38,
Para no
Dejar nada Que tus trenzas se lleven toda esta paz
Y que tus caderas dejen de bailar sobre mi pasado
Para no
Dejar nada
Acaba de una vez de verter los resultados de mis
desvaríos
Mórbidos como lana de pesadillas
Tus uñas han socavado mis estrellas
Y tu resplandor
Como un molinillo de lágrimas grises
Ha llegado ya hasta el fondo de mi garganta
Tu cigarra ha muerto
Tu voz sólo esparce las semillas del Otoño
De tu corazón brota la Noche
Llévate tus nubes y déjame con el muelle
precipicio de tus sienes apretadas sobre mi
soledad

Juan José Ceselli


Convoco al demonio

y rezo. Señales cabalísticas me orientan. Alguien avanza equívocamente pesado de infancia, apartado de la vida, los bordes del retorno en una herida blanca. Y arranco con un solo golpe de hacha toda la tristeza. Es que no existe ser humano que pueda gozar en la vigilia como en el sueno de los excelsos horrores del crimen y del incesto. 

Así pude poseerla hasta los más depravados confines de su belleza. Unidos en la culpa, ella me consolaba diciéndome que sólo era un hechizo mientras yo, acorralado, jadeante, listo para caer vencido me despertaba para no morir.

Juan José Ceselli



El viajero sintético

Cuando por la habitación se propaga el fuego de tu presencia
Los muebles quedan prisioneros
Y tus velos de novia
Hechos con las alas de las distancias
Flotan sobre tus pisadas de donde nacen los lagos el olvido
Y se leen las señales del destino
Tu mirada sostiene su gran dulzura
Porque tu presencia es ilusoria
Como una sombra arrodillada a mis pies

Juan José Ceselli


La araña desnuda

De las siete teorías sobre lo perfecto
La primera es la más difícil de sobrellevar:
Estrecharse las manos entre desconocidos
Sentir sin fatiga el itinerario de un muñeco que
reparte profecías
EI vaivén de las balanzas que se usan para
prometer y no cumplir 

Siempre habrá una tolerancia especial para estos
seres tiernamente pecadores
Por la forma elegante de jugar su última estrella
De escamotear los ceniceros
O hacer correr la sangre mientras beben
gentilmente una taza de té 

Condenados por sus equivocadas predicciones
Son los que deben esperar los días amables de fiesta
para arrancarse los dedos

Juan José Ceselli


"Para abreviar diré que a los 43 años cambié mi esquema de vida para convertirme en poeta."

Juan José Ceselli



"Pienso que se es surrealista del mismo modo que se nace poeta. O sea, se "nace" surrealista. En cuanto a mí, fui, sin saberlo, como lo dije antes, surrealista desde que tuve conciencia necesaria para pensar. Siempre me fascinaron desde muy niño las frases insólitas o las cosas raras o mágicas, como el carnaval, las flores, los pájaros, los fuegos de artificio. Quiero con estas palabras subrayar que el surrealismo no es una retórica que se aprende sino que constituye una posición natural del individuo frente a la vida. El surrealismo busca el lado maravilloso de la existencia. Busca alcanzar y nacer permanentemente en estado parecido, en cierta medida, al instante fugitivo que se experimenta entre el sueño y la vigilia, en que lo real y lo sobrenatural se confunden en una sola y misma cosa y todos los milagros parecen entonces posibles. Por esta razón el surrealismo no es una mística con la que solamente se busca practicar el arte por el arte o el arte "comprometido", en el sentido que hoy se estila definir esta frase, sino que es una mística que busca la unidad espiritual y material del hombre, es decir, que sus vísceras participen de lo prodigioso tanto como su espíritu. Por eso el surrealismo cree en la poesía. Porque es en la poesía en donde ambas cosas se dan con más facilidad y ampliamente. Por eso, para el surrealista, la poesía no es solamente la búsqueda de una belleza pura, ideal, no, sino la expresión del hombre total, de su esencia, de todo lo que tiene de lógico y contradictorio, de todo lo que tiene de conocido y desconocido, sea malo o bueno, feo o hermoso. Es la unión de lo cotidiano y contingente con lo maravilloso, la realidad con el arcano. Por lo cual me parece oportuno citar aquí la sentencia con que inicio mi libro Violín María: "El milagro es la forma de hacer visible el mundo invisible, del que está hecho el mundo visible". Esto explica por qué el surrealismo no es una retórica sino una actitud frente a la vida, y por qué son surrealistas, aunque no escriban versos, todos aquellos que hacen de su existencia una aventura apasionante y milagrosa. Esto quiere decir que el surrealismo siempre existió, y lo que hicieron André Breton y sus compañeros fue codificar estos principios, poniendo al servicio de dicho fin sus vidas y su entusiasmo. Muchos de ellos cayeron inmolados durante el camino. En consecuencia me permito citar aquí, como homenaje, algunos nombres: René Crevel, Antonin Artaud, Robert Desnos, André Frederique, René Daumal. Todos estos poetas murieron trágicamente. Es una aclaración que hago para que se tenga una idea del grado de exaltación y sufrimiento que todos ellos padecieron. Aquel que sabe renunciar a los bienes sensuales, a la seguridad, al confort, para quemarse como una antorcha viva en la prodigiosa aventura de lo desconocido o en la auténtica creación, ésos fueron y seguirán siendo surrealistas "avant la letrre", Swift o el propio Cervantes en su vida y su obra."

Juan José Ceselli



"Todo arte auténtico es en sí surrealista. Los escritores, en general, sienten pánico para lanzarse en el laberinto de la ilogicidad, el caos surrealista. ¿Quiere sin embargo nada más lógico que el Ulises de Joyce? Ni nada más surrealista que el comportamiento de Ulises en la obra de Homero. No obstante se empecinan en escribir obras saturadas de supuesta logicidad cronológica. Y es allí cuando todo suena falso. Como en esas novelas de principios del siglo que hoy nos parecen tan ingenuas, pongamos por ejemplo Marianela de Benito Peréz Galdós o de la Condesa de Pardo Bazán y tantos otros. Por incongruentes, el academicismo se desplomó de manera tan melancólica y total. Los grandes artistas de todas las épocas jamás temieron lo inexplicable y crearon sus obras plagadas de elementos y efectos surrealistas, como los pintores: el Caravaggio, Velázquez, el Greco, y detengámonos aquí. Si queremos leer la más surrealista de las obras, como es fácil comprobarlo hoy, inclusive por la influencia que ejerció y por lo que los hombres hicieron en su nombre, es la Biblia, junto con todos los relatos religiosos de las distintas creencias. ¿Quiere escenas más surrealistas que las del Quijote, o las que relata el Dante y la misma Íliada así como toda la pintura desde el arte rupestre hasta nuestros días, con genios surrealistas como el de Leonardo, Miguel Angel con su Mosés, el Perseo de Cellini y tantos otros? El gran aporte de los surrealistas modernos fue localizar ese elemento mágico que se encuentra en toda obra de arte, que a la vez que mágico es revulsivo, y codificarlo y llevarlo hasta sus máximas consecuencias, que a veces llegaron a la incoherencia total, rayana en la locura, como por ejemplo La Inmaculada Concepción que juntos escribieron Breton y Eluard."

Juan José Ceselli



"Trato de desarticular lo temporal y manejarlo, por lo menos con la imaginación, libremente, trastocando momentos, lugares, estaciones, trayendo o llevando las horas de un lado para otro, donde cada escena asumida, o por asumir, puede proyectarse o vivirse como se desee."

Juan José Ceselli




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