Atropos

si enciende la luz
estas flores pierden su color
indiferente
la penumbra esparcía
su aroma por la casa
estoy de pie frente al espejo
y oigo sus pasos en la sala
también en la penumbra
se marchitan

 Jonio González



Canción de infancia

confundía recompensa con pensamiento
y a éste adjudicaba la espiga del mañana
como si naciera de él y creciese
a fuerza de razonar
discurrir
reflexionar
y fuese en verdad fruto
de sus cavilaciones
aprendió así que si pensaba en una silla
y pronunciaba la palabra silla
ésta contendría necesariamente
un asiento
patas
respaldo
y que podría sentarse en ella
y pronunciar la palabra mesa
y al instante extender sobre ésta
sus papeles
comer
dormir apoyando la cabeza
en los brazos cruzados
y soñar con otras palabras
que incluían formas
colores
sentimientos incluso
y que en eso consistía
su recompensa

Jonio González



Fauces 

El mejor viajero 
es aquel que percibe 
el elemento evanescente 
del lugar que visita, 
el que capta el loci spiritus 
de que hablaba Doidalso de Egina.[...] 
Un niño juega entre las piedras 
y bajo el puente, 
entre glicinas y santa ritas, 
persigue la última mariposa del verano. 
La noche nos interroga con cada sombra, 
percibe nuestros pasos 
en los pasos del esposo que regresa, 
en la luz mortecina 
tras el ligustro y, 
como viajeros, 
creemos respirar el aire 
destinado a otros pulmones, 
extasiarnos ante el brillo del agua que, 
junto al cordón, 
corre para alimentar otros yuyos, 
distintos de los de la infancia, 
esos que nos raspaban la cara 
al tendernos sobre el húmedo calor 
de los desolladeros. 
De pronto [...] todo se ilumina 
bajo el puente, 
vuelan monedas convertidas 
en láminas de plata 
y el fragor que nos ensordece 
tiene el eco de otras músicas, 
de otros gritos y otras risas. 
El viaje ha concluido, 
abrimos la puerta que da al zaguán  
y una bestia muda, 
como salida de un brazal 
medio oculto por las cortaderas, 
acude a nuestro rescate 
con las fauces abiertas.

Jonio González


Las chicas de Imperial 

Cuando las chicas de Imperial 
desaparecieron en el alfalfar 
que con el tiempo 
sería la quinta de la Choricera, 
llevaban una palabra 
escrita en la frente: 
la tristeza de los sonetos fue, en su caso, 
lo contrario de la vida. 
Pero no la muerte, sino la ausencia, 
la melodía del girasol 
junto al espejo de la laguna, 
su risa perdida en las calles del barrio […] 
Las escenas de infancia 
se sucedían sacudidas por el viento 
que soplaba entre las ramas 
de los paraísos, 
se ocultaban en los patios, 
temblaban en la mancha de luz 
de la vereda de enfrente [...] 
Si la madre las llamaba, 
ellas no respondían, 
y sin embargo hablaban 
en el iris apacible 
de los perros de la siesta, 
en los dedos sucios del tipógrafo, 
en el cieno de las orillas 
entre mojarras muertas [...] 
y los enamorados deseábamos 
verlas aparecer flotando 
sobre las terrazas, 
suspendidas en el aire 
igual que los sueños nuestros que habitaban […] 
Del viaje del que nunca regresaron 
las esperamos como se espera 
el brillo del sol sobre la chapa de cinc.

Jonio González


Lección improvisada de historia

sin mengua de la estrategia política
el caso del mártir heroico
es por demás significativo
o nada significativo
según lo que la memoria sea capaz de retener
o desee retener
o jamás haya retenido:
fórjanse así héroes, dictadores e historia
inmolaciones, suicidios y páginas en blanco
o borroneadas
metales furiosos de la luna
como los llamaba el poeta
refiriéndose a otra cosa
que es justamente de lo que se trata

Jonio González



Proverbio

una mancha de sangre en el hielo
y el recuerdo del mar invadiendo la orilla
como una víbora que se desliza
entre dos cuerdas y emite una nota
que la historia no recoge

luego se enturbia se disuelve
la brizna se deshace en el ojo del hermano
la música se apaga y el mar
retrocede desnudando la arena

no hay signos en ella
ni huella de la sangre

Jonio González



Retórica

una mano recoge la mano caída
en el jardín donde la luz se esfuerza
por no abandonar el verde de las hojas

en nosotros la tierra yerma
la ofrenda precaria:
es el sol quien nos empuja
hacia la sombra

como si el propio árbol pidiera
que alguien quemase sus ramas

Jonio González












No hay comentarios: