Aplaudir

Habrá que buscar otro lenguaje
otro atajo en el bosque de palabras
otros caminos o signos que entendamos
para romper los silencios de tantas soledades
escondidas en la parte de atrás de muertes sueltas
desoladas en claves de orfandad en un juego de espejos
coloridos, divertidos, modernos laberintos del show televisivo
de risas desbocadas  de abrazos y de besos virtuales maquillados
como esa luz azul nocturnal que invade  todas las vidrieras las casas
y las almas con sangre y noticieros. Y la ilusión del dinero y de ser alguien.
Alguien que baja por el caño yo escribo filosos poemas de semen y de lágrimas
mientras un asistente con un cartel ordena: Ahora silencio. Luego aplaudir a rabiar.
El gran ojo que manda: Aplaudir a rabiar. El becerro de oro, ordena: Aplaudir a rabiar
El falso Dios indica: Aplaudir a rabiar. El yerno, hoy gerente: Aplaudir a rabiar. Aplaudir.
Mudos y sordos. Marionetas de la piolas como trompos. Aplaudir a rabiar. Pero a rabiar de rabia.

Ignacio Suárez Sureda , más conocido como Nacho Suárez




"Función de la poesía es intentar ayudarnos a vivir poéticamente. Entonces, cuando te mamabas hasta las patas en un boliche con un tipo y descubrías que, a pesar de eso, o después de eso, era tan sensible y exquisito como cuando lo leías, teniendo en cuenta que también el alcohol en su llave liberadora te permite ver al imbécil que alguien esconde adentro; cuando te encontrabas con el hermano en la alta noche, es porque ese hermano era de verdad; de ahí viene ese verbito que es compartir. ¿Para qué fue hecha la vida sino para compartirla? Pero, ¿con quiénes? Con aquellos que tienen valores, sensibilidades, compromisos parecidos. Y no hablo sólo de compromisos políticos, que también fueron importantísimos y lo siguen siendo, porque si hemos venido a la vida es para intentar incidir en ella, y si no la conocés, ¿en qué vas a incidir? La poesía también cumple el rol de interpretar la vida para incidir en ella, para cambiar el mundo, que es a lo que hemos venido. No es lo mismo el mundo después de Los boliches, no es lo mismo después de Romancero canyengue [de Horacio Ferrer], después de Romancero gitano [de Federico García Lorca], después de los poemas de amor y la canción desesperada de Neruda, de los Poemas humanos [de César Vallejo]. ¿Quién puede decir que el mundo es el mismo después de leer a Vallejo? Un muerto, alguien que no lo leyó. Y la palabra, la palabra dicha, la palabra oral, en las radios, las palabras. Siempre quise ser una especie de vínculo entre la gente que tiene algo para decir y aquel que está necesitando escuchar, y yo creo que ahora, más que nunca, esa es la misión del periodismo, de la poesía. La palabra. Es vincularnos en tiempos de desastres, de tsunamis, de catastrofismos y de medios de comunicación que nos incomunican. El arte es esa patria sin ayer ni hoy ni mañana donde compartimos con los que se murieron e incluso con los que no han sido. Ese es el compromiso de la palabra: que los jazmines vuelvan a oler bajo el verano de nuestra infancia, en mi patio como en el tuyo."

Nacho Suárez



Hotel Cervantes

                     /a Iván Kmaid, Jorge Burel y Omar Prego Gadea/

Yo dejé mi reloj
para pagar la cuenta
una mañana…

El crujiente ascensor.
Los largos corredores.

Nos esperaba la habitación
que desveló a Cortázar.
/la puerta condenada/

Los aromas añejos
de la infancia de Borges
/que estaban, también
en el Aleph/ estaban.

Y allí, entre las frías sábanas
los pisos de madera
y el oscuro ropero
con una luna opaca,

mi voz / oliendo al alcohol/
buscaba /entre las sombras/
tus labios en esa madrugada.

Y el niño que lloraba
llora /todavía/
en la pieza vacía de al lado…

Nacho Suárez



Los boliches

Otra vez los boliches nocturnos,
amarillos de sueños perdidos,
quinieleros de suertes extrañas,
azulados en humos y vinos.

Viejas radios rezongan canciones,
un Gardel arrullando su trino,
y en la mano madera de un tango,
un borracho camino al ayer.

Desgastadas paredes que miran
sin fervor, sin asombro las cosas,
por el ojo de buey descordado
de un reloj que hizo el tiempo y murió.

Opacados espejos que imitan
otra vida mejor, o la misma,
marioneta de pan en la niebla
tras un sol empañado de alcohol.

La soledad, con el alcohol,
suelta un gorrión, que por el aire del alma se va.
Con el alcohol, la soledad,
tibio gorrión que por el aire del alma voló.

El boliche conversa en silencio
sus palabras de vidrio y tabaco,
cuando llueve las sombras florecen
desolados versos de papel.

Los amantes se buscan el alma,
naufragados de urgencias preguntan,
y el destiempo les duele en el alma,*
laberintos de mar el amor.

La soledad, con el alcohol,
suelta un gorrión, que por el aire del alma se va.
Con el alcohol, la soledad,
tibio gorrión que por el aire del alma voló.
Y otra vez vuelvo a buscar,
boliche viejo en tu ayer, lo que nunca volverá.

* Alfredo Zitarrosa dice “el destiempo les duele en la sangre”.

Ignacio Suárez - Yamandú Palacios



María de las esquinas

Sólo la noche supo su silencio,
su vuelo circular, el ala rota,
y –trascartón– la muerte…

María quiso encontrar
de su sombra su color
y perfumó de mujer
la esquina del callejón.

María quiso volar
con sus alas de cartón,
la noche con su espiral
de cuchillos sin dolor.

María qué viento sur
golpeó tus ojos de mar,
cuando roto el corazón
se alzó luna en soledad.

María por la ciudad
gastando fue su color,
y en la lluvia volverá
a su esquina de malvón.

María qué viento sur
golpeó en tus ojos de mar…

Ignacio Suárez - Yamandú Palacios




Poeta al Sur

Porque estás vivo y al Sur
entre los muertos y el mar
y canta tu corazón,
cuando quisiera llorar,
llorar por eso de andar
solitario y sin saber
en qué verso has de beber
la lluvia azul del atardecer.

Vienes de barcos que están
pintados sobre la piel,
unos queriendo zarpar,
otros queriendo volver,
volver sin andar el mar,
gastados de andar y ser
versos, barcos de papel,
ocaso azul antes de amanecer.

Y en el andar hacia vos
por esas calles, estás
herido de bandoneón,
enfermo de eternidad,
desnudando el corazón,
golpeado de realidad,
soñando lunas tendrás
la luna azul de tu tiempo y el mar.

Gris oficio el de poeta,
deber y culpa, tal vez,
andar y ser de sombra y luz,
surco en el aire y sentir
que sólo de andar cantando y en el dolor,
aprendemos a morir,
que sólo de andar cantando y en el amor,
aprendemos a vivir.*

* Alfredo Zitarrosa repite “que sólo de andar cantando y en el dolor, / aprendemos a morir”.

Ignacio Suárez - Yamandú Palacios



"Yo soy aquella mascarita. Yo soy varios. La buena noticia es que se puede lograr un equilibrio inteligentemente sensible, de tal suerte que nos podemos divertir mucho entre todos nosotros. Soy varios que se andan buscando, y cuando se encuentran, siempre tienen tema para charlar."

Nacho Suárez
















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