El canto del gallo

El mundo para mí es decirlo:
El gallo ha cantado
Dónde estaré yo una vez dicho
Dónde estará el gallo

Nunca seré yo una vez dicho
Nunca será el gallo

Inés Aráoz



“Nunca dejé de escribir desde que empecé, a los 17 años. La escritura era yo. Y muchas veces lo dije, una de ellas caminando por el parque 9 de julio con Francisco Madariaga, cuando él se refirió a mí como ‘poeta’ y como un resorte le dije: ‘Yo no soy poeta, soy Inés’. Creo haber descubierto, finalmente, qué era lo que buscaba: ¡la voz!”

Inés Aráoz



Poetas, peregrinos

Todos los poetas, uno
(¿Lo sabe, uno?)
Los brazos abrazan
La vista, los ojos, se alzan

Y uno –la revolución de uno
Su santidad–
Sólo busca
La viva mirada

Inés Aráoz


Sangre en vuelo

Cosa gitana
Rasguido no era
De los vientos
Dylan
No el poeta en sus noches de delirio
No el poeta, sino mi perro
Un aullido largo
Lastimero
Y tras uno, otro, y otro
Ancestral
Y tributario de lo más secreto
Lo más íntimo de los tiempos
Oh! Sangre en vuelo
Partitiva sangre
Nunca tanto brilló la luna
Ni fue tan grande
Tres fueron las noches
De los aullidos
Será un príncipe –me decía
Y la razón no era
El centro del universo
Sino esa cosa gitana
Partiéndolo todo
Ojo de agua vasto

Tan lejos, tan cerca
Aquí, en este barco
En esta casa - barco

Inés Aráoz



Si la sabiduría está en el hombre inmemorial...

Si la sabiduría está en el hombre inmemorial
Si el universo, recamado y fulgurante, está en el hombre
Si el amor es la puerta y su misma llave
Si la ciencia es sólo una formulación distinta
Si el lenguaje es formulación, asimismo fulguración
Paraíso e infierno una misma célula, riente o colérica
Y la alegría es Dios

Qué error pensar la eternidad como el coronamiento
   del cordel de un barrilete.

Inés Aráoz



Vía

Las palabras que ante mí
Se yerguen
Cristales en la roca
Hallaron su lugar
No de impartida voz
Sino de la intemperie de mis manos
Alimentando el arco de las cosas
Y por eso ellas
Cada una de ellas –aún
La más modesta–
Agujas, espirales
Giran y giran, gran revuelta
Y las barbas del viento
Ululantes
Y también el silbo
En lo hueco de mi pecho
Son sus jarcias maestras
Y sólo a ellas
Luego
He de mirar

Inés Aráoz









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