acoge a cualquiera
venga de donde venga
para los sacos de café apiñados en el muelle
(Río, Colombia, granos negros de ébano y de sudor…)
Para el olor a pan, en los pequeños callejones
para la ropa tendida, banderas en los hilos entre casas,
manos tendidas estrechándose, abrazos de ventanas
Para los tesoros ocultos en los atrios sombríos
(subía asombrado escaleras con frescos y sin fin
hasta terrazas amplias como el cielo …
la noche, serpiente azul, envolvía la mirada
en densos entramados de cristal… hermosísimas mujeres
aparecían y desaparecían entre las cortinas
anhelados espejismos perdidos en un momento…)
Los gritos que sacudieron el día, un mal día
los cuerpos arrastrados lejos por la ira del Bisagno
(aquí, como en Monterosso, de pequeño jugaba bajo el puente
escuchaba mi voz desapareciendo en el eco …)
la negligencia italiana, estrago eterno que mata
Para los muchos brazos altruistas de los voluntarios
para su corazón humano y puro, sola y única esperanza
Para el baile que hacen las estrellas en tus ojos
ahora estás mirando el sol, tragado por las aguas
al caerse la tarde, hostia viva sobre las piedras
la ola, lomo sinuoso latiendo,
y escuchas la voz de Montale, Caproni y Frénaud
desafiando El silencio de Genova
los poetas reunidos en el Ducal, para encauzar el mal,
chicharras valientes heridas. Génova, para ti,
desde mi Levante ligur, estas lágrimas mudas

Fabio Scotto


Un río desciende de los ojos 

Un río desciende de los ojos
el agua fluye de las manos al papel
halla rocas oscuras
se enreda en zarzas de sangre y barro
La savia circula
de los dedos a la mirada
Escribió esto
esto estuvo aquí
una noche de lluvia
en la noche del mundo
Sus fuerzas agotadas
soplaba el viento en la ventana
y la palabra seguía vacía
de quien supo desnudar
la flor. Luego sube los ojos
herido por la luz, se sacude
el polvo. Ahora, en alza, mira más allá
Es ahora papel cantando, se lee muda.

Fabio Scotto










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