Dima, hace tiempo que no te escribo
aquí en Petersburgo el universo está cerca
se habla de la fraternidad universal
de la paz universal, las palabras se ensanchan
bajo el desorden fluye la belleza
mientras el cielo se desangra
veo caer la nieve aunque todavía el invierno no empieza
si puedes venir hazlo, todavía llegan trenes
filas interminables de vagones que entran en la tierra blanca
como una jeringa
¡Cómo fluyen los trenes, cómo tiembla esta tierra!

José Ioskyn



El celta

Porque no pude llegar a ti
ni ser inmortal
guardé mi escudo para siempre
ahora voy por ahí
afeitado como un romano
pero sé que la barba y la mugre
van a ganar la guerra
y después de muerto voy a estar
como tenga que estar
o como Lugh, el dios de los celtas
lo disponga.

Lugh y yo somos el mismo
Birgit no puede ayudarme
estoy solo.

Dicen que en el sur
tras el océano
el dios Osir te hace inmortal
la suerte es de los egipcios
allí la muerte no llega.
Se seca, le ponen vendas
antes de que la diosa Isis
pudra su corazón.

José Ioskyn



“El empuje del feminismo deconstruye el lugar del hombre hasta tocar su esencia.”

José Ioskyn


El tren para en la aldea
una muchedumbre petrificada trata de subir
al mismo tiempo
una chica grita que no encuentra su pierna
casi no hay hombres
lo cotidiano pesa solo sobre las mujeres
antes cargaban haces de leña, ahora sacos de arpillera
una dice: los señores llegan últimos y suben primero
otra: hasta en el paraíso entran antes
las mujeres llevan la vida como pueden
la vida es una arpillera agujereada
y pese a todo se carga
el tren arranca, algunos quedan abajo
ya se ven los campos
sin sembrados
después la alfalfa, y más lejos árboles y bosques
y pájaros que se disuelven en el aire.

José Ioskyn


Indolencia

Gaius Plinius
caballero provinciano
casó tres veces.
La primera por inconsciencia
la segunda por interés
la tercera por amor.
No tuvo hijos.
Conversaba con sus amigos
por correspondencia.
Cuando su tercera esposa enfermó
se convirtió a la desidia, al ocio.
Su desencanto hizo escuela
en funcionarios y poetas
que languidecen
y se suicidan
casi sin darse cuenta.

José Ioskyn


"Lo mejor es el amor y la ocupación permanente, una barrera contra el aburrimiento. Una sorpresa renovada que no necesita más que un libro, una computadora, elementos básicos y accesibles. Lo malo es la frustración, escribir es feliz y frustrante a la vez. No se puede hacer lo que se quiere cuando se lo desea, no depende de la voluntad."

José Ioskyn



"Soy de esas personas que tienen cierto grado de intimidad con su infancia. Tengo recuerdos nítidos. Como si más allá de esos recuerdos no hubiera grandes secretos por descubrir. Me asombro cuando alguien dice que no se acuerda casi nada de sus primeros años. Sin embargo, esa claridad de mis recuerdos son los picos, momentos recortados por su carga afectiva. Pero de las grandes mesetas que son la vida cotidiana, yo tampoco me acuerdo nada. En esa medianía de lo cotidiano estaría la tonalidad del conjunto.
Mi familia funcionó como protección frente a todo lo que pasaba afuera de la casa. Ese cuadro es constante. Por supuesto estaban la escuela, los parientes, los vecinos, y todo el circuito de una infancia burguesa donde los chicos salen para aprender un montón de cosas innecesarias. En casa se hablaba constantemente del afuera y casi nada de nosotros. La mesa familiar era un discurrir diario sobre lo que les había pasado durante el día a los mayores. Los adultos eran los protagonistas. La televisión estaba prohibida en la cena. En cambio, se proyectaba esta serie diaria, donde aparecían los mismos personajes: el entorno de mis padres. Cuando entraba un personaje nuevo, estaba en relación con los personajes ya conocidos y aumentaban la potencia de la trama general. Era una narración muy eficaz, ya que todavía me alimento de esos personajes que no eran, en realidad, personas, no podían ser gente de verdad como nosotros, sino una especie de actores que trabajaban sin parar.
Me acuerdo perfectamente de los nombres y las anécdotas. Lo que palpaba era el tono de burla, de ironía, sobre esa obrita llamada sociedad. Los otros. La ironía a veces se torcía y apuntaba hacia adentro. Entonces aprendí a esconder lo que pensaba. Escondía lo que pensaba y sentía, y si bien había muchos gestos de cariño me sentía expuesto. Pero al mismo tiempo fui muy mimado por mi familia, mis padres y mis abuelas. Esa ambigüedad fue formativa, o deformativa. Cuando la sensación de estar adentro de la familia pasó, dejé de ser un chico. Fue así, como abrupto. Mi mamá me empezó a decir “el extranjero”. Estoy tratando de ver la infancia como la narración de los otros, tomando ese aspecto repetitivo del que tomé plena conciencia mucho más tarde. Cuando la infancia terminó, lo único que quería era salir de ese relato."

José Ioskyn



Una romana

No te quejes, Aulus
cuando hables a una romana
y ésta se quede en silencio:
no hay mayor placer
que dedicar palabras
encendidas
a una mujer
que permanece en su sitio
y no huye.
Eso muestra que lo disfruta
pero es pudorosa.

Si eso no enciende tu deseo
¿Qué lo hará?
¿Prefieres que te conteste
como un soldado?

Su silencio solo dice:
dame tus palabras
más y más
y, por favor
no te detengas.

José Ioskyn




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