Como magma espeso

Como magma espeso de la garganta del Vesubio
viene subiendo desde el primer hombre
por las napas del tiempo
una lenta lava que disuelve escombros
derrite arterias
y sigue hasta alcanzar la superficie
donde agrieta las placas tectónicas
y la soledad de la llanura es testigo del seco crepitar.
Empuja hasta hinchar y fracturar el suelo
y el eco de un estallido llega a los caseríos.
Paisanos y lugareños se congregan alrededor del milagro:
un geiser de limo rojo busca altura
la tierra escupe su verdad.
Desde las profundidades de nuestra especie
viene subiendo como fuego líquido
el milenario estofado
de la famiglia.

Ignacio Di Tullio



El peluquero

Pienso en mi padre:
cuarenta años visitando la misma peluquería
retoma el callado ritual.
El hombre que golpea siempre en el mismo lugar
trabaja para tener las manos limpias.

las tijeras silencian muchedumbres
a cada susurro
dos filos parecidos a un riesgo cualquiera.
Y reflejada en el espejo
la inocencia de un hombre abatido
casi una resignación

Hace cuarenta años
padre y peluquero
escriben a dos manos
el poema de una reincidencia.

Cierra la puerta
a espaldas de una fatiga de tijeras
y del hombre
que barre los cabellos de los hombres.

Ignacio Di Tullio



Mi padre elige frutas...

Mi padre elige frutas en el mercado.
Detuvo su coche camino al trabajo
para bajar a tocarlas.
Desoye las recomendaciones del vendedor:
sus manos sabias bien educadas
prescinden de consejos
saben que se someten a una cuestión moral.
Presiona con sus yemas la piel de un durazno,
verifica la blandura de su carne.
Después pesa una pera en el hueco de su palma.
Con la otra mano envuelve una ciruela
y se adueña del mundo.
También su padre elegía las frutas camino al trabajo.
Entraba con mi padre y sin decir palabra
sujetaba una fruta en cada mano, las pesaba
y lo educaba en el ejercicio de la duda.
Era una escolástica muda y presencial.
Las frutas maduras siempre son las más dulces:
Ahora es mi padre quien deja caer el proverbio.
No me mira al hablar. Piensa en voz alta
y espera que me agache a recogerlo
y lo elija, si quiero.

Ignacio Di Tullio




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