En el Que el frenesí no es de a gratis 

Por un quinto de pimienta vendiste tu sultanato,
tu pleno dominio en Londres por champán
y las papas fritas en Blacks. Pero, ¿qué son tres ducados
en el gran esquema de las cosas?
Qué pesada un alma, qué liberación.
La misma cosa vieja la misma
regrésala: lo siento me cansé de ella.

Isobel Dixon


Cómo comer la lluvia

Un plato desgastado por la lluvia
Fabergé de verde cristal con filones pálidos
sostiene su gota de cristal,
una perla líquida que puedes girar un poco
sobre el parasol de esmeralda,
después muerde… hojas picantes,
una explosión de especias,
un chorro de clorofila húmeda
retuerce la nariz.
La flor, también, es comestible.

Isobel Dixon



En el Que hay Capercaillie Ceilidhs
 
Ah, yo sé a dónde voy, quédate conmigo,
aunque vaya a ser un camino lleno de baches
buscando y moviéndonos, de arriba para abajo.
Preciosas islas oscuras y todo ese jazz folklórico
y nos quedaremos, quedaremos, quedaremos
como uno, al menos a tono, con la canción.
Y cuando lleguemos a Oban yo invito el trago.

Isobel Dixon


En el Que no hay Tipo de Cambio Justo
 
El rublo cae, el yen se agita, y el bath tailandés
es un barco agujereado. El débil rand sudafricano
de nuevo por los suelos. Amor, pediré prestado
para fortalecer nuestro mañana,
aunque la tasa de alquiler de mi corazón ya esté hipotecada hasta el tope
y la devaluación sea inevitable. Aún así,
ahora es mejor que antes – ¿de regreso en el que viejos tiempos regresan cuándo?

Isobel Dixon



En el Que ser Dejado Bien Solo sale Peor 

Sueña más, Sr. Wormold. Ninguna correspondencia
se meterá aquí adentro.
Anda, anda, hay mucho que hacer aquí,
y tú no sabes ni la mitad de eso,
de lo que hemos dejado sin hacer
y sobre el sine qua non, el pecado de la omisión,
ese hecho ofídico - sin examinar, regresando, ¿mordiendo de nuevo? 

Isobel Dixon


Punto de asombro

Tú piensas que no me sorprendo. Espera…
Tengo una o dos cosas para compartir. Nunca
seré el río en pleno auge, el fuego furioso,
pero, mira, también tengo mis momentos:
un salto de pez, un destello de plata juguetona
apenas visto antes del chapuzón;
una sombra templada disparándose a través
del agua hacia algún lugar secreto;
el repentino kudu en la maleza, *
sorprendido por tus faros, saltando a un lado.
y te detienes en el camino, alerta:
al principio sólo asombrado por la gracia musculosa,
pero después, el cristal destrozado del ojo de la mente,
el revelador pulso del corazón, el sabor del miedo.

Isobel Dixon



Una parte de mí se ha ido

No sólo los gemelos, idénticos,
sienten de esta manera (piensan como uno),
en un-óvulo, unidos,
intensa larga vida vinculados hasta la huida…
o la vejez en mi caso: no hermanada,
pero engendrada, carente.
La muerte, al parecer, es el más feroz ladrón de identidad,
para el sobreviviente también… el robo de uno mismo.
Una genética doble, de células mutuas;
iguales, correspondidas, encontradas…
Tú fuiste casi sólo bondad,
yo soy el pedazo dañado que sobra.

Isobel Dixon


Visión

Al principio crees que son pájaros,
descendiendo en picada
hacia el atardecer del verano
cuando la destilación del día largo y caluroso
muestra las únicas rosas del jardín, rosas…
más hermosas con los ojos cerrados
encerradas por el ladrillo
caído y la maleza…

pero pronto estará oscuro
y por los chillidos agudos y finos
sabrás que son murciélagos,
que como las esporas de las estrellas
se hinchan, prometiendo más,
clavando su luz verde-blanca
a través del suelo negro del cielo.

Isobel Dixon









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