Amigos

No se puede
respirar este aire mineral lleno de fuego
sin mover cosas y palabras
escribir con las manos limpias húmedas
en medio de tanto polvo
volar sobre las piedras que nos miran
fabricando precarios artilugios
esculcar la casa
sin otear despiadadamente el horizonte

No es posible
servir la mesa que nos une
o nos separa
sin razón
roces o risas
rosas ni arroz

Apenas se puede
nada
sin nosotros

Hernán Zamora


Caminos

Los caminos hacia Angostura
se bifurcan en las retinas de mi padre

Aquel sol ya no estará más sobre sus sienes
su sangre será
otro río dormido

En la caverna que soy cada madrugada
intento calmar su sed
de palabras
sin duelos

Mi sueño se debate entre razones y mentiras

Diáspora de él
precario fuego de hombre hundido en su noche
deseo hacer míos sus paisajes

Paisajes
extranjeros de mi cuerpo

Ahora que te has ido
Si me preguntaras padre por qué nos encontramos
si ante la duda de existir impusieras otro orden
disiparas esta oscuridad que me nutre y nos sostiene
fracturases la estructura que mal por bien me has dado

Quizás podrías vivir en mi voz podrías salvarte
abrirías compuertas libre en nos fluiría el Caroní
hasta unirse al Orinoco en el que por amor de ti transcurro
hasta unirse a la vida que contra mí precipita tu Orinoco

Si te preguntaras padre por qué
comprenderías la angostura que me funda
el miedo que aflora en cada sequía de tu ser

Ese mismo miedo que entre furias y llagas cultivaste
en el gótico nombre que nos une
a través de esta soledad que te intuye escucha y canta

Hernán Zamora




Dictadura

Si las palabras nos poseen
vacían

Si poseemos las palabras
exceden

Entre vacíos y excesos
¿qué somos?

¿Qué somos
cuando alguien nos dicta
su soliloquio?

Hernán Zamora



Epifanía

Arcaicas piedras
exudan
cuerpos intangibles

Irreconocibles presencias
provienen de sus llagas

Incitan
crujir de tablas
desde donde cae
polvo azul de vencidos días

Hacia el sol
dentro de los ojos
gozan de alegría las trinitarias

El balcón sigue soñando

Sigue soñando con el río

Hernán Zamora


Heredero de Khelônê

dormita un morrocoy
en uno de estos campos

el sol se recrea
sobre todas sus cosas

a esta planta a aquel pozo a esa otra roca
sendas gracias

flor a flor
prados de alegrías

aquella hoja de hierba un trozo de esta otra
cada día su pan

una hilacha de mango un trocito de lechoza
celebración ingenua

ese viejo morrocoy en su ensueño
sonríe y monologa

¿quién soy?
¿quién fuí?

¿por qué aquí estoy?
¿por qué de lentitud he sido hecho?

arrojada al río por un dios artero
la madre original de mi estirpe fue

reprimida por negarse al culto impuesto
dentro de su casa para siempre castigada

afanes y días
me han abovedado

a fuerza de miedo la vida
mi cuerpo ha trocado en coraza

no ataco
aunque aprehendo al morder

emprender es un verbo
ajeno de tan titánico

cualquier camino
se enrosca en mi nombre

al pie de la higuera que florece
          en el patio que me sueña
o al pie de aquel samán de Terredad
          escrito por un esclavo que ahora duerme
rendido estaré al anochecer

polvo caído seré
polvo azul
otra vez

que disponga de mi cuerpo
Orfeo
–de lo que de él quede–
para su canto

Hernán Zamora



Hogaño Orfeo

Sombra de otra mirada
restos de una noche
acibarada paciencia
es

Constructor de fuegos
es
bajo el designio de angulares cuerdas

Ausculta cadencias
fractura escuadras

Orfeó en su aurora al pie forzado
de una caribe montaña
(aquella madre lo recuerda)

Sonda el río
en cuyo lecho aún duerme
el dragón ungido de su estirpe

De esas fauces
voces rostros
le interrogan
otras paredes le orientan
cantan

No ha descifrado el mapa de sus manos
mas intenta el acorde áureo del deseo

Prendido en el sueño de un taciturno anacoreta
crea al recordar

No futuro
es
ovillo del presente

Pasado perdido
es
entre calles de silencio

Hernán Zamora















No hay comentarios: