Profeta de lo nimio
Tu mente en una caja de fósforos húmedos
o la canción de una radio a pilas
o el silbido
sobre todo en los sitios baldíos:
arbolito de algarrobas
casita de madera
latas vacías
y bosta de cabras
tus predicciones son las lluvias y la llegada de los trenes en la lluvia
el ciego indicio de las borracheras alerta alerta
hacia sido nomás cierto la Malinche se fue
lo presagiaba un hilo de baba al atardecer
sus bombachas flameando en la soga del patio
olor a lavandina “El Paraíso” sal gruesa y un paquete de velas
y el profeta sin poder dormir entre las sábanas húmedas
los mariquitas del pueblo matándose de risa
viendo jugar al mocoso
hablando por un teléfono de tarros de salsa hilo de volantín roto
tirúltimo tirúltimo alto escuadrón cubro pecho y espalda.
Todo lo que vemos cuando estamos dormidos es
el sonido de la lluvia sobre el techo de cartón
mientras que lo que vemos cuando estamos despiertos
es una gallina blanca mojada.
El profeta de lo nimio está a punto de dormirse
ronda cerca de la casilla del ferrocarril
ocurre que el tonto del pueblo, el Morra, ha ido al monte a buscar unas vacas
y no vuelve y no volverá más y no volvió nunca
y la locomotora ha salido a pitiarlo de cerca:
nubecitas hervidas de vapor
el chisperío
maquinita negra
como siempre llueve y en los días de fiesta llueve
viendo jugar al truco a la taba o al monte
él se ha dormido
su única profecía es una entrega en capítulos de sueños:
el tema es la gallina blanca.
Mario Romero
No hay comentarios:
Publicar un comentario