Ahora nos encontramos para hablar
Estás lejos hermana. Pero seguís buscando dónde ir.
Los padres se preocupan por los hijos
que no encuentran el rumbo.
Se escucha entrecortado o vos directamente no
me oís. Como un verso escandido en música rarísima
yo trato de enlazarte en algún lado
pero a vos no te suelta la duda de probar.
Me hablás de unos terrenos, de casas de salud
allá en la serranía  de tus ganas
de por fin afincarte. Me decís:
no hay ningún devenir; las cosas cuestan.
Esta tarde de Marzo sin embargo
mientras tomamos mate a la distancia
la cresta de unas hojas se ilumina con el
último sol y la forma de hacerlo
de dudar y mirarnos se convierte
en un suelo tembloroso y fluctuante
dónde el surco que arás es algo nunca visto
en el campo de todo lo demás

Mario Nosotti



"Escribir es mi manera de hacer, de concretar algo. Un hacer que como todo hacer es una forma de estar. Es una de las tantas, pero una que se imbrica como una especie de malla que tensa y da estructura a todo lo demás.  Hay en el que escribe una necesidad de volver a dar lo dado, de no poder ser protagonista sino a través de ese repliegue que se da a través de la escritura. Es una insuficiencia –o un poder- que lo instiga a echar mano de la letra para restituirle una estructura, más aprehensible y densa, si se quiere, de lo real."

Mario Nosotti




"Me parece que el poema necesita el blanco del silencio para desplegar su propia música."

Mario Nosotti


"Muchas veces me apresto a escribir teniendo en la cabeza un tono, la musiquita de algún poeta que captó mi atención – algo un poco molesto, por otro lado- ; en ese sentido quizás haya incluido ahí un hipotético lector. Pero a la hora de escribir la letra siempre te traiciona, te salva, porque  aunque creas que estás escribiendo bajo determinado horizonte, si hay escritura, ese horizonte siempre te desmiente. A veces uno tarda mucho tiempo en leer lo que ha escrito. Por otro lado, no creo que la poesía sea cuestión de hacerse entender sino de hacer llegar, de despertar algo en otro, aunque sea en un mínimo de gente, una sola persona."

Mario Nosotti


Sur

Ahora lo llamo. Pero no viene.
Lo enterré en el jardín
Le puse encima un canto                                
Rodado de los grandes
Como esos que dividen
En dos una corriente
Como si por las dudas
Me pidiera salir
                                                                                 
La tierra se levanta
Cuando bajan los ríos

Pasados cinco meses
El alma que se infla
No quiere envejecer

Abre grietas profundas
El agua las penetra
Cuando el viudo las riega

Entre bichos y plantas
La tarde va escurriendo                      

El jardín en verano                            
Sabe lo que recibe:                            
Por donde el agua entra
Algo pudo salir

Mario Nosotti



Todo lo que bajaba en la palabra Adán

Todo lo que bajaba en la palabra Adán me pertenece
como el primer paseo de hombre por un bosque
en la primera noche de verano. Mira el cielo estrellado,
el vidrio roto, piensa, cómo se fue mezclando uno en todo.

Me tomo el té, callado, primera vez que alguno toma
té. Unas nubes deshechas avanzan diligentes,
se enganchan en las ramas, los techos puntiagudos,
llenando de humedades transparentes, este símil edén.

Las copas de los árboles se alzan, como queriendo abrirse
a luces adivinas. Las casas, su luz atravesando las hojas
de las ramas, cada una es la forma que desciende
de la palabra Adán.

Cuando la oscuridad me apaña por lo bajo
el cielo se descubre: una explosión de esquirlas
que titilan heladas. Me veo en las sandalias
que siguen sin orgullo por la calle de arena.
Son las pisadas viejas de algo nuevo.
Acaban de salir a la existencia por el mismo agujero
donde sale todo. Todavía no hay bosque,
pueblo costero, nada, siquiera parecido a un pedestal.

Mario Nosotti












Mario Nosotti

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