12. La gran ilusión

1

§§ - "Lo terrenal prevalecerá sobre lo celestial; la
materia sobre el espíritu".
Así hablaba Samarella.
§§ - "La caída de todos los valores anuncia el
derrumbe total. La hipocresía y la ironía los vaciarán
de sentido. Y la especie humana sucumbirá en
medio de esa trágica parodia, con el horror pintado
en el rostro y en el horror, su secreta carcajada. Y
será el fin".
Así hablaba Samarella.

2

Considerado por muchos como un irremediable cretino y, por otros tantos, iluminado hombre sabio, Samarella, durante el tiempo que le tocó vivir, gustaba vociferar ese tipo de profecías apocalípticas.
Samarella explicaba que esta situación era debida a los avances del Mal en todos los ámbitos y en un mamotreto de su autoría titulado "Teología de la Distorsión" exponía la extraña tesis de que al Mal, para vencerlo, había que combatirlo con Mal. Para los que, acaso, pudieran seguir sus pensamiento, desarrollaba aún más esta idea. Decía: "Hay que luchar contra los poderes del Mal asimilando y asumiendo la distorsión que éstos operan en el mundo y devolviéndosela multiplicada". Y le daba una expresión algebraica; anotaba: "Mal x Mal = Bien", o de otra manera: "Mal a la enésima potencia da por resultado el Bien". Textual.
Cuando entregó su alma no le pudieron cerrar sus agrandados ojos.

3

A decir verdad, en la biografía de Samarella no abundan detalles tan sabrosos como el que acaba de ser recopilado. A grandes trazos podría, sí, afirmarse que era seguido por gran parte de la juventud de la época. "Faro", lo llamaban. Tal vez la vehemencia con la que profería sus elucubraciones denunciaba la debilidad de las mismas; prueba de esto habría sido el entusiasta recibimiento que tuvieran por parte de esa juventud.
Como todo ser humano excepcional o no, había -ya se ha dicho- muerto pero, también, había nacido: durante cuarenta días y cuarenta noches, el llanto de Samarella bebé se prolongó, según lo contaba su propia madre.
Pero ya grande fue un duro. Un teólogo del catolicismo, un Santo Tomás capaz de encontrarle la vuelta a Dios y a la razón de todo lo creado entre el cielo y la tierra.

4

Sexton y Blake, jóvenes todavía en ese entonces, eran sus fervientes admiradores; formaban parte de la élite dirigente de la "Secta de Samarella", como denominaba peyorativamente al grupo, la jerarquía eclesiástica.

5

En las secretas reuniones con sus discípulos de la Secta, Samarella aplicaba a la práctica de las tres virtudes teologales -Fe, Esperanza, Caridad- su fórmula de "Mal x Mal". Enseñaba que había que reemplazarlas por "salud, dinero y amor"; entendiendo por "salud", sólo la del cuerpo, con total prescindencia de la del alma; por "dinero", sólo el lucro y la usura; por amor, algo como el deseo de mover el vientre o desagotar la vejiga. Asimilando y asumiendo estas distorsiones hasta el hartazgo, aseguraba, el rebaño habría de volver al redil de las tres verdaderas virtudes.
A raíz de estas osadas incursiones en el reducto de lo sagrado, Samarella y su Secta eran sospechados de blasfemia y herejía por sus superiores.
Samarella, no obstante, insistía temerario: salud, dinero y amor distorsionados a la enésima traerían como salvífera consecuencia que su profecía del fin del mundo no se cumpliera.

6

Sexton: -Pero se está cumpliendo.
Blake: -Pero no el hartazgo.
Sexton: -Pero sí, la distorsión.
Blake: -Parecido que no es lo mismo; lo mismo pero parecido.

7

No hubo contemplaciones: Samarella fue excomulgado y su Secta perseguida y dispersada. Lo cómico no estuvo ausente en esta desdicha: cuando se dio a conocer la bula papal de la excomunión, Samarella no pudo enterarse: había sufrido muerte repentina.
Pero, además, corría un chiste: al momento en que el Sacro Tribunal le exigía que se retractase, Samarella le estaba explicando a Dios Padre, que lo seguía con máximo interés, su Teología de la Distorsión. Y al finalizar su perorata, Dios Padre lo bendecía y le abría las puertas del Paraíso.
La gente rió por mucho tiempo la humorada.

8

Si como se dice, la verdadera dificultad está en el cómo, la de Sexton y Blake fue cómo seguir viviendo después de una gran ilusión perdida. Simplemente, siguieron.

Leónidas Lamborghini


"Asumir la distorsión, asimilarla y devolverla multiplicandamente."

Leónidas Lamborghini


Ejercicios

Como el que
se arrodilla
en su silencio.

Como el que
se arrodilla
en su silencio
que lo levanta.

Como el que
cae de su silencio
y vuelve
a arrodillarse.

Leónidas Lamborghini


El fantasma

Como el que
una vez
escuchó hablar
de fantasmas:

y ahora mira a su alrededor
con aprehensión
pero allí
no hay nadie más que él.

Como el que
escucha ahora
hablar
a un fantasma:

y mira a su alrededor
con aprehensión
pero allí
no hay nadie más que él.

Como el que
lo ha escuchado hablar
y mira a su alrededor
con aprehensión:

pero allí
no hay nadie
más que él.

Leónidas Lamborghini


El solicitante descolocado

-¿Qué es esto?
Hasta que el fabricante disfrazado
de patrón
vistiendo su más fino casimir
su más peinado hábito
me envuelve con su cola y aquí
me deposita:
-Éste es tu nuevo puesto

San Andrés caminaba
con altas botas de goma
ese invierno.
Bajo lluvias continuas, localidad
sintió sobre sus tierras
motores y patas de telares.

Yo era control
y era el Alto Parlante voz de mando
infundiendo valor a mis peones
tratando de tomar por asalto los galpones
vacíos.

Caudillo entre mi gente
en medio de tan ruda batalla
soy derribado
al tiempo que mis hombres
conseguían entrar sobre grandes rodillos
entonces
sobreponiéndome
alcanzo a defender con victoria
toda esa época
la bandera del capital ajeno.

Una primavera me sorprende
y el mover de este pueblo.
El ruido se hizo carne y habitó entre nosotros:
Yo, el ubicuo gerente
devine popular:
coordino y distribuyo los trabajos
tomo y obligo.

Oh Ilusión Ilusión
nada de esto es lo mío.

Como estafado corrí a la comunicación
telefónica
en lo templado del sol nace el deseo
argumenté en favor de una más alta calidad
Casa Central yo necesito
una pantera de solapados hábitos.

El rugido de los 2 pichones semi-diesel
saludó su llegada
subida a ese montículo
entonces
me prendé de unos grandes repollos azules
marcados sobre sus blancas carnes.
He aquí mi amor
he aquí mi primera vista.
Capataza.

Astutos simularíamos trabajar en el fichero
las últimas horas
la oficina será nuestra mejor aliada
ella
inclinándonos así
el uno sobre el otro en secretos.

No quiero
estar ya más para las estadísticas
para el activo contador
y el complejo mecánico reventaron
rechiflados de sed verano tus días
y los obreros queriendo trabajar
emborrachándose
bajo la chapa ardiente
cuando
la perra patronal
negra, colérica ladrante, amenazó:
-Castigos sin indemnización.

Tu pereza y la mía únicas privilegiadas
no obstante tácito acuerdo pactan
así destruir la fabricación occidental
desde entonces
tejiéndonos en horario descorrido
hasta el anochecer

Hasta que la sospecha se adueñó de vosotros
hasta que todas vuestras sospechas
confirmasteis
hasta que mi cansancio frente a vos y
la industria

en mitad
del capital problemas de las mermas
disparado a
tocar los senos de la pequeña Maruska.

Que además crecieron los celos
yo, sabiéndome tu cornudo inolvidable de una
vez
para siempre
no conforme
hasta escupirte el rostro
ante el congreso de partidarias zurcidoras.

En la sombra
lejos del industrial ruido
me arrodillo junto al lecho de la pequeña
Maruska
toco sus senos a punto de nacer
sentir
sentir
de la antigua pureza ese relámpago.

Y el que había desatado
la corrupción desorganizadora
creyó llegado ahora el colmo
quiso salvar mas ya era tarde e impotente
vio sin la antigua alegría
-saboteador arrepentido-
bajar, bajar el nivel
y el Costo
ir hacia lo Altísimo.

Leónidas Lamborghini
(Fragmento)


Parábola

La pasión del agua
y el aceite
por hacerse
                    uno
en la olla puesta al fuego.
             Las indecisiones
    de lo monstruoso (la ambigüedad)
    por querer ser;
esas imágenes cambiantes
y atrozmente bellas:
tal, un dios
          encarnándose.

Leónidas Lamborghini



Preparativos

Como el que
habita
esa última casa
en la frontera.

Como el que
habita esa casa
última.

Como el que
ultima los preparativos
para abandonarla.

Leónidas Lamborghini


Tres gags de la pared

1

Como el que
lee
en la pared:

YO SOY LA SEÑAL

Como el que
no es la Señal
y lee allí
que es la Señal.

2

Como el que
escribió en la pared
la palabra
¡AUXILIO!

Como el que
huyó
y dejó sola
a esa palabra
que grita

¡AUXILIO!

3

Como el que
dibujaba
un túnel
en el muro.

Como el que
dibujaba en el muro
un pequeño tren
que entraba
al túnel.

Como el que
subía al pequeño tren
y atravesaba
el muro.

Leónidas Lamborghini












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