Antes de que oscurezca el cielo

Puestas de sol, tormentas incipientes, los retablos
de la melancolía; quizá estos sean
los acontecimientos de los sábados noche
a los que llevar a tu chica. Al menos entonces
tal vez surjan momentos de belleza fugaz
antes de que oscurezca el cielo,
cuando las expectativas de ser feliz
estén a duras penas presentes
y sea, por lo tanto, algo dentro de lo posible.

Cada vez más vas aprendiendo a vivir
con lo inaceptable.
Sientes al siempre oculto Dios
retirándose aún más lejos,
aterrorizado o avergonzado.
Bien podrías ser un payaso,
ropa grande y ridícula, ningún indicio de deseo.
Así es como te sientes, digamos, un martes.
Después, desde el naufragio de lo cotidiano
recibes una invitación
con tu nombre. O, más probablemente,
esa chica tuya te ofrece,
una vez más,
un pequeño gesto local de amabilidad.

Abres las ventanas al aire saludable
que entra soplando quién sabe de dónde,
y que dando una bocanada inhalas profundamente
como si estuvieras bajo sentencia de muerte. Lo estás.
Te has pasado la vida, parece, recurriéndola.
Sudores nocturnos e inútiles estratagemas. Indultos.

Stephen Dunn


Desde distintas alturas

Aquella vez en que me creí enamorado
y lo afirmé con calma
no fue muy diferente de aquella vez
en que estuve realmente enamorado
y dormí mal y hablé en voz alta
con la pared
y descubrí el genio oculto
de mis manos.
Y las veces en que me sentí menos enamorado,
menos que otra persona,
no fueron, la verdad, tampoco
tan diferentes.
Cada idilio fue ridículo a su manera
y todos fueron dulces, sí,
a veces incluso lo falso es dulce.
Estoy asombrado
por los distintos besos de los que somos capaces.
Cada uno se precipita
desde distintas alturas, como dicta la ley.
Y el enorme moretón
que produjo la caída más larga se volvió blanca
después de unos años.
Eso fue lo que más me asombró.

Stephen Dunn



“Estoy en el negocio de la verdad, lo que los poetas intentan hacer no son grandes cambios, sino pequeñas correcciones.”

Stephen Dunn


La escalera

El arquitecto quiso construir una escalera
y suspenderla con cables de plata, casi invisibles,
en una habitación con el techo muy alto,
una escalera que no pudieras subir o bajar
sino en tus sueños. Pero primero
— porque las cosas locas son difíciles de ver
si lo que las rodea es igual de bárbaro —
se aseguró de que la casa que la alojaba
fuera práctica, construida columna por columna,
viga por viga, sin adorno alguno.
La escalera sería una invitación para quien quisiera,
y dependiendo de su reacción él sabría
si serían amigos.
La casa sería de él, pero la escalera quedaría
sin propietario alguno ni tendría
la mínima inclinación a cualquier teología,
decepcionante para quien
quisiera hacer política.
Por supuesto que el arquitecto sabía
que al paso del tiempo tendría que construir
otras según el deseo de otros,
sabía que vivir en este mundo es negociar
unas cuantas horas industriosas
por una hora de belleza.
Así cada noche al volver a casa
se podría imaginar, al cruzar la puerta,
a su escalera hacia ninguna parte, no a la venta,
y quizás algunos de ustedes a quienes
nada acerca de esto necesita ser explicado, esperarían
el vino decantándose, a que se desplegara la noche.

Stephen Dunn


Poema para gente que razonablemente está demasiado ocupada para leer poesía

Relájate, no tardaré mucho 
o si tardo o si los versos te dan sueño
o te aburren
Échate a dormir y enciende la tele,
reparte las cartas 
este poema ha sido construido 
para aguantar todo eso, 
sus sentimientos no pueden ser heridos 
existen en algún lugar del poeta 
y yo estoy lejos 
tómalo cuando quieras 
empiézalo a la mitad si deseas 
es tan accesible como el melodrama 
y puede ofrecerte violencia 
si es violencia lo que quieres 
mira, hay un hombre en una acera 
la forma en que tiembla su pierna 
nunca volverá a ser el mismo 
este es tu poema 
y sé que estás ocupado 
en la oficina
o los niños te han puesto de los nervios.
Quizá es sexo lo que siempre has querido 
Bueno, se acuestan juntos 
como las chaquetas desabrochadas de la fiesta desplomadas en la cama 
esperando que las muevan brazos borrachos 
creo que no quieres que siga 
cada cual tiene sus expectativas 
pero este es un poema para toda la familia 
ahora mismo Budweiser cae desde una cascada 
los desodorantes sisean en sobacos 
de gente que se te parece 
y los dos amantes se están vistiendo 
diciendo adiós 
no sé con qué música puede improvisar este poema 
pero claramente la requiere 
porque es aparente que no volverán a verse 
y necesitamos música para esto 
porque nunca hubo música cuando él o ella 
te dejaron en una esquina.
Verás, quiero que este poema sea más bueno que la vida quiero que lo mires cuando la ansiedad 
serpentee en tu estómago 
y no queden más tranquilizantes 
y requieras que alguien te diga 
estaré ahí cuando me necesites 
como el sonido en una caracola 
este poema te está diciendo eso 
pero no ofrezcas nada por este poema
no espera mucho 
nunca dirá más de lo que escuchar puede explicar 
sólo guárdalo en tu maletín o en tu casa 
y si a estas alturas no te has dormido 
o aburrido demasiado 
este poema quiere que te rías 
ríete, de ti, de este poema, de toda la poesía 
vamos, bien 
y esto es lo que la poesía puede hacer
imagina que eres una oruga 
hay un horrible encogimiento 
y de pronto eres bella 
durante el resto de tu vida...

Stephen Dunn



"Quiero que mis estructuras sean habitables, con puertas que abran hacia espacios que intriguen. Quiero que arrojen luz sobre lo que está ahí pero no se ve fácilmente. Para un poeta, olvidar que una de sus tareas consiste en explorar qué se siente estar vivo en un lugar y en un tiempo particulares, es equivalente a que un arquitecto olvide que las casas son para vivir en ellas. La forma tiene una integridad curiosa; desea servir. Solamente algunas veces quiere ser solo ella misma."

Stephen Dunn












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