Gablete

Muertos hace tiempo, esos edificios abandonados,
a medio demoler,

una hilera de paredes de salas encimadas
como muestras

del empapelado de la abuela de alguien. Sus restos,
aleteando en el viento,

adioses. Deshechos,
sus fuegos todos muertos, sombra quemada

negro en las rejas que marcaron cada pared
con ausencia, vacía

como alguna jarra rota que alguna vez resistió –
contuvo la leche, algunas flores, monedas sueltas

para el parquímetro, que calentó el biberón del bebé – todo,
en cada una de las repisas de las chimeneas,

en salas de estar repletas
de tapetes, mesas, sillones,

los vecinos que llegan para pedir prestado té, apenas
flotando allí.

Brian Johnstone



Título

El bungalow que construiste en el 58 sigue en pie
y todos menos uno, los árboles que plantaste
como un pequeño bosque. El único ausente,
un fresno, cayó víctima de un vendaval que viviste para ver
pero no para escuchar el chirrido de la motosierra
mientras nuestro vecino acababa con él.
Todos ellos —los árboles, los retoños que germinaban
de su semilla— me los mostraste
ni siquiera un mes antes de que murieras, 
me explicaste las reglas e identificaste
aquellos que habías plantado, tan lejos como
tu valla de abajo, 
la frontera a la que nunca me habías llevado
antes. Y ahora, cada anochecer de otoño,
los estorninos se inclinan y se arremolinan
esperando a que la luz se atenúe, a que el sol se escurra
detrás de La Ley. Su día termina. 
Como uno solo, se precipitan en picada
hacia las ramas del bosque que cultivaste 
del otro lado del camino, gorjean ahí juntos
mientras llega la noche.

Brian Johnstone


Todo lo que representan

Lo que es seguro es que nadie
se sentó por un momento
más que para comer
o mirar un rebaño 
pastar la hierba del verano
en algún potrero alto
una travesía de horas
desde donde dormían
exhaustos de un día de trabajo
las bruscas exigencias 
de la costumbre
iguales ordenando a iguales
mientras todos de pie
trabajaban la tierra
preferían como un niño
recorrer caminos
que conocían
como pliegues de su piel
para bien aprovechar
el sudor
con el que habían negociado
y traer a la mesa
todo lo que representaban
ahí para sentarse y comer.

Brian Johnstone










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