"Australia es un país cosmopolita que a veces tiene la pretensión de no ser cosmopolita. Las culturas y comunidades aborígenes son fuertes en Australia, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos coloniales por robar sus tierras y atacar a sus culturas. Estas culturas, y sus personas, son fuertes y resistentes. La culturas aborígenes son ricas en creatividad, y hay muy buenos escritores aborígenes como Kim Scott, Alexis Wright, Lionel Fogarty, Charmaine Papertalk-Green, Tony Birch, y muchos otros. Creo firmemente en los derechos sociales y de tierra de los indígenas. Siento que el gobierno australiano no ha respetado estas culturas. Como alguien que no tiene herencia aborigen, creo que debería hablar al respecto. En mi opinión, este es un rol que tiene un poeta dentro de la sociedad australiana: como crítico de los errores del gobierno, de los errores cometidos por el colonialismo (…). Veo al poeta como alguien que interrumpe y sana – que se opone y a la vez une. Australia necesita abrazar a los poetas."

John Kinsella


En la coloración críptica de los mataderos desiertos

El hedor pasajero de la carne calcinada
colándose por entre
las ventanas entreabiertas – una barbacoa
en el jardín tras el seto.

Te imagino nadando
en Coogee, en mi viaje
por el ojo de la Avenida de la Playa
cegado por el tajo metálico
de los reflejos del mar,
recobrando mi visión
al enfocar
la críptica coloración
de los mataderos desiertos.

John Kinsella



La niebla

A pesar de su linfática naturaleza
la niebla aparece de súbito y extiende
su mortaja recia sobre la granja.

Y aunque ciega, las ovejas y personas
tropiezan sin incidentes a lo largo
de su cuerpo mixto. El humo de leña falla

en coaccionar su opacidad y cae húmedo.
En apariencia fácil de cortar, se encoge
pero se cura al instante.

Bebes su carne con cada respiro.
Se establece en las tierras bajas, sube
a la cresta de las colinas y se derrama,

usando los árboles y elevaciones de granito
como tablones hambrientos. Tripulante
de un submarino, deambulo por el fondo del mar.

La niebla se espesa sobre las tumbas
de la familia, desluce placas
y congela los iconos hasta el hueso.

Los pinzones pasan silbando como apariciones,
el sol, faro, débil, vaga
hacia el borde del sistema.

Identifico el plateado borroso
de un tanque galvanizado
como un punto de navegación

y me embarco a través de la carne rojiza,
de los arbustos malogrados, sobre una alfombra
de aguas de roble color mostaza.

El suelo se hunde y se espesa.
En este cuasi mundo vacilo
─mientras la niebla me quema la piel veo

una sombra de fuego y escucho el agua
chispear mientras aviva la masa
de llamas anticuadas. Una entidad viva,

la niebla acepta ─sigo
firme, seguro que saldré
sin ninguna marca en el cuerpo.

John Kinsella



"La poesía debe intentar hacer algo – o al menos producir un cambio positivo. No me importa la poesía que es decoración y entretenimiento."

John Kinsella



Los hermanos atrapan loros en Mullewa

Valiéndose de un viejo bastidor
apoyado en una esquina
con un piquete de estrella
y entorchado con un trozo
de alambre por detrás
del cobertizo superfosfórico,
dos hermanos
con la bendición
de su padre
atraparon bandadas
de galahs rosados y grises,
cacatúas con colas rojinegras,
y loros de Port Lincoln,
para a su regreso llevarlos
a las aviarias de la ciudad.
Que estos pájaros rasgaran
la carne de sus dedos,
que sufrieran heridas
perniciosas y eventualmente
perecieran en sacos de arpillera húmedos
tirados en un maletero y cargados
por cuatrocientas millas,
no se les ocurrió a los hermanos
mientras las bandas volaban ante sus ojos,
se movían con un sigilo unitario
hacia los suculentos granos amarillos
derramados sobre la tierra comprimida
por tractores de doble rueda
y semiremolques
con ruedas más grandes
que niños
mayores que ellos,
mientras azotaban el piquete de estrella
de su apalancamiento,
selladas sus conciencias
con adrenalina.
Esos sacos rezumantes,
esos pájaros que parecían
como árboles de té frotados
por vacas y ovejas.
La mirada en el rostro
de su madre, una tempestad batida
y preparada en Mullewa,
llevada a Perth
en el maletero de un coche.

 John Kinsella


 
"Los que controlan el lenguaje controlan lo que se discute en el mundo. Gobiernos, escuelas, compañías, militares y otras instituciones de poder, utilizan el lenguaje de un modo específico para controlar a la gente.
Las instituciones opresoras se asegurarán de que el lenguaje se use como propaganda – un uso que experimentamos a diario en el mundo militar (por ejemplo, en la expresión “daño colateral”). El lenguaje de Twitter de Donald Trump está diseñado para atraer a “cualquier persona”, siendo familiar, informal, un sermón desde el púlpito mezclado con una agresiva discusión de taberna. Esta es una manipulación del lenguaje y del público, y debemos ser conscientes de las tácticas de control que se utilizan (…). Trump es un ejemplo extremo, pero la elección de palabras y la forma en la que las usamos y las creamos (neologismo, juegos de palabras…), nutre al estado y a la industria privada como publicidad."

John Kinsella

 

Neblina de lumbre: ¿Regreso del exilio? 

Se detiene al instante de entrar en la última
carrera, una carta estelar perdida,
una ventaja en compensación por la tragedia

ahora que las éticas de la iniciación
y el rechazo están claras: así es
de arbitrario: lluvia ligera, seguro, pero luego,

de la verja con letreros en rojo sepia que dicen
“Vienen las ovejas”, un fuego fatuo
neblina de lumbre  –que, por lo menos

después haría más claro–
que era la verja, y tan singular,
la firma de entrada

o de advertencia: todavía
no has regresado de tu exilio indefinido.
Aunque no dicho, colgaba como

humo frío en la memoria,
como el poema que le debía haber
terminado a mi hijo,

como el letrero que reza: “Para energía, Shell”
que te gustaría colgar
en un museo, un icono de su época.

Como le decías a Prynne por teléfono
a una distancia de 20 000 años luz: “A mí
no me gustan los iconos, tampoco soy iconoclasta”

la noche tan oscura como París Trout.
Encontrar la comodidad en las falsas paredes
del cementerio familiar –¿Cómo podría

esa malla prohibir el paso?
¿Ser esparcido sobre el desierto o el mar
o sepultado aquí si la compañía lo permitiera?

Lugar que he visto como “mío” desde hace mucho, pero sé
que es para los espíritus que lo atienden a su tiempo.
¿La sal, la hincada del alambre de púas, y esa neblina

(¿la bienvenida a un “terreno sagrado”?)
y ese humo? Pero un frío bien amargo, quemándose filoso
como si no se pudiera sofocar ni apagar

con las indicaciones del medidor de lluvia o un aguacero
súbito –deja que pasen tres días, siempre ocurre
a partir del tercero– antes de decidir.

Y ese fantasma, la neblina de lumbre
retendrá su respiración, bajo un lecho
de cenizas, o moviéndose con sigilo hacia la cerca

como los zorros que nunca
serán sacados de sus baluartes
en barrancos retorcidos y cubiertos de maleza.

Noto que “el jefe” ha remozado un viejo arado
para usar esta temporada (quizás lo hiciera
la temporada pasada) –Aristóteles a lo mejor lo hubiera puesto

en claro: “Cada tragedia tiene su complicación
y desenlace. Las complicaciones
existen fuera del argumento, y muchas veces,

de esas que existen dentro…” pero me distancio
de como continúa… “y el resto
es desenlace.”  Solo ves el amor

–los cráneos de ovejas con sus puertos y ventrículos
mansos como una piedra, o tan inestables; la desviación
de un paraíso salado en tiempo húmedo, el cielo índigo.

No encontrarás una manera fácil
de devolver a una muerte tan universal. Ah,
Needlings me mira (opto por

imaginar), y los rincones comidos de figuras
de los campos son parecidos a su forma –Infinitos.
Se habla de sequía para el próximo año, pero hoy está nutrido.

Ahora, de mi aislamiento, y de esa neblina de lumbre
–en la luz del día, claramente la quema
de un tocón o tocones ofensivos, avivado

con nigromancia. La sangre hace olas
en las mejillas rubicundas, manchadas de humo
y exorciza el fuego fatuo.

John Kinsella

Sobre el arribo a una casa desierta en lo profundo del campo
después de arrollar un conejo en un camino de gravilla, por la noche

La puerta de malla para moscas se cierra de un golpe, aciaga
mientras el interruptor de la lámpara fluorescente cruje

y la luz sugiere compañía
que se evapora, incapaz

de materializarse. Un sofá Axminster
se entrega cómodo, aunque debajo

de la funda sepas que los muelles
están arruinados, que retroceden como la mala suspensión

mientras el carro hace una parada torpe,
las llantas resbalosas con la sangre vertida,

abrigadas de piel en verano. ¡Detente, perversa
malla para moscas, detente! Sí, la puerta principal

está abierta también, desemboca al sur
por la cocina. Los ratones amenazan.

Mas que el miedo, la incertidumbre
encortina los ventanales como mancha de luna

en una noche de atmósfera cargada. Con los ojos
desorbitados como un conejo, espero a mi hermano.

El bosque, como la marea, se retira,
una sombra borrosa desde la veranda del patio,

los potreros, de gris azul y disolubles,
mientras yo, ultramarino, oigo voces

que atacan la distancia, llamando
la fluorescencia desde la oscuridad.

John Kinsella


"Soy un anarquista vegano pacifista. Creo en los derechos de las personas y sus comunidades para definir quiénes son, y no en el estado – no para que el gobierno y las corporaciones nos controlen. Veo al capitalismo como un mal: el consumismo está nos está llevando a la destrucción del planeta.
Creo en la libertad y en la justicia social, creo en la igualdad, en la distribución de la “riqueza”. Creo en los derechos humanos y en los derechos de los animales. Creo que todas las personas deben ser tratadas de manera justa."

John Kinsella














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